La VIII del Tapiz, de Lausana
Hasta el pr¨®ximo 25 de septiembre, Lausana sera la capital internacional el arte de tejer. Dentro del amplio y generalizado movimiento mundial en torno a la tapicer¨ªa, cuyo renacimiento constituye un positivo logro del arte de nuestro tiempo, la Bienal dedicada a esta especialidad que se celebra en Lausana cumple la m¨¢s eficaz tarea de peri¨®dica confrontaci¨®n entre -tanto se realiza tanto en los dominios de la investigaci¨®n como de la creaci¨®n pura-, en los m¨¢s diversos pa¨ªses del mundo, donde se ha conservado o ha renacido el viejo arte del telar.La Bienal del Tapiz de Lausana, orgaizada por el CITAM (Centro Internacional del Tapiz Antiguo y Moderno), naci¨® en 1962 bajo los impulsos renovadores de Jean Lurcat, , con el decidido prop¨®sito de mentar a nivel internacional una renovaci¨®n del tapiz que lo elevara de las servidumbres artesana al rango de obra de arte. Si, iniciaImente, el principal objetivo fue el de acabar con el cart¨®n, dise?o por los pintores para que los apiceros lo tradujeran de la for a m¨¢s m¨ªm¨¦tica en sus telares, hoy el tapiz ha iniciado una trayectoria propia que en ocasiones llega a olvidar sus m¨¢s directos origenes. Ya no quiere imitar a la pintura, sino que quiere ser una creaci¨®n aut¨®noma que toma como pun o de partida la trama y la urdimbre, al altoy bajo lizo, pero que prosigue sus campos de investigaci¨®n hacia lo escult¨®rico, lo crom¨¢tico, lo textural, lo mat¨¦rico, lo t¨¢ctil, lo l¨²dico... La tapicer¨ªa actual se ha liberado del peso de una tradici¨®n milenaria, incluso de cierta disciplina artesanal, para expresar en lo f¨ªsico, lo s¨ªquico y lo espacial, una nueva dimensi¨®n del mundo y del arte.
Para quien ha podido seguir con cierta atenci¨®n los vaivenes de esta Bienal, la evoluci¨®n de la misma tiene un punto ¨¢lgido, el per¨ªodo que corresponde a la tercera
cuarta Bienal (1967/69), es decir, el momento en que muere el cartonismo y triunfa la llamada nouvelle tapisserie. Se da carta de naturaleza a una nueva concepci¨®n de esta especialidad en la que fibras, todo tipo de material trenzable, nudos, tramas, urdimbres, espacios, etc¨¦tera, se entremezclan, enriqueciendo la expresividad de un trabajo que cada vez es m¨¢s dificil de identificar con el arcaico nombre de tapicer¨ªa. Desde aquella ocasi¨®n, el certamen s¨®lo ha conseguido perpetuar unos caminos y ratificar unas figuras que en las ¨²ltimas ediciones se han reiterado co excesiva machaconer¨ªa. La Biena no dice nada nuevo, si bien lo qu presenta lo hace con dignidad calidad.
En la sede del Museo Cantona de Bellas Artes de Lausana se ha colgado las obras de 68 artistas se leccionados de entre los 1.095 qu solicitaron participar, lo que representa el concurso de m¨¢s de veinte pa¨ªses distintos. Como en tantos otros dominios socioculturales, Estados Unidos, Jap¨®n, Alemania, van a la cabeza, sigui¨¦ndoles Francia, los Pa¨ªses Bajos.
La VII del Tapiz, de Lausana
jos, Polonia y Suiza. A Espa?a le ha correspondido el estar representada por una sola participaci¨®n, la de Aurelia Mu?oz, al parecer, seleccionada entre veinticinco solicitudes m¨¢s.Desde sus mismos or¨ªgenes, la Bienal eludi¨® el conflictivo y espinoso reparto de premios. Asimilando deportivas filosof¨ªas, proclama que participar ya supone un galard¨®n moral, habida cuenta de la rigurosa selectividad que se viene aplicando. Pero hay una serie de figuras o artistas privilegiados que tienen asegurada su opci¨®n participadora, mientras que otros, por una u otra raz¨®n, son sistem¨¢ticamente excluidos. Una legi¨®n de j¨®venes, o de consagrados sin fuerza moral sobre el comit¨¦ de selecci¨®n, es anualmente eliminada de entre los cientos de solicitudes. Los artistas del Estado espa?ol, en especial los de la escuela catalana, no han conseguido, hasta el momento, abrirse camino entre el jurado internacional que preside Ren¨¦ Berger, cr¨ªtico de arte y, director del Museo de Lausana.
Como participaciones m¨¢s destacadas, cabe poner de relieve las que saliendo de lo puramente textil buscan una dimensi¨®n de espacio, envolvente y de talla humana. Magdalena Abakanowicz, la gran ?vedette? polaca y su compa?era, la yugoslava Jagoda Buic, as¨ª como la veterana Elsi Giauque y el joven Daniel Graffin, se expresan en este campo con grandes formas y voluminosos cuerpos, en di¨¢logo con la percepci¨®n y el tama?o del espectador. Entre las obras que mostraban un deseo m¨¢s expl¨ªcito de recuperar el valor y la riqueza de los materiales, su expresividad intr¨ªnseca (crines, sedas, lanas, yutes, etc¨¦tera) estaban las de Olga de Amaral, Las del matrimonio Ritzi y Peter Jacobi, la del norteamericano Knodel Gerhardt, que jugaba con los efectos de transparencia del pl¨¢stico, y la del japon¨¦s Kobayashi, con la intensidad crom¨¢tica de las sedas, as¨ª como los clavos hilvanados de la argentina-francesa Juana Tronquoy.
A la cabeza de quienes investigan las enormes posibilidades de anudamiento a partir de la cuerda, est¨¢n la barcelonesa Aurelia Mu?oz y la suiza Fran?oise Gr¨®ssen. La primera elevando por sus pensi¨®n una enorme faja de en trelazados anudamientos coronados por tres pin¨¢culos, la segunda, alineando enormes nudos o paquetes de cuerda en perfecta y seriada disposici¨®n a lo largo de un pasillo. Los relieves de la japonesa Naomi Kobayashi, a la manera de pir¨¢mides aztecas sobre superficies planas, no andan lejos de este campo de investigaci¨®n. El tapiz estandarte tuvo como espl¨¦ndida representante a Marta Palau, mexicana nacida en L¨¦rida, estrechamente identificada con la Escola Catalana de Tapisseria. Los efectos ¨®pticos y cin¨¦ticos aplicados al tapiz tuvieron como m¨¢ximos exponentes a Nicol¨¢s Sch?ffer, Arturo Sandoval, mexicano; Brigitte leclecq, belga, y Richard Artuszkiewiez, norteamericano. Las soluciones ?pop? acostumbran a encontrar ingeniosas aplicaciones en el tapiz como las enormes manos suspendidas del japon¨¦s Cinagi, las falsas puertas de Sonja Besselink, holandesa; los pastos y c¨¦spedes, de Jan Cremer, de la misma nacionalidad; los telegramas tejidos a gran tama?o, de Denis Doria, o el espectacular despliegue de pa?os apilados en enormes cantidades de Sheila Hicks.
Un continuo de experimentos, juegos e investigaciones, api?ados en una de las m¨¢s espaciosas naves del Museo Cantonal de Lausana.
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