Otro caso de mercanc¨ªa
El Sevilla no fichar¨¢ a Land¨¢buru, jugador procedente del Valladolid, pues en los reconocimientos m¨¦dicos pertinentes se le advirti¨® una cierta arritmia card¨ªaca. En el club vallisoletano Land¨¢buru nunca tuvo problemas por ello y varios cardi¨®l9gos, le diagnosticaron que esa irregularidad, por llamarla de alguna forma, no le imped¨ªa en absoluto la pr¨¢ctica del f¨²tbol.Este nuevo caso planteado en el original mercado del f¨²tbol espa?ol tiene diversos matices. En principio, no se puede olvidar que Berruezo, jugador sevillista, muri¨® durante un partido por un problema card¨ªaco al que no se le dio importancia. Parece l¨®gico que el club andaluz no quiera tropezar nuevamente en un tipo de piedra que le cost¨® mucho dinero en indemnizaciones y los correspondientes dolores de cabeza.
Por otro lado, lo m¨¢s grave quiz¨¢ es que el Sevilla estaba enterado por el propio Valladolid de qu¨¦ ten¨ªa el jugador. Necesitado, sin embargo, de delanteros centros, sigui¨® en su inter¨¦s por ficharle. Lo lamentable ahora es que se han roto los tr¨¢mites justamente cuando el rumor apunta a la contrataci¨®n de Arr¨²a, el paraguayo rebelde que no quiere volver al Zaragoza. Arr¨²a, salvo sorpresas, tiene bien el coraz¨®n -como v¨¢lvula- y en resumidas cuentas, es mejor partido.
La triste consecuencia, pues, y aunque Land¨¢buru vaya ahora a especialistas en medicina deportiva que le declaren apto para jugar es que el sambenito de ?incompleto? no se lo va a quitar nadie. Dif¨ªcilmente pasar¨¢ as¨ª del Valladolid. El f¨²tbol es un mercado de ?f¨ªsicos?, en que pocas veces los jugadores pueden poner sus cerebros. El tinglado se monta a base de millones y los jugadores admiten ser mercanc¨ªa porque, a fin de cuentas, van a ganar unos buenos dineros. Pero el tr¨¢fico puede jugarles, a veces, estas malas pasadas. Recuerden tambi¨¦n a Ram¨®n, aquel extremo del H¨¦rcules, desahuciado por el Atl¨¦tico de Madrid. Entre arritmias, retenidos y cedidos -a ver si explota este ¨²ltimo tema de una vez con el sangrante caso Flores- los futbolistas son los esclavos del siglo XX, aunque algunos estupendamente pagados.
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