Radicalizaci¨®n de la lucha ecol¨®gica
Ciento ochenta hect¨¢reas protegidas por una triple alambrada electrificada que potentes proyectores iluminan durante la noche, la nacional 75 interrumpida al tr¨¢fico en diez kil¨®metros, los puentes bloqueados por medio de barricadas, hombres rana vigilando las orillas del r¨ªo, un helic¨®ptero sobrevolando continuamente el lugar, controles de identidad establecidos desde hace varios d¨ªas, prohibici¨®n de acampar o de atravesar sin un salvoconducto la zona delimitada (cinco kil¨®metros alrededor de lo que ser¨¢, si los ciudadanos conscientes no lo impiden, la central Super Phenix, a orillas del Rhon), son las principales medidas de precauci¨®n tomadas por el Gobierno franc¨¦s para impedir la prohibida manifestaci¨®n ?por el sol contra lo nuclear?, que a pesar de todo tuvo lugar el 31 dejulio.50.000 manifestantes, seg¨²n los organizadores, venidos de todos los rincones de Francia y de diferentes pa¨ªses (fundamentalmente Alemania y Suiza), 20.000 a 30.000, seg¨²n las fuentes oficiales, ocuparon las comunas cercas a Malville con objeto de oponerse a la construcci¨®n de la central, en una manifestaci¨®n anunciada, en principio, como pac¨ªfica, pero que a la hora de la verdad se convirti¨® en tres horas de desigual batalla: de un lado, j¨®venes con impermeables y ?blue-jeans? armados con piedras y poco m¨¢s (s¨®lo explot¨® un coctel molotov contra el coche de una radio americana), del otro, las fuerzas del orden con cascos, escudos, porras, fusiles y lanza granadas lacrim¨®geneas y de las otras, de las que explotan (un manifestante alem¨¢n perdi¨® una pierna , un franc¨¦s y un Polic¨ªa una mano), que termin¨® con el triste y angustioso balance de un muerto, m¨¢s de cien heridos, algunos graves, entre los manifestantes y cinco guardias m¨®viles gravemente heridos, lo que no impidi¨® al prefecto de Is¨¨re el felicitar a las fuerzas del orden por su ?coraje frente a los gauchistes" y a los extranjeros?, a?adiendo en sus declaraciones:
?Por segunda vez Morestel est¨¢ ocupado por los alemanes?, lo que no dej¨® de despertar viejas xenofobias, dada la participaci¨®n de ecologistas germanos.
"Super Phenix"
El programa nuclear franc¨¦s comprende la creaci¨®n de una infraestructura nuclear gigantesca, que actualmente proyecta la construcci¨®n de una central a neutrones r¨¢pidos o ?surg¨¦n¨¦rateur? Super Phenix, de 1.200 MW de potencia, a la que seguir¨¢n en un futuro otras del mismo tipo, pero de una potencia superior, 1.800 MW. El Super Phenix, car-ado con 4,6 toneladas de plutonio y enfriado por 5.000 toneladas de sodio fundido, producir¨¢, en treinta a?os, 4,6 toneladas de plutonio m¨¢s del que habr¨¢ consumido. Esta t¨¦cnica deber¨¢ permitir el multiplicar por cincuenta la cantidad de energ¨ªa que pueden obtener del uranio los actuales reactores de concepci¨®n americana: ofrecer¨¢ a Francia la posibilidad de convertirse en unapotencia industrial, energ¨¦tica y militar, de primer orden; har¨¢ descender en un 2% por a?o el precio de la energ¨ªa el¨¦ctrica y, adem¨¢s, Francia obtendr¨¢ el monopolio tecnol¨®gico del principal sistema energ¨¦tico del pr¨®ximo siglo, asociada con Alemania. El acuerdo ha sido ya firmado, podr¨¢ vender su tecnolog¨ªa en todo el mundo, ?principalmente en pa¨ªses como Ir¨¢n, Brasil, Argentina, Pakist¨¢n y Jap¨®n, que buscan fuentes de energ¨ªa susceptibles de reforzar la empresa del poder central y servir tambi¨¦n de fines militares?. Seg¨²n el presidente Giscard d'Estaing, este programa nuclear dar¨¢ a Francia independencia, seguridad y responsabilidad.
Oposiciones al
Los oponentes al m¨¢s peligroso y costoso proyecto industrial, comienzan por dar razones de tipo econ¨®mico y afirman que el precio del uranio sube m¨¢s r¨¢pidamente que el de otros combustibles y que si bien el precio nuclear era 50% menos que el del petr¨®leo hace dos a?os, ahora la diferencia es s¨®lo del 30%.El encontrar uranio y enriquecerlo supone mucho dinero y energ¨ªa (Francia posee el 3% del uranio mundial, pero si no lo importara se le agotar¨ªa entre 1985 y 1990; por otro lado, para poner en marcha una central, es necesario emplear la energ¨ªa producida por otra, en este caso el equivalente de una central de 1.000 MW funcionando durante veinte a?os). Sustituir la dependencia del petr¨®leo por la del uranio no soluciona el problema, puesto que si en un futuro nuestro abastecimiento el¨¦ctrico, dicen, va a depender en su mayor parte de las centrales nucleares, tendremos problemas con los pa¨ªses suministradores (el mayor productor es Sur¨¢frica).
"Super Phenix"
El Super Phenix es un prototipo que emplear¨¢ una t¨¦cnica imperfectamente dominada y que plantear¨¢ problemas de seguridad extraordinariamente complejos, a¨²n teniendo en cuenta la gran ventaja de la tecnolog¨ªa francesa en este terreno (los accidentes "imprevisibles"" de Grenoble y Pierrelatre lo demuesstran. Los riesgos principales de una central de este tipo vienen del combustible y del l¨ªquido de enfriamiento.
Si se produce una deformaci¨®n en el ?coraz¨®n? del reactor, el combustible puede formar., en ciertos lugares, una masa cr¨ªtica, que ocasiona una reacci¨®n en cadena que produce un intenso desprendimiento de energ¨ªa, radiaciones radiactivas y dispersi¨®n del combustible. Esto representa un peligro potencial, pues si el plutonio se dispersa a consecuencia de un accidente, teniendo en cuenta que es extremadamente t¨®xico, que posee ,una radiactividad 100.000 veces superior a la del uranio, que s¨®lo pierde la mitad de la misma al cabo de 24.000 a?os, que la inhalaci¨®n de un rniligramo ocasiona el c¨¢ncer, pero que en dosis de dos a cinco miligramos (seg¨²n las estimaciones) es mortal, el riesgo que se corre es enorme, dado que el ?coraz¨®n? del SP tendr¨¢ casi cinco toneladas de este producto.
Por otro lado, el eliminar toda posibilidad de fuga del l¨ªquido de enfriamiento, el sodio fund Ido, resulta extremadamente dif¨ªcil. El sodio tiene la facultad de inflamarse espont¨¢neamente al contacto con el aire y de reaccIonar violentamente con el agua, incendi¨¢ndose. El estado de la t¨¦cnica desconoce hoy c¨®mo sofocar con seguridad un fuego de este tipo y en los circuitos del SP habr¨¢ 5.000 toneladas de sodio.
Otros problemas
Las consecuencias por lo que se refiere a la conservaci¨®n del medio ambiente y el ?stock? gen¨¦tico de la humanidad, pueden sertr¨¢gicas. El estudio americano del doctor Sternglass, de la Universidad de Pittsburg, establece de forma evidente una relaci¨®n estad¨ªstica real entre la mortalidad infantil y la presencia de una central nuclear (lo que yale para los ni?os, vale tambi¨¦n para los adultos y los animales). El hecho de que se hayan producido protestas contra la creaci¨®n de reactores SP de la parte de veintitr¨¦s investigadores del Coll¨¦ge de France, de ochenta f¨ªsicos del Instituto de F¨ªsica Nuclear de Lyon, de 1.300 ingenieros t¨¦cnicos del CERN (Centro Europeo de Investigaciones Nucleares), del Frente Internacional Antinuclear (del que forman parte, entre otros, J. Rostand y H. Tazieff) y muchos otros organismos, hace pensar que el peligro es real y que una cat¨¢strofe ?sin precedentes no es imposible?.Por ello, junto a los cient¨ªficos, los ecologistas, los ?Amigos de la Tierra?, los simples ciudadanos, toman la palabra y levantan su voz protestando contra un programa ?decidido en las altas esferas, sin informaci¨®n ni conocimiento de la opini¨®n popular?, que ?somete la sociedad a la tecnolog¨ªa?, contra una ?tecnoestructura y una tecnocracia que organiza un modo de vida que s¨®lo corresponde a sus intereses econ¨®micos? y denuncia el riesgo que esto supone, puesto que ?lo nuclear lleva en s¨ª los g¨¦rmenes de un nuevo totalitarismo?.
La energ¨ªa nuclear, para ellos, es la energ¨ªa del crecimiento sin descanso, del beneficio, del derroche, de la contaminaci¨®n. ?El ¨¢tomo nos Inquieta, porque no estamos seguros de la validez del reto econ¨®mico que representa, porque implica una sociedad de vigilancia y represi¨®n: es preciso montar la guardia ante las centrales nucleares, los centros de investigaci¨®n, los "stock" de desperdicios, etc¨¦tera.? Para los ecologistas, el Estado es cada uno de nosotros y debemos luchar contra el poder, la concurrencia y contra la vida sometida al equilibrio del terror. No aceptan por ello un programa que les obliga a vivir super equipados, sometidos a una carrera tecnol¨®gica desaforada, a sufrir una t¨¦cnica que s¨®lo unos cuantos ?hombres de ciencia? pueden controlar, a soportar el miedo, y, por eso, dicen no a estos mausoleos radiactivos, que conllevan en su n¨²cleo algo del deseo suicida del Poder.
Los anarquistas piensan que el programa nuclear no es m¨¢s que el medio necesario para la continuidad del sistema de explotaci¨®n del hombre por el hombre y luchan por un combate internacional, ?puesto que el ¨¢tomo no tiene fronteras, no las respetamos en nuestra batalla contra ¨¦l, la radiactividad tampoco las respeta?.
La manifestaci¨®n de Malville puede haber servido para confirmar a muchos lo que Isabelle Cabut, en su editorial La gueule ouverte, expres¨® d¨ªas antes de la misma: ?Si un d¨ªa hay revoluci¨®n, una revoluci¨®n verdadera, irremediable, irrecuperable, surgir¨¢ de aquellos que habr¨¢n participado en la resistencia contra Super Phenix. ?
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