Crist¨®bal de Morales
Nosotros, hombres del siglo XX, envidiamos profundamente a este cl¨¦rigo del siglo XVI que va recorriendo Andaluc¨ªa -Arcos, Montilla, Marchena, Sevilla- en seguimiento de su se?or, el duque de Arcos. Este humilde sacerdote, atacado de m¨²ltiples dolencias, que usa capa en la c¨¢lida primavera andaluza para combatir la destemplanza de la malaria, se llama Crist¨®bal de Morales. Ha escrito p¨¢ginas musicales de enorme trascendencia, de alt¨ªsimo poder expresivo. Envidiamos a este hombre de abundante cabellera, barba poblada, nariz aguile?a, mirada penetrante.En 1538 el papa Paulo 111 acude a Niza para hacer solemnes, con su presencia, las fruct¨ªferas conversaciones de paz entre Carlos V y Francisco I de Francia. Cree el pont¨ªfice que la m¨²sica ser¨¢ un arma eficaz a la hora de la conciliaci¨®n, y env¨ªa veinte cantores de su capilla y numerosos instrumentistas. La m¨²sica elegida es el motete de Morales Jubilate Deo omnis terra. La impresi¨®n que produce esta m¨²sica es enorme, tanto que casi treinta a?os despu¨¦s, Tom¨¢s Luis de Victoria se inspirarla en ella para una de sus misas.
Crist¨®bal de Morales:
Magnificat secundi tonui, 4-6 voces(edici¨®n Samuel Rubio). Cinco Motetes (ed. Higinio A ngl¨¦s). Pro Cantione Antigua. Instrumentistas del Early Music Consort of London. Direcci¨®n: Bruno Turner. Archiv Produktion 2533 321. Crist¨®bal Morales: Missa Mille Regretz, a 6 voces (1543). Cinco Motetes. Madrigalistas de Praga. Direcci¨®n: MIroslav Venhoda. Das Alte Werk. Columbia-Telefunken 641917
Las obras de Morales han sido elogiadas en todas las ¨¦pocas. En la suya y en las sucesivas. El siglo XVII ha cantado sus excelencias en el tratado de Cerone Elmelopeoyel maestro. En el XVIII, Adamo di Bolsena califica uno de los motetes del sevillano como meraviglia dell'arte. En el XIX el viajero organista Burney estudia sus producciones. En el XX. el profesor Robert Stevenson, de la Universidad de California, y los espa?oles Higinio Angl¨¦s, Sarnuel Rubio, Jos¨¦ Mar¨ªa Llorens y Miguel Querol, entre otros, se ocupan ampliamente de su figura. Del motete de Morales Emendemus in melius ha dicho Willi Apel que es una de las m¨¢s grandes obras de toda la historia de la m¨²sica. Sus colecciones de Magnificat son famosas en todo el mundo. Y tambi¨¦n las misas y motetes, que conocieron ediciones en Venecia, Mil¨¢n, Par¨ªs, Lyon, y merecieron publicarse en transcripciones contempor¨¢neas de Enr¨ªquez de Valderr¨¢bano y Miguel de Fuenllana, en Valladolid y Sevilla.
Las mejores capillas polif¨®nicas tuvieron siempre a Morales en su repertorio. Buena prueba son las dos interpretaciones que ahora aparecen en disco en Espa?a. Una, solemne y profunda, de Pro Cantione Antiqua de Londres, otra, vibrante y expresiva de los Madrigalistas de Praga.
Verano de 1553. Un hombre entrado en a?os, prematuramente envejecido, se pone en camino por la abrasadora tierra andaluza. Quiere ir, seguramente, desde M¨¢laga, donde es maestro de capilla de la catedral, hasta Toledo. Es pobre y piensa que en la imperial ciudad podr¨¢ salir de penurias y escaseces. No le asusta la posibilidad de tener que concursar. Tiene fe en s¨ª mismo y en Dios. Pero el gran Crist¨®bal de Morales, ?ser¨¢ obligado a pasar unas pruebas? ?Qui¨¦n puedejuzgarle? ?No saben ya en Toledo del arte supremo de este hombre? ?Hay alguien que exceda su ciencia musical?
Mas all¨¢ va el buen cl¨¦rigo, bajo el sol implacable de La Mancha, la fiebre consumiendo el d¨¦bil cuerpo. El egregio, ¨²nico, excelenle Morales, lumbrera de Espa?a, morir¨¢, no se sabe d¨®nde, en el camino.El alma de Espa?a sufre un duro golpe. Y seguir¨¢ menoscabada mientras su m¨²sica siga ausente de nuestros templos, todav¨ªa hoy.
Babelia
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