Cono sur: democracia, pero para el a?o 2000
Los sectores m¨¢s represivos de la Junta Militar argentina hicieron trascender recientemente en Buenos Aires un cronograma pol¨ªtico que prev¨¦ -nada menos que para 1991- el restablecimiento de las instituciones democr¨¢ticas en ese convulsionado pa¨ªs. Este prop¨®sito, que es alentado especialmente por los sectores ?duros? ultraderechistas, encabezados ostensiblemente hoy por el almirante Massera, integrante de la Junta Militar, y los generales Su¨¢rez Mason y Men¨¦ndez, titulares de los Cuerpos del Ej¨¦rcito I y III, respectivamente, coincide puntualmente, y es algo m¨¢s que una mera coincidencia, con un anuncio formal en el mismo sentido realizado por Pinochet, quien tambi¨¦n se propone inaugurar en 1991 su famosa ?democracia totalitaria?. Ambas situaciones enlazan perfectamente con los prop¨®sitos expresos de los militares uruguayos y con el calendario electoral anticipado ya en Bolivia.
El general Jorge R. Videla -que es simult¨¢neamente titular de la Junta Militar argentina y comandante en jefe del Ej¨¦rcito- se mantendr¨¢ en -ambas funciones, contra algunas versiones que circularon hace unas semanas. En todo caso, su anunciado relevo al frente del Ej¨¦rcito se producir¨¢ normalmente, y est¨¢ previsto para 1979. Y en vez de Men¨¦ndez, un vehemente represor, su sucesor podr¨ªa ser el general Roberto Viola, actual jefe del Estado Mayor del Ej¨¦rcito, a quien se se?ala como el pregunto estratega ?pol¨ªtico? de la Junta.
"Sacar cr¨ªa"
Videla, que siempre se ha refugiado en ambig¨¹edades al referirse al tiempo que los militares se mantendr¨¢n en el Gobierno, actitud que en los hechos lo emparenta con los ?duros?, ha precisado, el pasado 27 de junio, que ?no se modificar¨¢ el actual esquema del poder?. Tambi¨¦n, y en declaraciones anteriores, ha enfatizado que ?a este proceso (es decir, a la dictadura), hay que sacarle cr¨ªa?.
Es evidente, si el cronograma se cumple tal como ha sido previsto, los militares necesitar¨¢n otros catorce a?os para cumplir con tal paternal prop¨®sito, engendrando lo que han denominado ?Movimiento de Reorganizaci¨®n Nacional?, cuyas finalidades expresas son heredar la actual dictadura.
Pero los argentinos est¨¢n acostumbrados a escuchar estas letan¨ªas castrenses, tan ret¨®ricas como irrealizables. En 1966, por ejemplo, el general Ongania, que encabezaba la pomposa y mal llamada ?revoluci¨®n argentina?, se propon¨ªa mantenerse veinte a?os en el poder. Pero cuatro a?os despu¨¦s era s¨®lo un modesto general retirado. Y a seis a?os de su err¨®neo prop¨®sito, un mill¨®n de personas saludaban en la hist¨®rica plaza de Mayo de Buenos Aires la asunci¨®n del Gobierno por representantes populares.
Estad¨ªsticas de la miseria
Profusamente, la prensa internacional -no la argentina, por supuesto sometida a tenaz mordaza- ha divulgado que en Argentina existen hoy 12.000 presos pol¨ªticos y que hay otras 20.000 personas desaparecidas, muchas de ellas a¨²n con vida, recluidas en campos de concentraci¨®n clandestinos, ubicados en jurisdicci¨®n militar. Tambi¨¦n se ha informado que desde marzo ele 1976 unas 4.000 personas fueron asesinadas y que la tortura ha sido el m¨¦todo sistem¨¢tico utilizado por las fuerzas represivas para obtener informaci¨®n.
Pero con todo el dramatismo que encierran estas cifras, no son suficientes hoy, por s¨ª solas, para explicar la tragedia de Argentina, un pa¨ªs inmenso provisto de todas las riquezas naturales, con una poblaci¨®n que hasta no hace mucho tiempo era la que exhib¨ªa el mayor inivel de vida de Am¨¦rica latina.
?Cu¨¢les son, entonces, las razones de la crisis argentina? Intentemos una aproximaci¨®n.
La "santa" alianza
Jos¨¦ Mart¨ªnez de Hoz, a quien sus amigos llaman ?Joe?, desempe?a hoy el Ministerio de Econom¨ªa de la Junta Militar. Poderoso latifundista y ligado a importantes filiales locales de empresas transnacionales, es el s¨ªmbolo vivo de una de las causas profundas de la crisis argentina, que se origina -entre otras razones- en la ?santa? alianza de los latifundistas aut¨®ctonos con las multinacionales, acelerando la concentraci¨®n de la riqueza y produciendo graves desequilibrios de todo tipo.
Un solo dato es suficientemente explicativo: impulsados por la inflaci¨®n, los precios internos en Argentina aumentaron en los ¨²ltimos treinta a?os unas 5.000 veces. El valor de la tierra, en cambio, creci¨® m¨¢s de 36.000 veces. Y el 6,2% de las haciendas agr¨ªcolas dominan las tres cuartas partes de las tierras cultivables. En el sector industrial, la situaci¨®n es similar: apenas el 0,2% de las empresas alcanza el 24,6% de.la producci¨®n. En 1973, 114 sociedades extranjeras participaron con un 31,4% del total del producto industrial bruto.
En Argentina, pa¨ªs que se distingue como gran productor y exportador de alimentos, mueren alrededor de 20.000 ni?os por a?o, v¨ªctimas de la desnutrici¨®n. Las causas inmediatas son, por cierto, los bajos salarios. Esa es la raz¨®n, adem¨¢s, de los altos porcentajes de deserci¨®n escolar. De cada dos ni?os que comienzan a estudiar, s¨®lo uno concluye el ciclo primario. Y en algunas regiones empobrecidas, s¨®lo dos de cada diez.
Ten¨ªa raz¨®n el arzobispo de Santa Fe, monse?or Vicente Zazpe, cuando se?alaba en su homil¨ªa del primer domingo de junio pasado que si Santiago Ap¨®stol hubiera escrito su ep¨ªstola sobre el lucro y los bienes en la Argentina de 1977, hubiera sido secuestrado.
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