Pem¨¢n
Llega Pem¨¢n, coge, agarra y me mete en un art¨ªculo de la tercera de ABC -una tercerita, que dice mi querido Miguel P¨¦rez-Ferrero-, con Aza?a y Tierno. Toma casta?a.Parece que Emilio Romero anda buscando alguien que le haga el Diario de un snob en El Imparcial. Se lo pod¨ªa hacer Pem¨¢n si Pem¨¢n no se hubiese hecho rojo con la viudedad y la madurez. Me lo dijo una vez Ram¨®n Solis: Desde que est¨¢ viudo, don Jos¨¦ Mar¨ªa escribe como m¨¢s lanzado.Pues eso, don Jos¨¦ Mar¨ªa, que los viudos de Espa?a, tambi¨¦n conocidos como la anti-Espa?a, escribimos muy lanzados porque no hay nada que nos ate. En un c¨®ctel de rojos me dio ayer un abrazo Blas de Otero, que es ya como que le abrace a uno Quevedo, y me dijo con ufan¨ªa de poeta:Vivo en un barrio sin poluci¨®n. Ayer me sent¨ªa yo condecorado por el abrazo marxista y l¨ªrico de este alto y violento poeta. Hoy me siento condecorado por el art¨ªculo de Pem¨¢n. Voy de condecoraciones que parezco S¨¢nchez-Bella cuando volvi¨® de descubrir Am¨¦rica. Pero una amiga m¨ªa y de Haro Tecglen me dice:
-Eduardo disfruta mucho con tus art¨ªculos y a veces comenta: ?Mira, hoy es anarquista?.
O sea, que escapo a la ortodoxia de Haro, a la ortodoxia de Blas, a la ortodoxia de Pem¨¢n y a la ortodoxia de Emilio Romero. ?D¨®nde estoy yo? Dice don Jos¨¦ Mar¨ªa en su art¨ªculo, que le sugieren si yo no ser¨¦ un disc¨ªpulo suyo. Claro que lo soy. Espa?a, pa¨ªs pobre, se ha permitido el lujo p¨¢rad¨®jico de tener siempre a los grandes y peque?os escritores en los peri¨®dicos, desde la derecha a la izquierda y desde B¨¦cquer a Larra. El 98 se forja en el periodismo, y la generaci¨®n de Ortega, y todos los buenos articulistas de posguerra, desde Ruano a Pem¨¢n, pasando por Cela y Delibes, que dirigi¨® un peri¨®dico s¨®lo para que yo rompiese a escribir.
En los domingos mediocres y soleados de los a?os cincuenta, esper¨¢bamos la llegada tard¨ªa del ABC a provincias para leer el art¨ªculo de Pem¨¢n:
-Es un reaccionario -dec¨ªan mis compa?eros de descontento, mirando hacia atr¨¢s con ira, que era como se miraba entonces.
-Es un escritor de izquierdas reprimido -les dec¨ªa yo, mejor lector de art¨ªculos.
Cre¨ªan que era una de mis boutades dominicales, pero era y es verdad. Porque Pem¨¢n ten¨ªa como nadie el sentido de la iron¨ªa cr¨ªtica, y la cr¨ªtica es fundamentalmente de izquierdas. De derechas es la censura y eso de la alegor¨ªa, Reguera, ministro, cuerpo.
Pem¨¢n ha llegado a Pem¨¢n y se ha quedado en Pem¨¢n porque Jerez, las uvas, las monjitas, las englantinas de oro, losiesuitas y las terceritas no le han dejado pasar de ah¨ª. Ahora, a los ochenta a?os -enhorabuena maestro, y felicitaciones, como dicen los gais del drugstore, o congratulaciones-, empieza a hacerse rojo, porque en Espa?a, para llegar a rojo de verdad, hay que esperar a los ochenta, que antes corres el peligro de no llegar.
Disc¨ªpulo yo de Pem¨¢n, s¨ª, s¨®lo que a la viceversa, comulgando con mi sentido de la cr¨ªtica, de la iron¨ªa y del rid¨ªculo -empezando por mi propio rid¨ªculo-, en vez de comulgar en otras comuniones, de marinero o de tul ilusi¨®n., aunque ahora a mi sobrina Mariona, que es catalana y ha hecho la primera comuni¨®n el primero de mayo, la han llevado de laica, sin tul ni nada, que dicen que es la moda.
Si Pem¨¢n ha esperado a los ochenta para hacerse rojo, yo esperar¨¦ a los ochenta para hacerme de derechas, porque antes de esa edad, ya digo, en Espa?a es precipitado tomar decisiones, que en seguida hay un feligr¨¦s que te da el paseo. Pero los art¨ªculos los ha hecho como un Voltaire de derechas, el maestro, y eso que le debernos los que estamos aprendiendo ahora a hacer art¨ªculos.
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