El D¨ªa Mundial del Teatro

Se ha celebrado esta semana en el mundo entero, una vez m¨¢s, el D¨ªa del Teatro. Desde los escenarios se ha le¨ªdo un mensaje y se han ofrecido muchas localidades a mitad de precio y bastantes representaciones gratuias. La magra econom¨ªa de, los tinglados esc¨¦nicos no da para m¨¢s. El idealismo y el mercantilismo, que se yuxtaponen y combaten en el oficio teatralcoinciden en la defensa de esas parcelas ciudadanas -los teatros- en que los hombres se unen en unas angustias y unas esperanzas reveladas por la imaginaci¨®n que trata de expresar nuestra identidad.Paralelamente, han concluido dos notables cielos: el de la secci¨®n espa?ola del Instituto Internacional del Teatro, en los salones del C¨ªrculo de Bellas Artes, y el del Instituto Alem¨¢n, centrado en un an¨¢lisis cr¨ªtico de nuestra dramaturgia de los ¨²ltimos cuarenta a?os. Dos ciclos coincidiendo en el an¨¢lisis del hecho teatral parece un buen resultado. Y lo es. Pero sucede que hace falta mucho m¨¢s. La evidente toma de conciencia de las nuevas generaciones frente a las responsabilidades del teatro, su exigencia de compromiso y, sobre todo, su afecci¨®n por la expresi¨®n dram¨¢tica, merecen una atenci¨®n que no puede limitarse al D¨ªa del Teatro. Por fortuna, la inquietud universitaria se hace muy patente en el trabajo de la c¨¢tedra.