Un compromiso hist¨®rico
Presidente de la Federaci¨®n de Partidos Dem¨®cratas y Liberales. Candidato de la Uni¨®n del Centro Democr¨¢tico por MadridEl candidato n¨²mero uno de la lista de diputados de Madrid por la Uni¨®n de Centro Democr¨¢tico se llama Adolfo Su¨¢rez, tiene 44 a?os de edad, fue ministro secretario general del Movimiento y es presidente del segundo Gobierno de la Monarqu¨ªa de Juan Carlos I.
El presidente ha nacido a la vida pol¨ªtica -y casi a la vida sin adjetivos- en el llamado R¨¦gimen del 18 de julio. En ese R¨¦gimen se inici¨® Adolfo Su¨¢rez por el laberinto de los pasillos que conduc¨ªan al Poder monol¨ªtico y desde all¨ª salt¨® a la presidencia, en esta etapa de transici¨®n, culminando su carrera pol¨ªtica de forma tan espectacular como imprevista. Yo mismo cre¨® recordar que dije literalmente, cuando me preguntaron los periodistas sobre el nuevo presidente que ?no entend¨ªa el significado ni la finalidad de este nombramiento tan sorprendente?. As¨ª, pues, hasta la fecha el presidente ha ejercido el poder por la v¨ªa digital y no ha tenido que responder sino ante quienes le nombraron y -como gustaba decir el anterior jefe del Estado- ?ante Dios y ante la Historia? cuando llegase el momento.
Con ¨¦l han entrado en las listas de candidatos al Congreso y al Senado por la Uni¨®n de Centro Democr¨¢tico otros hombres del antiguo R¨¦gimen, ex ministros y dem¨¢s, para presentarse a las primeras elecciones generales del pa¨ªs despu¨¦s de cuarenta a?os. Elecciones que todos tenemos la obligaci¨®n de exigir que sean tan democr¨¢ticas como lo permitan las circuristancias de tiempo y lugar que nos ha tocado vivir. Todos ellos han abogado en los ¨²ltimos tiempos por la reforma democr¨¢tica, es decir, por la construcci¨®n de un nuevo modelo de Estado conforme a los principios que prevalecen en las democracias del mundo occidental. Sobre la honestidad de esta actitud tendr¨¢ que juzgar con su voto el pueblo espa?ol.
Con Su¨¢rez tambi¨¦n participamos en estas listas de candidatos del Centro otros hombres que hemos militado, en diverso grado de antig¨¹edad e intensidad, en la Oposici¨®n Democr¨¢tica. Todos nosotros, sin excepci¨®n, hab¨ªamos hecho causa com¨²n con las fuerzas pol¨ªticas y sindicales de izquierda para restablecer las libertades p¨²blicas en nuestro pa¨ªs. Por esa ¨²nica raz¨®n fuimos excomulgados pol¨ªticamente por quienes ahora comparten con nosotros, en calidad de ?independientes?, candidaturas comunes.
En raz¨®n de este matrimonio, la Uni¨®n de Centro Democr¨¢tico, ha sido y sigue siendo criticada por tirios y troyanos -siempre en la Historia la derecha y la izquierda-, pero sobre todo por los tirios que ven seriamente amenazadas sus, en otros tiempos, brillantes expectativas electorales. Estos tirios van contra Su¨¢rez y sus azules mientras que los troyanos nos niegan el pan y la sal a quienes hasta ayer ten¨ªamos con ellos el preciado talism¨¢n de la credibilidad democr¨¢tica. De la noche a la ma?ana nos hemos convertido en ?flechas y pelayos? y ?fascistas renovados?.
Pues bien, este matrimonio electoral que aspira, ni m¨¢s ni menos, seg¨²n reza nuestro programa pol¨ªtico, ?a consolidar la democracia en Espa?a? se ha producido por el siguiente c¨²mulo de circunstancias.
El presidente Su¨¢rez, de origen inequ¨ªvocamente azul, y su Gobierno han tomado hasta la fecha las siguientes iniciativas: convocar las primeras elecciones generales que se celebran en el pa¨ªs desde hace ahora cuarenta a?os, legalizando a todos los partidos pol¨ªticos que tienen hom¨®logos en el mundo occidental. Permitir el retorno de los pen¨²ltimos espa?oles del exilio y entre ellos a individualidades tan conflictivas -para un sector del pa¨ªs- como Dolores Ib¨¢rruri, Carrillo y Alberti. Suprimir el art¨ªculo segundo de la ley de Prensa -con el borr¨®n posterior de la ley antilibelo- y enfrentarse directamente con el complej¨ªsimo problema del Pa¨ªs Vasco y de la amnist¨ªa. Para completar su activo hay que recordar que ha disuelto el Movimiento Nacional -que fue el ascensor de su carrera pol¨ªtica- y ha puesto el pie en M¨¦xico, tierra que no hollaba la Espa?a oficial desde que los republicanos del exilio espa?ol la hicieron suya en el 39. Y por si quedasen dudas se ha iniciado el proceso de reconversi¨®n del sindicato vertical en asociaciones libres de trabajadores y,de empresarios y ha anunciado el prop¨®sito de defender una rtueva Constituci¨®n en las Cortes que resulten elegidas el pr¨®ximo d¨ªa 15 de junio.
Todos estos objetivos alcanzados ya por el presidente Su¨¢rez en su mayor parte, eran b¨¢sicamente los de la oposici¨®n democr¨¢tica. Cierto es que los partidos de la Oposici¨®n ped¨ªamos las cosas de otra forma -m¨¢s maximalista- y con una participaci¨®n nuestra m¨¢s igualitaria y equitativa que la que se ha conseguido en las negociaciones preelectorales. Porque ?qui¨¦n no se resist¨ªa y se resiste en el fondo de su alma ideol¨®gica a llegar a la democracia de la mano de un ex ministro secretario general del Movimiento?
Pero cierto es tambi¨¦n que ni los m¨¢s antiguos de la localidad democr¨¢tica esperaban que el presidente Su¨¢rez llegase hasta donde ha llegado en el tiempo que lo ha hecho. Y lo ha hecho por su propio riesgo y ventura, sin tratar de capitalizar hacia sus decisiones el peso de la corona y luchando desde dentro del sistema contra un entramado de intereses de todo tipo -y contra su propia historia- que har¨¢n de sus memorias sin duda un best seller en el futuro del mundo editorial.
En estas circunstancias se ha producido la convergencia entre lo que representa el presidente Su¨¢rez y lo que representan los partidos liberales, democristiano y socialdem¨®cratas de la Oposici¨®n moderada. Su¨¢rez sin nosotros pod¨ªa ganar, pero no convencer. Nosotros sin ¨¦l pod¨ªamos dar testimonio pero no pod¨ªamos ganar. En este compromiso hist¨®rico, yo me permito anunciar que los partidos de la Oposici¨®n democr¨¢tica no renunciaremos en ninguna circunstancia al objetivo ¨²ltimo de consolidar la democracia en Espa?a. Porque en este compromiso lo ¨²nico que no es negociable son precisamente las libertades p¨²blicas. Y dicho esto admitimos que esta coalici¨®n electoral de Centro tiene numerosos handicaps y ha cometido errores incontables de cara a la opini¨®n politizada del pa¨ªs. Hay mil razones para no votarla y argumentos de toda suerte para justificar esa decisi¨®n. Unos nos pueden acusar de fascistas y otros de compa?eros de viaje del marxismo, unos de tibios y otros de trepadores. Y as¨ª sucesivamente. Pero aqu¨ª pasa como en la democracia. La Uni¨®n de Centro Democr¨¢tico es quiz¨¢ la peor de las opciones que se ofrecen al electorado espa?ol... si se excluyen todas las dem¨¢s.
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