El otro Casanova
Aventurero, viajero por casi toda la Europa de su tiempo y escritor famoso, Giovanni Giacomo Casanova, protagonista de fugas legendarias tanto como por sus aventuras amorosas, hab¨ªa nacido en Venecia, consumiendo sus postreros a?os como bibliotecario en el castillo de Dux, en Bohemia. Fue all¨ª donde escribi¨® su Historia de mi vida, donde muy someramente retrata la sociedad veneciana del setecientos en una especie de retablo animado de colores vivos y frescos.Erigi¨¦ndose en protagonista, a trav¨¦s de infinitas aventuras de toda ¨ªndole viene a hacer un canto a la vitalidad tanto f¨ªsica como espibtual, del triunfo del m¨¢s h¨¢bil o m¨¢s fuerte sobre los m¨¢s desvalidos o m¨¢s d¨¦biles. Orgulloso de su talento y ¨¦xito, a¨²n tuvo tiempo de legarnos, aparte de su apellido ligado para siempre a triunfos de alcoba, un pu?ado de versos mediocres, la traducci¨®n de algunos cantos de la lliada e incluso una novela en contra de la religi¨®n, la propiedad y la familia.
Infancia, vocaci¨®n y primeras experiencias de Giacomo Casanova
Direcci¨®n: Luigi Comencini. Gui¨®n de Suso Cecchi d'Amico y Luigi Comencini. Fotografia: Aiace Parolin M¨²sica: Fiorenzo Carpi. Int¨¦rpretes: Leonard Whiting, Mar¨ªa Gracia Bucella, Lionel Stander, Raul Grassilli, Wilfrid Brambell, Tina Aumont, etc¨¦tera. Humor. Italia, 1969. Local de estreno: Bulevar
Tal personalidad, inmersa en una ¨¦poca ya de por s¨ª brillante, transform¨® a este ilustre veneciano en materia de ensayos y obras teatrales, protagonista de novelas y, c¨®mo no, modernamente en guionista de cine improvisado. Como pre¨¢mbulo del discutido f¨ªlme de Fellini nos llega ahora, un poco tarde ya, de la mano de Comencini, que s¨®lo alude a ¨¦l en la primera parte de su vida, en sus a?os juveniles, desde el tiempo de la infancia hasta verle colgar los h¨¢bitos, a medias desenga?ado y a medias atra¨ªdo por sus primeros triunfos amorosos.
Comencini, realizador prol¨ªfico y de seguro pulso comercial, ha aplicado a esa infancia sus esquemas conocidos de buen humor y narrador eficaz sin demasiadas complicaciones, envolvi¨¦ndolo todo en- un tono did¨¢ctico que haga m¨¢s llevadero cierto tono de comprensiva benevolencia. Aun trat¨¢ndose de personajes tan dispares, esta infancia de Casanova pobre y honrado recuerda sin saber por qu¨¦ la de las aventuras de Pinocho, llevadas a la televisi¨®n por Comencini tambi¨¦n, y de ¨¦xito tan rotundo entre los espectadores espa?oles. Es cierto que hay cr¨ªtica a los nobles, a ciertos estamentos de la Iglesia, a la moral y a las costumbres como es de rigor, mas todo aparece en un tono risue?o como las escenas de alcoba, nunca m¨¢s all¨¢ de lo que esas mismas cositumbres toleran hoy, no las del siglo XVIII, se entiende.
La ambientaci¨®n tampoco va m¨¢s all¨¢ de lo habitual en estos casos. El color se ha tratado en tonos reales, imitando, como ya se estilaba hace a?os, el arte de los pintores locales, cuando no se retratan excelentes escenarios naturales. Los, actores cumplen a conciencia y a ellos se debe el humor de la historia, as¨ª como a la eficacia de Casanova ni?o no demasiado mantenida en Casanova joven, sobre todo a partir de sus primeras dudas, por cierto bastante mal interpretadas.
Lo que s¨ª campea a lo largo de todo el filme es esa gracia libre, desenfadada y poco licenciosa, m¨¢s bien para padres de familia que aman el ternurismo de los ni?os y verles triunfar m¨¢s tarde, entre pechugas generosas y desnudos castos, llegando hasta la fama por sus propios m¨¦ritos. Humor que, salvando alguna que otra secuencia farragosa, alcanza a veces momentos francamente felices, de buena ley, como la operaci¨®n del padretoda la historia del noble Malipiero con el ritual de la ceremonia del vestido o las visitas al convento de monjas, donde el joven abate empieza a comprender que el mundo no es tal como ¨¦l se imaginaba en los libros.
As¨ª pues, esta juventud de Casanova viene a dejarnos a las puertas del otro Casanova, no sabemos si mejor o m¨¢s aut¨¦ntico. Como pr¨®logo sirve, y a la vez como vuelta a nuestras salas de un Comencini buen artesano y pedagogo, inmoral y moral a la vez, con un ojo puesto en Venecia y otro atento a las posibles reacciones de su p¨²blico.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.