Edgar, diez a?os de su muerte

Ayer hizo diez a?os de la muerte de Edgar. El fant¨¢stico y vital¨ªsimo Edgar Neville, a la vez generoso y ego¨ªsta, a la vez entra?able y desde?oso, culto y tierno, rico y bohemio, diplom¨¢tico y pintor, humorista y poeta, autor dram¨¢tico y autor cinematogr¨¢fico, Edgar para todos, se fue a los 68 a?os, en plena primavera, como dijo Mingote, ?para que los amigos no estuvieran inc¨®modos en el entierro?.Este es un pa¨ªs olvidadizo y cruel, pero sus amigos recuerdan a Edgar, cuya humanidad es dif¨ªcilmente olvidable. Y as¨ª cuando Conchita, o Tono, o L¨®pez Rubio, o Mingote recuerdan a Edgar, lo que reviven, ante todo, es al hombre Neville, epic¨²reo a primera vista, sentimental despu¨¦s, profeta, incluso, a ratos. Escritor claro, elegante, de gran precisi¨®n e incisiones profundas, Neville dej¨® al teatro un texto famos¨ªsimo, El baile, que resum¨ªa admirablemente sus estimaciones; el humor, la poes¨ªa, la templanza dram¨¢tica, la farsa espont¨¢nea, la comunicatividad y el coloquialismo brillante. Unos valores que tambi¨¦n estuvieron en su personal¨ªsimo cine: en La vida en un hilo, o en El ¨²ltimo caballo.

Su obra no es corta aunque, como todos sus amigos, padeci¨® la curiosa acusaci¨®n de perezoso. Edgar o el anti¨¦nfasis. Edgar o la amistad. Diez a?os ya. Parecen muchos. Pero la memoria, curiosamente, se aferra al dibujado recuerdo de Edgar. Se nos fue. Pero no se nos emborron¨®.