Fraga y yo
Llego a comer a la marisquer¨ªa lujosa de la Gran V¨ªa, donde me ha invitado Fraga. Hay una refrigeraci¨®n tumbal, como dir¨ªa Viola, o sea una temperatura de tumba, pero todos los muertos presentan muy buen aspecto mientras se toman el c¨®ctel de mariscos. Jos¨¦ Mar¨ªa Ruiz-Gallard¨®n ha conseguido que le dejen pasar la hidra marxista amaestrada, aunque aqu¨ª no dejan meter-perros, -y le est¨¢ dando a la hidra anfetaminas y whisky. Carlos Mendo tiene en la mesa un irish-coffee y todo el tiempo parece que lo va a tirar con el codo.-?Tiene usted fr¨ªo, Umbral? -me dice Fraga- Pues se va usted a tomar un buen vino.
Fraga est¨¢ como en los posters de Alianza, pero hablando, que es lo suyo. Le digo que no, que yo no bebo vino, y a partir de aqu¨ª se va transformando en aquel personaje de Miguel Mihura (gracias, Miguel, por su postal de Fuenterrab¨ªa) que se saca de los bolsillos montones de trigo, bocadillos, ramos de flores y medias de plexigl¨¢s para seducir a la infeliz vicetiple. Me siento un poco la infeliz vicetiple. Creo que hago bien mi papel, Fraga tambi¨¦n hace muy bien el suyo de Odioso Se?or, que es como llamaba Mihura a su personaje.
De modo que, a la orden de Fraga, me van trayendo manjares calientes y picantes, mariscos ex¨®ticos y excitantes, carnes sangrante, y lujuriantes.
-?Tiene usted ya menos fr¨ªo, Umbral?
-S¨ª, se?or Fraga, pero todav¨ªa tengo un poco de fr¨ªo.
Me pregunto por qu¨¦ hemos venido a este sitio tan refrigerado y qu¨¦ sentido kafkiano tiene esta par¨¢bola, esta lucha de Fraga contra mi fr¨ªo, fr¨ªo que ¨¦l mismo ha provocado previamente eligiendo el sitio. Pienso si toda la vida y toda la pol¨ªtica de Fraga no habr¨¢ sido eso: un luchar espectacularmente contra los elementos que ¨¦l mismo habla desencadenado. Carlos Mendo trata de decir algo, pero Fraga le advierte siempre:
-Mendo, que tiras el irish-coffee; Mendo, que tiras el irish -coffee.
Y Mendo vuelve al silencio complaciente. Ruiz-Gallard¨®n tambi¨¦n trata de decir algo. Por ejemplo, que est¨¢ muy buena la bullabesa, y entonces Fraga le corta:
-La bullabesa forma parte de la cocina del pescador pobre. La cocina del pescador pobre...
Y a partir de aqu¨ª, una conferencia sobre la cocina del pescador pobre. A lo largo de la comida, Fraga nos da conferencias sobre Carlos Marx, Ramiro de Maenu, Santo Tom¨¢s, Eugenio d'Ors, la Legi¨®n, Heffner, el Playboy, la salud, Ram¨®n Tamames y m¨¢s cosas. Basta con depositar una palabra en Fraga para que Fraga segregue una conferencia. Es muy instructivo, pero no deja hablar a los dem¨¢s. Dice, por ejemplo, que la pol¨ªtica no es s¨®lo democracia, que la opini¨®n p¨²blica en este pa¨ªs la he creado yo, Gonz¨¢lez Seara es un disc¨ªpulo m¨ªo, dice que Ram¨®n Tamames no es un comunista, que la censura en este pa¨ªs la suprim¨ªs que el centro lo he inventado yo, y as¨ª.
Carlos Mendo vuelve a intentar decir algo:
-Mendo, el irish-coffee; Mendo, el irish-coffee.
Y Mendo se vuelve a callar. Ruiz-Gallard¨®n ya ha desistido de decir cosas y le echa m¨¢s anfetaminas y m¨¢s whisky a la hidra, que se est¨¢ chupando los restos de la bullabesa.
-Todav¨ªa tiene usted fr¨ªo, Umbral? -me dice Fraga.
-Un poco, don Manuel.
Y ordena que me traigan tartas en llamas, licores encendidos, queimadas delirantes. Pero de pronto se traiciona sin querer:
-Aqu¨ª ha habido dos articulistas: Larra y Pem¨¢n.
Ya est¨¢, ya me ha dado la patada en el paladar. Ya ha soltado una de las suyas. Fraga ignora- siempre al interlocutor, Fraga ignora que yo soy un cl¨¢sico Rivadeneyra del art¨ªculo. Fraga me ha tra¨ªdo a esta batalla hom¨¦rica y pel¨®pida contra el fr¨ªo innecesario, Fraga ha querido hacerse amigo m¨ªo en un almuerzo y me sale con esta pata de banco. Hace un momento hab¨ªa dicho que sus pu?etazos en la mesa eran una leyenda, que nunca hab¨ªa dado un pu?etazo en una mesa. Bueno, pues acaba de darlo, don Manuel.
Sigue el fr¨ªo. Pienso que Franco me mat¨® de hambre y el retrofranquismo me va a matar de fr¨ªo. Mendo va a decir algo: Mendo, el irish-coffee. Y Mendo no dice nada. Le pregunto a Fraga por qu¨¦ sacan porcentajes tan bajos en las sofemasas. Esas encuestas suelen hacerlas j¨®venes barbudos. ?Ah! El largo fr¨ªo de posguerra, disfrazado de fr¨ªo industrial y suntuario, ha tomado ya mi esqueleto. Fraga es un autoritario gen¨¦tico que s¨®lo puede segregar autoritarismo. Tenemos muchos taxistas en Alianza. Pero el taxista que cog¨ª a la salida era comunista y no me cobr¨® la carrera.
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