Emilio Prados, poeta de dos mundos
Uno, interno, cerrado, subcut¨¢neo, y otro, exterior, social, revolucionario. Poeta de la soledad pura y a la vez el que siente a Madrid como su cuerpo propio, el Madrid enrojecido de pasiones, a la defensiva, de la guerra civil. Le conoc¨ª en Par¨ªs, exiliado, un d¨ªa del cual conservo fijo el recuerdo: era melanc¨®lico, retirado, y comunicativo, un esp¨ªritu corporal. Sus primeros libros, Tiempo, Vuelta y La canci¨®n del farero, reflejan un sentimiento de arrobo ingenuo ante la Naturaleza, un tejer y destejer de las horas y el paso avasallador del tiempo con sus ¨ªntimas oposiciones: el d¨ªa y la noche.Emilio Prados nace en M¨¢laga el 4 de marzo de 1899. Despu¨¦s de los primeros estudios, a los quince a?os pasa a la peque?a residencia de la -Instituci¨®n Libre de Ense?anza, en Madrid, para estudiar Ciencias Naturales. En esta residencia de estudiantes vive junto a Garc¨ªa Lorca, Alberti y Bu?uel., Enfermo del pecho desde ni?o, se agrava y debe partir a un sanatorio de Suiza. All¨ª empieza a escribir poes¨ªa y a su vuelta a M¨¢laga, tras una breve estancia en Par¨ªs funda la revista Litoral, con Manuel Altolaguirre. En 1921 viaja a Friburgo para estudiar Filosof¨ªa. Las ma nifestaciones obreras, los m¨ªtines de Thalman, la atm¨®sfera de la lucha de clases alemana, impregnan su esp¨ªritu y hacen de ¨¦l un marxista revolucionario. A trav¨¦s de estos someros datos biogr¨¢fi cos podemos comprender el origen dual de su poes¨ªa: el ensimismamiento ¨ªntimo, creado por la enfermedad pulmonar, y la vivencia revolucionaria alemana que le arrebata, haci¨¦ndole salir fuera de s¨ª mismo.
Entre tanto, Prados ha escrito en 1926-27 El misterio del agua, que public¨® en 1954, libro de poemas que armoniza sus oposiciones intimas. Luz y sombra, d¨ªa y noche, mar y cielo, vida y muerte son los contrarios que se complementan en la unidad sustancial. Pocos a?os despu¨¦s escribe un dram¨¢tico poema de amor, Cuerpo perseguido, en el que descubrimos un poema titulado ?Posesi¨®n luminosa? que expresa la fusi¨®n del alma fisica y del cuerpo espiritual. Pero esta unidad de los amantes no se logra plenamente, porque el amor es un l¨ªmite que no puede superar la heterogeneidad radical del otro. Emilio Prados intuye una soluci¨®n: huir de la presencia, bien entrando en la sombra o cerrando los ojos. De aqu¨ª la importancia, en Cuerpo perseguido, de la funci¨®n simb¨®lica de los ojos, pues mirando hacia dentro se puede captar la presencia del otro en su ausencia y darnos su verdadera realidad. Pero aun as¨ª, no logra resolver po¨¦ticamente el enigma del amor, pues descubre que no puede hacer suyo al ser que ama:
?Entre nuestros dos cuerpos
?qu¨¦ inolvidable abismo! ?
En 1930 entra de lleno en la actividad pol¨ªtica y escribe poes¨ªa social en la revista Octubre. Cabe se?alar dentro de esta tendencia ?Andando, andando por el mundo?, poes¨ªa apocal¨ªptica, grandiosa, en la que el poeta intuye el sentimiento del dolor c¨®smico, sin llegar, todav¨ªa, a descubrir la ra¨ªz social de este desgarramiento universal. S¨®lo cuando se acerca al vivir cotidiano de los pescadores y labriegos de M¨¢laga comprende y escribe Calendario incompleto del pan y del pescado, donde encontramos los m¨¢s hermosos poemas sobre la miseria en tierra andaluza.
?Viento negro, viento negro
trae la mar alborotada ... ?
?Mediod¨ªa.
Sobre el campo,
hambre parada, hambre fr¨ªa ...?
Su voz adquiere resonancia prof¨¦tica en No podr¨¦is, es el sue?o de la felicidad universal: ?Un d¨ªa la, persecuci¨®n ser¨¢ por fin abandonada ... ?, y el mundo, ?un anillo de brazos unidos sobre la tierra?. Poemas que recuerdan al ¨²ltimo Vallejo, so?ador tambi¨¦n de una utop¨ªa del Reino de Oro resplandeciente de fraternidad humana, un mundo nuevo donde ?hasta el oro ser¨¢ finalmente, oro?. Durante la guerra civil publica Destino fiel (Ejercicios de poes¨ªa en guerra), que contiene el c¨¦lebre poema A Hans Beimler y Salud, A sturias.
Terminada la guerra civil, pasa a Francia,.y despu¨¦s a M¨¦xico, donde escribe algunos de sus libros m¨¢s importantes: Jard¨ªn cerrado, R¨ªo natural y Penumbras. En estas obras vuelve al coto de su intimidad y descubre el sentimiento tr¨¢gico de la huida de s¨ª mismo.
?La muerte est¨¢ conmigo,
mas la muerte es jard¨ªn
cerrado, espacio, coto. ?
Poeta de la muerte le defini¨® Mar¨ªa Zambrano. S¨ª, de una soledad honda y creciente hasta llegar a la conciencia de su propio deshacinamiento:
?Hubiera preferido nacer
a espaldas de la muerte
bajo ese enorme mar ilimitado.?
Pero no se abandon¨® a la desesperaci¨®n vac¨ªa ni al nihilismo vacuo de la negaci¨®n de la vida. Fncuentra una soluci¨®n: el ascenso deliberado hacia el infinito, hacia arrilba -??cuidadme a los hombres que el coraz¨®n se me rompe! ?- o la entrega amorosa a la totalidad viviente para liberarse del demonio de su nada.
Y, por ¨²ltimo, Signos del ser, canci¨®n a la realidad suprema y eterna de la vida, pero a trav¨¦s de su yo corporal. Y el antagonismo que le divid¨ªa, ?Soy desgarrado centro?, se concierta en un final acorde: el cuierpo exterior se interioriza, se hace suyo y el interior se desparrama en el mundo, estira sus brazos. ?Habito en cualquier parte de m¨ª mismo.? El cuerpo, como dec¨ªa Merleau-Ponty, no es la piel de nuestra Intimidad, sino una conciencia activa del mundo. Es ? el que habla e imprime sentido a las cosas dispersas y las une. ?Desecho vivo, sabes que est¨¢s reproduciendo al mundo.?
Poes¨ªa reclusa, de oscuros s¨ªmbolos que revelan un impenetrable proceso interior. La poes¨ªa de Prados, corno la de Cernuda, nos descubren un mundo en el que es dif¨ªcil adentrarse. El problema de la poesla herm¨¦tica consiste en que el valor de su profundidad oscura carece de comunicabilidad. Este problema se resuelve por una ¨¢spera condensaci¨®n mentaI que lleva a la s¨ªntesis conceptual po¨¦tica objetiva. Estas cumbres, de misterios ¨ªntimos perfectamente claros, s¨®lo pudo alcanzarlas Vallejo. cuya poes¨ªa cerrada se abre como una palabra o flor comunicativa:
?Oler¨¢s lo que he sufrido ... ?
Emilio Prados tambi¨¦n llega a definiciones escalofriantes:
?Andar de mi pensamiento:
qu¨¦ peregrinar de luz
por su infinito desierto. ?
Pero siempre subsisten irreconciliables su mundo interior y el que se agita fuera de s¨ª mismo. Drama t¨ªpico de unos hombres que se hicieron y deshicieron en el fragor de una gloriosa batalla de la historia de Espa?a.
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