Tito, entre Mobutu y Agostinho Neto
Un importante dirigente del Partido Comunista Yugoslavo (Liga de los Comunistas de Yugoslavia) me dijo la semana pasada en Belgrado que el famoso sistema autogestionario, aplicado con relativo ¨¦xito durante los ¨²ltimos veinticinco A?os en el pa¨ªs, constituye tambi¨¦n ?una forma de dictadura del proletariado?. Estas palabras muestran hasta qu¨¦ punto Yugoslavia contin¨²a a¨²n ligada a muchas de las tesis ideol¨®gicas sovi¨¦ticas, y reflejan, en consecuencia, la distancia que en ese terreno la separa del socialismo occidental e incluso de los llamados partidos eurocomunistas, con los que sin embargo, trata de mantener las mejores relaciones posibles, como lo prueban los ¨²ltimos -y numerosos- contactos de hombres como Edvard Kardelj, Stane Dolanc o Dobriveje Vidic, grandes figuras del comit¨¦ ejecutivo del partido yugoslavo, con los italianos Pajetta o Berlinguer.Pero lo cierto es que en el ¨¢mbito de la pol¨ªtica internacional muchos de los problemas que hoy afectan al r¨¦gimen de Belgrado demuestran tambi¨¦n que su doctrina de ?no alineamiento? sigue traduci¨¦ndose, como en la ¨¦poca de las conversaciones de Tito y Djilas con Stalin, en hechos contantes y sonantes, es decir, en conflictos diplom¨¢ticos o estrat¨¦gicos, que obligan a Beigrado a un dificil equilibrio entre el Este y el Oeste, y hasta entre los diferentes grupos de naciones del Tercer Mundo. Tal es el caso de la actual guerra en el Zaire y de las minor¨ªas macedonias en Bulgaria.
Entre fines de 1975 y comienzos de 1976, el mariscal Tito no ahorr¨® declaraciones -ni armas- en favor del MPLA de Angola y de los cubanos que tan decisivamente contribuyeron a la victoria die Agostinho Neto. Pero ahora, tras la invasi¨®n katangue?a en el Zairel las cosas han cambiado ostensiblemente. La reciente visita de Neto a Belgrado (23-25 de abril) s¨®lo ha merecido un comunicado final, cuidadoso en sus t¨¦rminos y militarmente neutro en su fondo. Belgrado no se pronuncia contra el enemigo indirecto de Neto -Mobutu- e insiste en la necesidad de que Africa se mantenga limpia de injerencias extranjeras. Dadas las circunstancias, esta posici¨®n puede constituir no s¨®lo una cr¨ªtica a Francia -y Alemania Federal y la Internacional Socialista-, sino tambi¨¦n a la Uni¨®n Sovi¨¦tica y Cuba.
El mismo alto funcionario del partido que me habl¨® de la ?dictadura del proletariado? yugoslava, me dijo lo siguiente sobre este asunto:
?No es bueno que haya desacuerdos en Africa. Resulta dificil saber c¨®mo ha comenzado esta guerra en el, sur del Zaire. Seg¨²n aseguran los cubanos y los sovi¨¦ticos, se trata de formaciones militares en las que no hay angole?os. Tal como est¨¢n las cosas, lo mejor es que nadie intervenga.? Y cuando le recordamos la pasada intervenci¨®n de Cuba en Angola, que seguramente cont¨® con el benepl¨¢cito de Belgrado, replic¨®:
?Bueno, eso es el pasado. Lo pasado, pisado... Evidentemente, los cubanos respaldaron muy positivamente a Neto. Ahora Neto quiere seguir siendo un no alineado, y en eso lo apoyamos nosotros. ?
Corno se ve, nada de hachas de guerra. Naturalmente, Belgrado tiene en cuenta que en el caso de Angola, la intervenci¨®n sovi¨¦tica coincidi¨® con la de Sur¨¢frica, y que en el -del Zaire, haya o no angole?os entre los katangue?os, la colaboraci¨®n francesa y marroqu¨ª s¨®lo se produjo despu¨¦s de la invasi¨®n de Shaba. Observa adem¨¢s, y con muy buen sentido, que tambi¨¦n Mobutu y Hassan II forman en las filas, al menos nominalmente, de los no alineados -lo que no ocurre con Sur¨¢frica-, y que cualquier acci¨®n en su contra puede derivar, para Yugoslavia, en el deterioro de su paciente entramado tercermundista y, en definitiva, en la p¨¦rdida de su posibilidad de maniobra en,el mundo de las superpotencias.
Esta es, precisamente, la perspectiva que m¨¢s preocupa al r¨¦gimen de Tito, sobre todo despu¨¦s del cambio de Gobierno en la India. Se explica as¨ª la visita hecha el mes pasado a Nueva Delhi por el viceministro Lazar Moissov: Belgrado teme, con raz¨®n, que el eventual alejamiento de un no alineado tan significativo como la India trastoque por completo su h¨¢bital internacional. Lo mismo podr¨ªa ocurrir con una escisi¨®n de los no alineados africanos. En v¨ªsperas de la segunda etapa de la conferencia de Helsinki, que se iniciar¨¢ justamente en la capital yugoslava el pr¨®ximo junio, a Belgrado te interesa mantener una m¨ªnima base de cohesi¨®n en el campo de los ?peque?os?, sean ?socialistas? o ?capitalistas?, en el que el mariscal Tito consigui¨® sobrevivir a Stalin ya la guerra fr¨ªa.
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