Hist¨®rico encuentro entre dem¨®crata-cristianos y comunistas italianos

Los m¨¢ximos dirigentes de la Democracia Cristiana, con el secretario general del Partido, Benigno Zacagnini, y el presidente del mismo, Aldo Moro, al frente, y del Partido Comunista Italiano, Enrico Berlinguer (secretario general), y Luigi Longo mantuvieron ayer un encuentro, calificado de hist¨®rico, en Roma en el que discutieron sobre un eventual programa com¨²n de gobierno.

Esta entrevista de alto nivel estuvo precedida por un encuentro entre Zacagnini y Berlinguer el pasado viernes, en el que fue preparada esta reuni¨®n, en la que, por primera vez en treinta a?os, democristianos y comunistas italianos negocian un programa de Gobierno.Sin embargo, las posturas que mantienen las dos partes son diferentes. La Democracia Cristiana, apoyada s¨®lo por la extrema derecha y los liberales, insiste en que s¨®lo se debe llegar a un acuerdo program¨¢tico sobre temas decisivos, como crisis econ¨®mica y orden p¨²blico, que permitan al Gobierno, seguramente otro distinto al actual de Giulio Andreotti, afrontar los graves problemas de Italia.

Por su parte, el Partido Comunista se inclina por un ?cambio pol¨ªtico?, es decir que, junto al acuerdo sobre el programa de Gobierno, se incluya tambi¨¦n una modificaci¨®n del actual equilibrio de bloques parlamentarios con la entrada de los comunistas en la mayor¨ªa y en el Gobierno.

El secretario generaldel PCI ha consultado sus tesis y, al parecer, conseguido cierto apoyo con los partidos del llamado ?bloque la?co? en el que predomina la opini¨®n de que Italia requiere una crisis de Gobierno que de paso a un Gabinete de emergencia.

Berlinguer considera que este encuentro supone una baza decisiva. Aunque es consciente de que ser¨¢ dif¨ªcil llegar a un acuerdo, ha advertido a la Democracia Cristiana que si no se llega a un entendimiento, el Partido Comunista podr¨ªa abandonar su pol¨ªtica de apoyo al Gobierno, mediante la abstenci¨®n en el Parlamento, para retornar a una pol¨ªtica de oposici¨®n.

Los dirigentes democristianos, apremiados por los sectores m¨¢s conservadores del partido, no comparten las tesis comunistas. Aunque han aceptado las conversaciones a alto nivel, no parecen dispuestos a allanar el camino del acceso al poder a los comunistas.

Mientras tanto, grupos de la derecha democristiana parecen buscar una ruptura radical: disoluci¨®n del Parlamento ante la imposibilidad de formar una mayor¨ªa gubernamental estable, y la celebraci¨®n de elecciones generales por tercera vez desde 1972.