El testaferro
En su filme The front (El testaferro), Martin Ritt vuelve por sus fueros de realizador pol¨¦mico y pol¨ªtico, si bien, en este caso, en tono menor. Y no lo es por el tema en s¨ª: la caza de brujas entre los artistas e intelectuales americanos en los a?os que siguieron al final de la guerra, sino por la forma de plantearlo, a medias entre el humor y el drama, sin llegar a conseguir una unidad concreta.Woody Allen encarna a un pobre tipo que establece un pacto con cierto amigo a quien su pasado filocomunista impide trabajar en la televisi¨®n. El firmar¨¢ sus guiones a cambio de un jugoso tanto por ciento. Los guiones, sin embargo, son un ¨¦xito y la productora pide m¨¢s. Su fama crece y la demanda con ella, reuniendo para su trabajo a otros guionistas en circunstancias parecidas a las de su amigo.
Mas los acontecimientos se precipitan y el amor tambi¨¦n, hasta llevar a su vez, al fingido escritor, ante el Comit¨¦ de Actividades Antiamericanas. Hasta entonces se hab¨ªa resistido a tomar partido, a arriesgar su reci¨¦n adquirido bienestar, pero ahora ante el amor y ante los hecho consumados, se niega a dar los nombres que le solicitan y acabar¨¢ dando con sus huesos en la c¨¢rcel.
Parece como si Ritt, condicionado por su protagonista, no s hubiera decidido por una clave precisa en la que contar el, relato. A ello influye de modo principal el trabajo de Zero Mostel, siempre demasiado cercano a la farsa.
Alg¨²n que otro momento de aut¨¦ntica emoci¨®n, la ambientaci¨®n perfecta, el resumen documental de aquellos a?os con que se inicia el filme y un cuadro impecable de int¨¦rpretes secundarios, no consiguiendo, sin embargo, la atenci¨®n que requer¨ªa esta historia de la persecuci¨®n de los comunistas en Am¨¦rica, estrenada precisamente en Valladolid, a pocos pasos del polideportivo donde Santiago Carrillo interven¨ªa por vez primera en p¨²blico, como secretario general de su partido.
El juez y el asesino, de Bernand Tavernier, reciente conocido en nuestras pantallas a trav¨¦s de su filme La fiesta sigue, donde nos daba una visi¨®n particular, rica y c¨¢lida de la sociedad francesa anterior a la revoluci¨®n, nos llega ahora El juez y el asesino, uno de sus t¨ªtulos m¨¢s interesantes, no s¨®lo por su impecable realizaci¨®n, sino por el problema que plantea, a la vez moral y pol¨ªtico.
Cr¨ªtico desde sus a?os j¨®venes, con la escuela de su buen conocimiento del cine americano, se revel¨® en realidad, a pesar de sus trabajos anteriores, con El reloj de Saint Paul, adaptaci¨®n de una novela de Simenon, en la que profundizaba m¨¢s all¨¢ de los puros esquemas policiales. Este filme de ahora, como el t¨ªtulo indica, es una indagaci¨®n ¨¦tica y social en torno a dos personales principales, dependiente uno del otro. Uno representa al hombre libre frente a la sociedad, anarquista, asesino, suicida frustrado, convertido tras su estancia en el hospital en una especie de loco peregrino en su patria, que acusa a la sociedad de sus cr¨ªmenes y sus males. El otro, la ley de la burgues¨ªa en el poder, al tiempo que un hombre pendiente de la ocasi¨®n de progresar en la escala social y profesional en la que intenta medrar empujado por la madre. El peregrino singular, viaja, mata, escribe cartas de amor imaginarias a su primera v¨ªctima.
Es el suyo un viaje alucinado entre crisis de amor y fe.
Que Tavernier es un realizador inteligente se demuestra en c¨®mo por encima de cualquier procedimiento habitual que le hubiera llevado a un filme de tesis, ha preferido trazar de mano maestra dos caracteres que a ratos enfrentados y a ratos unidos, viven y animan el relato desafi¨¢ndose y complement¨¢ndose de modo admirable. Con la aventura de ambos, la del comienzo de los movimientos sindicales, el anticlericalismo, los atentados terroristas, la toma de posici¨®n de la Iglesia ante los nuevos tiempos y los conflictos sociales de toda ¨ªndole.
Todo ello realizado con riqueza de medios, con una espl¨¦ndida fotograf¨ªa y un reparto impecable en el que destacan Phillippe Noirte, espl¨¦ndido, y Michel Galabru, malicioso e ingenuo, violento y sanguinario.
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