En busca del ¨¢tomo perdido
La seguridad, en el ¨¢mbito de lo nuclear, constituye hoy todo un primer debate de la actualidad internacional. Ecologistas y partidos de izquierda han encontrado en este terreno cient¨ªfico-pol¨ªtico una gran capacidad de movilizaci¨®n de masas y sensibilizaci¨®n de la opini¨®n p¨²blica. El ?no? a las centrales nucleares prolifera tanto como casi las mismas centrales en cuesti¨®n y as¨ª el debate crece y se enriquece, con escaladas de violencia que, afortunadamente, no rozan ni por asomo el riesgo de hecatombe de toda explosi¨®n nuclear, como la que, ahora hace 32 a?os, asol¨® la ciudad de Hiroshima.El poder nuclear debatido y discutido afecta, en general, al armamento sofisticado del Este y del Oeste y a las llamadas centrales ?pac¨ªficas? de la energ¨ªa at¨®mica. En ambos casos el riesgo de explosi¨®n fue siempre muy reducido, por los portavoces oficiales de los Estados productores de esta energ¨ªa, creadora y destructora, que nunca escatimaron medios en la instalaci¨®n de sistemas de control y seguridad en torno al ¨¢tomo elaborado.
Pero el riesgo no termina en las actividades nucleares estatales o paraestatales. El riesgo est¨¢, tambi¨¦n, en la misma esencia de los minerales poderosos-como el uranio y el plutonio, que en Occidente tienen sus vetas en Estados Unidos, Canad¨¢, Africa del Sur, Nigeria y Francia, esencialmente.
La posesi¨®n de uranio y plutonio por Gobiernos u organizaciones ?irresponsables? o ?inconscientes? del peligro de ambos minerales constituye tambi¨¦n un riesgo mayor contra el que nada o poco pueden los sistemas de seguridad y control de los primeros Estados de Europa o Am¨¦rica. Es por ello que la desaparici¨®n de cinco kilos de plutonio en B¨¦lgica reaviva esta pol¨¦mica, que hace tres meses alcanz¨® cotas elevadas con la llamada ?desaparici¨®n? o ?desviaci¨®n? del buque carguero Scheerburg con doscientas toneladas de uranio a bordo. Ahora, la Comisi¨®n de Energ¨ªa Nuclear de Estados Unidos anuncia que en los ¨²ltimos treinta a?os desaparecieron m¨¢s de cuatro toneladas de uranio y plutonio. ?D¨®nde est¨¢n? Ni la propia Comisi¨®n lo sabe, aunque s¨ª se permite afirmar que, en ning¨²n caso, este material sirvi¨® para la construcci¨®n de una bomba nuclear, para la que bastar¨ªan, por ejemplo, los cinco kilos de plutonio perdidos en tierras belgas. Los cinco kilos y toda una supertecnolog¨ªa dif¨ªcil o casi imposible de adquirir por fuerzas revolucionarias o pa¨ªses, que calific¨¢bamos de irresponsables o de inconscientes. Aqu¨ª est¨¢ el sistema de seguridad que vela por el ¨¢tomo perdido.A pesar de ello la interrogante permanece y nadie puede escapar a la sugestiva sombra de un imaginario enemigo enloquecido de nuestro planeta, quien, armado de uranio, plutonio y de j¨®venes f¨ªsicos nucleares, podr¨ªa inventar el ?chantage? m¨¢s grande de nuestra historia, convirtiendo en realidad los relato! y pel¨ªculas de cienciaficci¨®n que, hasta ahora, terminaron bien gracias a la pericia de los tambi¨¦n h¨¦roes imaginarios que siempre ganaron sus combates., como James Bond o Flash Gordon.
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