Por que nos fuimos del centro
Esta es sin duda, la gran ocasi¨®n de Espa?a para salir de una etapa de discordia y clarificar nuestro pasado y nuestro futuro. En ello hemos estado todos los que hemos querido que este proceso se produzca de forma aut¨¦ntica y con el m¨ªnimo coste social. La pol¨ªtica se hace precisamente para sustituir con el dominio de la raz¨®n y la palabra los argumentos de la violencia y de la injusticia.La reforma pol¨ªtica iniciada por el Gabinete Su¨¢rez en el pasado verano ha ido introduciendo en la mec¨¢nica hist¨®rica de los ¨²ltimos a?os un elemento de distensi¨®n y de habilidad que surgi¨® para acelerar el proceso democr¨¢tico partiendo desde las bases del franquismo. Pero la contradicci¨®n interna entre los principios del franquismo de donde parte, y la democracia liberal, a la que se debe llegar, se manifiesta una y otra vez, y no pod¨ªa ser de otra manera ya que constituyen en s¨ª dos elementos irreconciliables y que vienen a ser, como se?al¨¢bamos en un art¨ªculo nuestro al inicio de esta reforma, como un intento de hacer algo as¨ª como la cuadratura del c¨ªrculo. No por dar entrada en la legalidad, como se hizo subsiguientemente, al Partido Comunista ha conseguido el Gobierno Su¨¢rez el instaurar un proceso democr¨¢tico. El proceso democr¨¢tico ha de ser resultado de una voluntad expl¨ªcita de dar transparencia a todas las fuerzas sociales y no a las que el Gobierno en su estrategia decida m¨¢s o menos legitimar. La legitimidad democr¨¢tica est¨¢ en los cauces de la representaci¨®n, y la representaci¨®n est¨¢ en la pureza de las elecciones. Lo dem¨¢s son subterfugios. Nosotros, el sector liberal progresista, nos resistimos a que el proceso reformista se hiciese sobre una base estr¨ªctamente gubernamental. Por esta raz¨®n, cuando se form¨® el Centro Democr¨¢tico no acudimos a su llamamiento y, si lo hicimos despu¨¦s fue con ocasi¨®n de las conversaciones con la Alianza Liberal y con la Democracia Cristiana y quisimos entonces propiciar, mediante nuestra incorporaci¨®n, la gran unidad entre todos los sectores democr¨¢ticos moderados. Esta unidad no se produjo, a pesar de la entrada de algunos grupos como el nuestro y, posteriormente, la dosis gubernamental fue aumentando de forma creciente hasta culminar en el discurso del presidente Su¨¢rez, en la noche del 3 de mayo.
El que exista un partido propiciado por el Gobierno no solamente no es grave, sino que puede ser incluso necesario. El que ese conjunto de partidos constituya una uni¨®n a la que se incorporen fuerzas de signo franquista es un hecho tambi¨¦n necesario, ya que la Historia de Espa?a no se puede hacer a saltos. Pero lo que no es democr¨¢ticamente hablando viable, es iniciar este proceso y consolidarlo sobre una base dirigista sin la m¨¢s leve consulta con los miembros integrantes de forma que en un momento dado se estaba dentro de una coalici¨®n en la que no se sab¨ªa qui¨¦nes eran los otros miembros ni cu¨¢les eran las listas de participantes. La esperanza, siendo lo ¨²ltimo que se pierde, nos hac¨ªa abrigar el vago deseo de que a ¨²ltima hora se produjese una consulta multilateral de las fuerzas en presencia, pudiendo constituirse as¨ª un compromiso nacional entre las fuerzas del neofranquismo y las fuerzas democr¨¢ticas,
A nosotros no nos importar¨ªa en ning¨²n momento pactar con el neofranquismo para evitar que el pa¨ªs sufra los traumas de la ruptura, pero ese pacto, l¨®gicamente debe ser elaborado con la manifestaci¨®n libre de la voluntad de las partes y en ning¨²n caso puede ser una carta otorgada graciosamente con la t¨¦cnica ?lo toma o lo deja? que ha presidido esta negociaci¨®n. Las formas autoritarias han aflorado en la construcci¨®n de este esquema electoral y lo que en un momento pudo ser la gran esperanza de un gran centro democr¨¢tico, qued¨® convertido en virtud de estos arbitrismos, en una pura ampliaci¨®n de la Secretar¨ªa General del Movimiento.
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