Subdesarrollo musical: ?fatalidad o desidia?
Somos un pa¨ªs reconocidamente subdesarrollado. Y lo que es peor, parece existir una confabulaci¨®n, que cual Hidra de m¨²ltiples cabezas, no permitiera al espa?olito medio salir de la hortericie musical en que se encuentra inmerso.Las casas discogr¨¢ficas, como por ensalmo, parecen haber descubierto la alta rentabilidad de la protesta y toda empresa que se precie dispone de alg¨²n cantautor en su cuadra musical. No es que el susodicho cantautor de turno deba poseer alg¨²n tipo de calidad musical, no. Si ello ocurre, ser¨¢ saludado como una ben¨¦fica casualidad, nunca perseguida. Teniendo por delante el indiscutible ¨¦xito de un Raimon, lo que se busca es credibilidad, para, r¨¢pidamente, lanzarse a la construcci¨®n de mitos.
No importa que unas canciones sean iguales a otras, que las melod¨ªas se repitan, que los mejor dotados musicalmente sean muchas veces los menos conocidos. Las casas, con una comprensi¨®n bastante escasa de su propio negocio, calculan audazmente que lo que hoy se vende se vender¨¢ ma?ana y, lo que es peor, por las mismas razones. Si un cantante popular conf¨ªa ¨²nicamente en su capacidad art¨ªstica, malo. Aconsejar¨ªa a todos cuantos se encuentran en este caso, la confecci¨®n apresurada de su propio martirologio; tal vez as¨ª convenzan a los cazatalentos de la industria discogr¨¢fica de su val¨ªa y alta comercialidad.
Los Rockers
Por otra parte, alguien decidi¨® hace tiempo que los grupos de rock espa?oles nunca podr¨ªan resultar rentables (a estas alturas resulta obvio que la industria no suele preocuparse en exceso por inquietudes m¨¢s o menos est¨¦ticas y culturales). Si los grupos ingleses y americanos (incluso alguno alem¨¢n) venden lo suyo y lo ajeno en nuestro pa¨ªs, la raz¨®n no puede ser otra que una especial predisposici¨®n o estigma que empuja a los anglosajones hacia el ¨¦xito mercantil.Sin af¨¢n de molestar, y en plan de pura nostalgia, me agradar¨ªa, sin embargo, recordar que tres grupos espa?oles (por lo menos) vendieron en su momento y haciendo rock, m¨¢s de lo que actualmente lo hacen muchos aspirantes a ¨ªdolos de la juventud quincea?era (como si dicha juventud no tuviera m¨¢s misi¨®n ni capacidad qu¨¦ el babear alrededor de un chico guapo). Estoy.. hablando ?c¨®mo no!, de los Canarios, los Pop Tops y los Bravos. Todos ellos, grupos producidos por la misma persona: Alain Milhaud, tal vez el ¨²nico personaje de la industria espa?ola que ha sabido hacer algo m¨¢s que procurar copiar mim¨¦ticamente aquellos tipos de m¨²sica que en un momento dado tienen ¨¦xito, m¨¢s por casualidad que por cualquier otra raz¨®n oculta (Las Grecas, Desmadre 75, Los Chorbos, Manolo, Da Rosa, etc¨¦tera).
Un poco m¨¢s cerca, nos pillan los ejemplos de Iceberg (producidos por el mismo Milhaud, ?mire usted que curioso!) y de Sisa, Orchestra Mirasol o Companyia El¨¦ctrica, bajo el sello catal¨¢n y medio underground, Zeleste. Aqu¨ª, en Madrid, tambi¨¦n se intenta hacer algo por parte de Gong (subdivisi¨®n ?progre? de Movieplay), aunque sus esfuerzos chocan con la inercia de muchos a?os consumiendo extranjero.
Como se comprender¨¢, dos compa?¨ªas no dan abasto para crear un movimiento de opini¨®n, (mejor dicho para capitalizarlo, en su doble acepci¨®n de meter y sacar dinero). As¨ª no vamos a ning¨²n lado y el rock celtib¨¦rico continuar¨¢ sufriendo de una in tensa inanici¨®n mientras nuestras divisas vuelan jubilosas hacia brumas norte?as.
Alguien dir¨¢ que un disco cuesta en Espa?a tanto como en cualquier otro pa¨ªs, pero qu¨¦ las expectativas de beneficio son mucho menores. Aparte de que dicho argumento se cae por su base desde el momento y hora en que, se producen constantemente engendros que no venden nada a pesar de su pretendida comercialidad, (l¨¦ase mal gusto, sin m¨¢s), se me ocurren m¨²ltiples factores que explican la miseria de la m¨²sica progresiva en Espa?a. El primero de ellos es la inexistencia en nuestro Estado de verdaderos managers, que creen unos circuitos de actuaciones donde puedan promocionarse grupos o cantantes. Este papel podr¨ªan cubrirlo provisonialmente las mismas compa?¨ªas discogr¨¢ficas.
Tirando por bajo, un LP produce a la compa?¨ªa unas 45-70 pesetas de beneficio. Sabiendo que una producci¨®n de este tipo ronda las 500.000, concluiremos que hacen falta de 7.000 a 11.000 copias vendidas para que la operaci¨®n resulte positiva. Si las compa?¨ªas de turno se propusieran fomentar un ambiente propicio a la creaci¨®n realizada por y para las gentes de nuestro Estado, las cifras de las que antes hablaba no son ni mucho menos imposibles de alcanzar. Santana o Lluis Llach, por un lado, y Gaby, Fof¨® y Miliki (en vida de Fof¨®), por otro, han vendido m¨¢s de 100.000 LP's. Miguel R¨ªos hizo lo propio, s¨®lo que en Estados Unidos. Pero, desde luego, ello exige una cierta imaginaci¨®n. Como dice un refr¨¢n de mus: jugador de chica, perdedor seguro. Y as¨ª nos va.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.