Soy un fr¨ªvolo
Han venido para m¨ª los tiempos m¨ªseros, que dir¨ªa Heidegger, si Heidegger hubiese dicho alguna vez algo de m¨ª. Pero en vez de Heidegger lo ha dicho el se?or Ruiz de Elvira, que no s¨¦ qui¨¦n es, pero que desde luego no es Heidegger ni lo va a ser nunca, el t¨ªo, por muy complutense que se ponga:-Umbral no, que es un escritor fr¨ªvolo.
Digo que han llegado para m¨ª los tiempos m¨ªseros porque me amenaza la Triple A, me invita a comer Rafael Ans¨®n, me someten a juicio en Climax y me duele la ci¨¢tica, que est¨¢ el clima muy revuelto. A Rafael Ans¨®n tengo que decirle dos cosas. Lo primero, que no me lleve a comer a un sitio muy refrigerado, como me llev¨® Fraga, porque no me va la hibernaci¨®n como forma de soborno (aunque s¨¦ que ¨¦l no me va a sobornar, que yo soy insobornable y Ans¨®n no se lo propone). Y lo segundo, que siga dando poco a poco noticias del escrutinio de las elecciones, porque hace ilusi¨®n que salga un nuevo diputado de vez en cuando, como cuando sale un ¨²ltimo de Filipinas o un hombre-topo de Franco.
Lo de Climax ya no tiene remedio y lo de la ci¨¢tica tampoco, pero lo del complutense se?or Ruiz de Elvira s¨ª que me gustar¨ªa remediarlo. A ver si me explico. Se organiza un curso para puertorrique?os, sobre literatura espa?ola, en la Complutense, y el se?or Ruiz de Elvira, que no s¨¦ qui¨¦n es, pero que debe tener mano en la Complutense, dice que yo no, y me depura de la lista, porque soy un escritor fr¨ªvolo, lo cual es verdad, pero precisamente por eso debieran haberme incluido, que no hay Universidad m¨¢s fr¨ªvola que la Complutense, como lo ha sido toda la Universidad espa?ola en los cuarenta a?os de Franco, expor tando a las grandes figuras acad¨¦micas, dando las c¨¢tedras al Opus, haciendo honoris causa al dictador, cesando a Unamuno, ignorando a Mar¨ªas, separando a Tierno, Aranguren y Garc¨ªa Calvo, suspendiendo a Castilla del Pino, para una c¨¢tedra de Madrid (que yo asist¨ª al examen) y reteniendo durante mucho tiempo la tesis de Fernando Savater, la mejor cabeza filos¨®fica de las ¨²ltimas genera ciones, porque era tambi¨¦n una te sis fr¨ªvola.
Pero la Complutense, en frivolidad, hace de clausura a una vedette de La Latina, con perd¨®n para la vedette. La Complutense es una vedette complutense. La Complutense ha practicado la frivolidad siniestra de la represi¨®n cultural franquista durante cuarenta a?os. Agata Lys, al lado de la Complutense, es Bernarda Alba en un p¨¦same.
Si yo fuese tan pedante como supone la revista Climax y si yo supiese qui¨¦n es el se?or Ruiz de Elvira (a lo mejor no loi s¨¦ por frivolidad), le explicar¨ªa a este complutense se?or que he hablado en numerosas universidades europeas y espa?olas, si bien las europeas no eran tan fr¨ªvolas como la nacionalfranquista. Que he dado conferencias en el King's College, de Londres, y he quedado como un dios. Lo que pasa es que el se?or Elvira me llama fr¨ªvolo, porque no se atreve a llamarme rojo que eso queda peor.
Pues mire usted, Elvira, siempre he pensado que la Complutense era algo as¨ª como el barrio de do?a Elvira, que dice la copla, y ahora compruebo que efectivamente est¨¢n clavadas tres cruces, por cada uno de los tres gloriosos separados del 66 (Tierno, Aranguren, Garc¨ªa Calvo, repito), y que usted, Elvir¨¢, es esa Elvira es pa?ola y enlutada que nos esp¨ªa siempre en la som bra, tras la celos¨ªa inquisitorial, y que usted es el que dice o la que dice:
-Ese no, que es un fr¨ªvolo, ese otro tampoco, que es rojo, aqu¨¦l tampoco, que es mas¨®n.
La Complutense es una cosa grandiosa, claro, pero ustedes la han corrompido al servicio del dictador y cuando hablo de la Complutense quiero que se me entienda: no hablo de la Complutense, sino del l¨ªo complutense que ustedes se han armado con la cultura, la selectividad, los ministros julitos Y otras coreograf¨ªas. Jos¨¦ Mar¨ªa Valverde, que ayer me escribe una hermosa carta, vuelve ahora a la Universidad a explicar Est¨¦tica, una Universidad que abandon¨® porque no era ¨¦tica ?y no hay est¨¦tica sin ¨¦tica?. Est¨¢ claro, Elvira, que yo soy la est¨¦tica, pero no est¨¢ tan claro que usted sea la ¨¦tica.
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