La educaci¨®n, los costos sociales de la revoluci¨®n
En este pa¨ªs donde, en 1958 30.000 personas viv¨ªan del juego y 40.000 de la prostituci¨®n, se ha erradicado el paro. (Si bien es cierto que la burocracia ocupa a muchos ciudadanos y que es una burocracia, desde el punto de vista occidental excesiva). Y ha erradicado, ya desde 1961, ?A?o de la educaci¨®n y de Playa Gir¨®n?, el analfabetismo. Ciertamente en educaci¨®n, Cuba ha dado un salto prodigioso. Forzosamente habr¨¢ que referirse otra vez al antes y despu¨¦s de la revoluci¨®n. Antes, hab¨ªa un mill¨®n de analfabetos absolutos. Hoy, no hay. Antes, hab¨ªa un mill¨®n de semianalfabetos, y hab¨ªa 600.000 ni?os sin escuela; hoy, no existe el analfabetismo y todo ni?o cubano tiene un lugar para estudiar y para formarse. En 1958 el presupuesto para la educaci¨®n era de 76,4 millones. Hoy es de casi novecientos. El total de alumnos matriculados era de 800.000. Hoy es de tres millones y medio. Educaci¨®n superior para trabajadores se impart¨ªa a 15.000. Hoy, a 83.000. No hab¨ªa educaci¨®n para adultos. Hoy, medio mill¨®n de personas mayores acuden a las clases.En La Historia me absolver¨¢, Fidel Castro se?ala la cr¨ªtica situaci¨®n de opresi¨®n y miseria que sufr¨ªa el pueblo. Dice en 1953: ?Nuestro sistema se ense?anza se complementa con todo lo anterior?. En un campo donde el guajiro no es due?o de la tierra ?para qu¨¦ se quieren escuelas agr¨ªcolas? En una ciudad donde no hay industrias, ?para qu¨¦ se quieren escuelas t¨¦cnicas e industriales? Todo est¨¢ dentro de la misma l¨®gica absurda: no hay ni una cosa ni la otra. En cualquier peque?o pa¨ªs de Europa existen m¨¢s de doscientas escuelas t¨¦cnicas y de artes industriales; en Cuba, no pasan de seis y los muchachos salen con sus t¨ªtulos sin saber d¨®nde emplearse. A las escuelitas p¨²blicas del campo, asisten descalzos, semidesnudos y desnutridos menos de la mitad de los ni?os de edad escolar, y muchas veces es el maestro quien tiene que adquirir con su propio sueldo el material necesario. ?Es as¨ª como puede hacerse una patria grande.?
La educaci¨®n ha sido uno de los primeros frentes de la revoluci¨®n. Conscientes de ello, los componentes del Gobierno se lanzaron a programas integrales. Y como ellos mismos definen ?el criterio b¨¢sico de la pol¨ªtica educacional del Partido tiene como fin formar las nuevas generaciones y a todo el pueblo en la concepci¨®n cient¨ªfica del mundo, es decir, la del materialismo dial¨¦ctico e hist¨®rico. Y el criterio b¨¢sico de esta pol¨ªtica consiste en hacer corresponder con el socialismo y los ideales que el mismo expresa?. Como principio funda mental se?alan ?poner en el centro de la educaci¨®n la formaci¨®n de una actitud comunista ante el trabajo, la propiedad social, el estudio y la sociedad, y educar a los ciudadanos en las tradiciones revolucionarias, laborales y culturales de nuestro pueblo, formarlos en un elevado sentido del internacionalismo proletario y de patriotismo socialista?. Entre otras cosas, y al enumerar los objetivos, se?alan ?acendrar sus sentimientos -los de los ciudadanos- de amistad con los pa¨ªses hermanos de la comunidad socialista, y particu larmente con la Uni¨®n Sovi¨¦tica?. El Partido controla esa formaci¨®n y en especial la que se refiere a la pol¨ªtica ideol¨®gica. No es extra?o, pues, en Cuba, hoy, encender la radio y o¨ªr clases de ruso. No es extra?o que los chavales de una escuela tengan el grito aprendido ??Seremos como el Che!?. No es extra?o tampoco que esta generaci¨®n cubana haya nacido bajo la presi¨®n ideol¨®gica que le dicta la radio, la prensa del partido y los inmensos carteles que en vez de anunciar productos de consumo, te gritan en letras grandes: ?Por una actitud comunista en la construcci¨®n del socialismo?, ?Fortalecer el partido es fortalecer la revoluci¨®n?, ?Los hombres mueren, el partido es inmortal?, y cientos y cientos de consignas m¨¢s. No es extra?o que en alguna ocasi¨®n, un programa infantil de la televisi¨®n establezca el juego de ?matar imperialistas? consistente en un pim, pam, pum que derriba mu?ecos con gorro americano.
Con una mentalidad no comunista esto es dif¨ªcil de entender. Con una mentalidad pluralista la situaci¨®n puede ser insoportable.
La educaci¨®n se realiza, eso si, en todos los frentes, porque se pretende una formaci¨®n integral de la persona. Se educa a la vez en el campo intelectual, cientifico-t¨¦cnico, pol¨ªtico-ideol¨®gico, f¨ªsico, moral, est¨¦tico, polit¨¦cnico, laboral y patri¨®tico-militar. Un amplio espectro, desde luego, en que se ha formado la Cuba de hoy. Cuba es un pa¨ªs eminentemente joven la mayor¨ªa de la poblaci¨®n, pues, se ha educado en el sistema revolucionario. Sin m¨¢s opci¨®n. Y est¨¢n contentos de ello.
El precio
Cuba es, pues, ahora, en 1977, una realidad consolidada, y, especialmente, una, promesa. Se comenta aqu¨ª que la Uni¨®n Sovi¨¦ tica facilita un presupuesto a fondo perdido de dos millones y medio de d¨®lares diarios. El fondo perdido (econ¨®micamente) es considerado por los occidentales no comunistas como una buena inversi¨®n ideol¨®gica: la construcci¨®n.de un escaparate en el que pueda mirarse Am¨¦rica Latina y Africa (por el momento).
El precio para la consecuci¨®n de todo lo hecho -que es mucho y debe reconocerse- ha sido, como dec¨ªamos ayer, por un lado, un largo y caro exilio. La salida inicial de cubanos fue amplia. Muchos comerciantes tuvieron que abandonar todas sus posesiones. Muchos hombres cualificados, tambi¨¦n. Y, en general, todos aquellos que se vieron privados de lo suyo, o que no soportaron la idea de ver Cuba convertida en un pa¨ªs comunista. Y por otro, hay que unir, porque es justo, el n¨²mero de cubanos que esperan a¨²n la salida. No se puede calcular. Hay quien habla de 500.000. No se sabe; pero hay muchos cubanos que est¨¢n en esa lista de espera interminable. Interminable, la lista; interminable, la es era. Otro punto que al occidental y pluralista le parece un precio caro es el de las libertades. ?Son libertades formales?, dicen. Pero lo cierto es que p¨²blicamente no hay m¨¢s que una opini¨®n, una informaci¨®n, una idea. La discusi¨®n sobre la libertad y las libertades se convierte aqu¨ª en una filosof¨ªa sin final. ?Qu¨¦ se entiende por libertad? ?Es libertad el asedio publicitario del consumo? ?Es libertad la dependencia econ¨®mica y la tirania del dinero? Pero uno siente que est¨¢ aislado. Conocimos aqu¨ª la noticia del tremendo accidente a¨¦reo de Tenerife. El mayor de la historia de la aviaci¨®n. Pues bien: apenas unas l¨ªneas en la prensa. Apenas cuarenta segundos en la televisi¨®n. La prensa destaca las brigadas millonarias de la zafra, y las noticias internacionales de los pa¨ªses socialistas. La radio anunci¨® una ma?ana: ?Contin¨²a la lucha proletaria en todo el mundo. En Orense, la huelga de la construcci¨®n...? Nosotros, los veinte periodistas espa?oles que recorrimos la isla de la mano de Cubatur (no es figura literaria), hubi¨¦ramos pagado -imbuidos de nuestra idea consumista- cientos de pesetas por un peri¨®dico.
Tambi¨¦n para nosotros, quiz¨¢ nuestra mentalidad nos lo hace ver as¨ª, el control de las personas es excesivo. Es comprensible el temor a la CIA, desde luego, pero da la sensaci¨®n de que un cubano no se atreve a hablar delante de otro cubano. El control est¨¢ establecido a trav¨¦s de los llamados Comit¨¦s de Defensa de la Revoluci¨®n (CDR), que existen en cada cuadra. Estos comit¨¦s de cederistas -?Cada cederista, un cederista destacado?, dice la pancarta- tienen como misi¨®n actuar a modo de junta de vecinos. Por un lado, ellos organizan las guardias y las vigilancias de las cuadras, y por otro vigilan de alguna forma la situaci¨®n vital de los vecinos. Si vive por encima de sus posibilidades, si recibe visitas extranjeras o paquetes extra?os.
Sin embargo, conviene decir que fuera de La Habana, toda esta presi¨®n se nota menos. Hay alegr¨ªa, sana alegria; como si ellos comprendieran perfectamente esta situaci¨®n, participaran de ella, y, adem¨¢s, la quisieran.
En conclusi¨®n, y al margen de an¨¦cdotas, es cierto que Cuba ha vivido y vive un proceso muy interesante. Que ha cambiado el dominio americano (qua hac¨ªa vivir muy bien a unos pocos, en contra de unos muchos) por el dominio comunista (que hace vivir a unos muchos en contra de unos pocos). Para la mentalidad nuestra, todo es justificable, todo tiene su porqu¨¦. Pero, es un totalitarismo. En las c¨¢rceles hay presos pol¨ªticos -cuyo n¨²mero nadie dice-, y el Partido domina todo. Ser del Partido es un privilegio que s¨®lo alcanzan los m¨¢s destacados. Es el partido, en singular, sin m¨¢s opciones. Tambi¨¦n hay que se?alar la reciente creaci¨®n de los ¨®rganos populares, como posibilidad de establecer un control sobre los ¨®rganos de gobierno, de forma que la democracia -no pluralista, desde luego- se aplique en toda su extensi¨®n. Quiz¨¢ esto evite la formaci¨®n de esa nueva clase que defini¨® Milovan Djilas.
Y miemtras tanto, Cuba empieza a vivir su desarrollo. Del cultivo del az¨²car, poco rentable para los hombres que ocupa, han pasado a diversificarse. Los c¨ªtricos empiezan ya a ocupar buena extensi¨®n.
Y el turismo
Y conf¨ªan en el turismo. As¨ª -tur¨ªsticamente- se plante¨® nuestro viaje. Cuba ofrece rnuchas posibilidades tur¨ªsticas ¨²nicas. Por ejemplo, la pesca submarina. Bucear en las limpias aguas del Caribe es casi tocar el para¨ªso con las manos. El proceso de construcci¨®n de hoteles va a buen ritmo. Los atractivos de mar y de paisaje son incre¨ªbles. El clima, soberbio. Canad¨¢ e Italia son pa¨ªses asiduos a la isla. Ya partir de ahora. Espa?a. Este a?o esperan recibir a 80.000 turistas que, aunque no se desprecia al turisnio individual, ser¨¢n recibidos en grupo y conducidos en grupo. Vivir en Cuba es una experiencia interesante. Porque es, como reza en la ciudad de Santiago, "rebelde ayer, hospitalaria hoy, heroica siempre?.
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