El cr¨ªtico informado
El director Jacques Bodmer escribe a EL PAIS a prop¨®sito de mi cr¨ªtica a la ¨²ltima audici¨®n del Llanto por Ignacio S¨¢nchez Mej¨ªas. Quiere ?a?adir alguna informaci¨®n? sobre el estreno y otras aventuras de la obra de Ohana que Bodmer diera en primera audici¨®n espa?ola, en Barcelona a finales de 1959. Se entiende: informaciones al p¨²blico, ya que el cr¨ªtico est¨¢ suficientemente informado. Sucede que, cuando escribimos nuestra cr¨ªtica diaria, ni podemos, ni ser¨ªa aconsejable, llenar p¨¢ginas y p¨¢ginas contando cuanto sepamos de cada obra o int¨¦rprete. Puede ser oportuno, de pasada, evocar alg¨²n antecedente con fines determinados e inmediatos. En mi cr¨®nica, referida a un concierto celebrado en Madrid, alud¨ª desde contextos madrile?os al estreno del Llanto, por Od¨®n Alonso y la Filarm¨®nica de Madrid. Y ello para justificar la brevedad de lo escrito, ante el temor de que alguien supusiera que se trataba de una novedad absoluta merecedora, por lo mismo, de m¨¢s larga atenci¨®n. Cit¨¦ la grabaci¨®n francesa de Argenta, aparte la categor¨ªa del maestro espa?ol, porque a trav¨¦s de ella conocimos muchos el Llanto. Recuerdo c¨®mo era disco especialmente valorado en los ?rincones de m¨²sica? de los colegios mayores y hasta creo que lleg¨® a transmitirse por radio.Tras ¨¦ste par de antecedentes, referidos al conocimiento madrile?o de la partitura de Ohana, pas¨¦ a comentar la interpretaci¨®n de ahora, no sin dedicar algunas palabras al contenido del Llanto. Si Bodmer, en su carta a EL PAIS -de la que me envi¨® copia- consideraba oportuno hacer p¨²blicos los datos relativos al estreno, interpretaci¨®n en Ginebra y grabaci¨®n del segundo disco, as¨ª como sus versiones en Hispanoam¨¦rica, nada ten¨ªa yo que a?adir ni contestar. Si he de hacerlo al t¨ªtulo con el que la carta de Bodmer ha sido publicada, por su misma gratuidad: ?Informar al cr¨ªticio?. No, querido director. El cr¨ªtico est¨¢ informado, l¨®gicamente, en medida muy superior a lo que en un diario puede publicarse. Conoces bien que no ya lo que sabemos, ni siquiera lo que escribimos, puede aparecer ¨ªntegro en las p¨¢ginas de EL PAIS, por razones imperativas de espacio y necesidad de confecci¨®n. ?Qu¨¦ suceder¨ªa si a?adi¨¦ramos, en cada caso, las noticias detalladas en torno a las obras y su largo sonar por el mundo?Cr¨ªtico de EL PAIS.
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