V¨ªctimas y verdugos
Miguel Picazo es el director de La t¨ªa Tula, una de las pel¨ªculas m¨¢s rotundas y completas que se hayan rodado en nuestro pa¨ªs. Sin ese antecedente, realizado en 1963, no se entender¨ªa por completo Los claros motivos del deseo. La inactividad es da?ina, desde luego, y m¨¢s todav¨ªa la Involuntaria, aquella que es ajena a las propias intenciones y deseos. Salvo Oscuros sue?os de agosto, de 1967., mal recibida y distribuida, que no carec¨ªa de inter¨¦s y algunos valiosos progranias de televisi¨®n no incluyo en su obra personal a El hombre que supo amar, filme desafortunado, en el que Picazo ha intervenido como simple t¨¦cnico-, la personalidad profunda de este autor ha quedado poco menos que oscurecida de cara a los espectadores espa?oles, y no por su culpa.Catorce a?os despu¨¦s de su primera obra, nos llega Honenaje a Andrea, rebautizada con una denominaci¨®n ni¨¢s descaradamente comercial, gracias a Jos¨¦ Frade, como productor, aunque su influencia, a mi modo de ver, sea demasiado patente en el producto terminado. De aquella primera obra queda un mismo anibiente, el de la ciudad de provincia peque?a, con sus mezquindades y clima opresivo, pero los personajes principales de Los claros motivos del deseo no son adultos -a los que queda el papel de comparsas- sino adolescentes que buscan su camino vital e intentan afirmarse en una personalidad vacilante, reci¨¦n conquistada. Unos y otros, sin embargo, coinciden en su car¨¢cter desvalido e inerme frente a las asechanzas crueles del medio, v¨ªctimas escogidas de una feroz intolerancia donde el sexo es un arma m¨¢s la m¨¢s dolorosa y cruel, la m¨¢s efectiva tambi¨¦n. Miguel Picazo no ha sabido esquivar las trampas de una comercialidad epid¨¦rmica, y lo que pudo ser franqueza expresiva se queda en mero exhibicionismo, probablemente por imperativos de producci¨®n. Pero esto, pese a lastrar la pel¨ªcula, y acercarla involuntariamente a una tragicomedia a la espa?ola, no ser¨ªa peor, sino el clima narrativo indeciso, entre la historia y lo falsamente t¨ªpico. La obra es tensa, dif¨ªcil y ambig¨¹a. Todos los personajes son, alternativamente, condenados y justificados. No se trata de una obra feminista simple -y Picazo es de los cincastas espa?oles que ha sabido mejor analizara la mujer- ni de un alegato machista, aunque encontremos bases suficientes para apoyar una y otra postura. La historia es dura, inmisericorde y sadomasoquista. Nadie se salva, v¨ªctimas y verdugos participan de una misma degradaci¨®n moral. Es una pena que Picazo no haya sabido controlar mejor esta pel¨ªcula desigual, que a ratos parece hecha sin ganas, y con la que, pese a todos los graves reparos, encontramos algunos elementos que permiten abrigar esperanzas sobre el futuro de un cineasta recuperado.
Los claros motivos del deseo, producida por Jos¨¦ Frade, escrita por Manuel L¨®pez-Yubero y Miguel Picazo
Dirigida por Miguel Picazo. Fotograf¨ªa: Fernando Arribas. Int¨¦rpretes: Cristina Rani¨®n, Jos¨¦ Carlos Nava, Julia Guti¨¦rrez Caba, Mar¨ªa Luisa Ponte. Estreno. Cine Gran V¨ªa.
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