Universidades laborales: una financiaci¨®n extremadamente gravosa para los trabajadores
M¨¢s de 5.500 millones de pesetas habr¨¢n supuesto durante el curso 76-77 a las entidades encargadas de.la financiaci¨®n de las UL las becas de los 30.096 alumnos que cursaron ense?anzas regladas, es decir, aquellas ense?anzas que se desarrollan conforme a un plan' docente del Ministerio de Educaci¨®n y Ciencia. El importe actual de la bec¨¢ de un alumno interno en U L asciende a 177.703 pesetas.A aquella cantidad habr¨ªa que anadir la que corresponde al importe de los 490 cursos de ense?anzas no regladas que se han impartido a lo largo del presente curso, afectando a unos 9.000 alumnos, y el de los 5.548 que cursan estudios universitarios como tutelados, es decir, fuera de los centros de UL, amparados por el sistema becario de las mismas, en los distintos distritos espa?oles.
Mutualidades y Seguridad Social
Conviene, por otra parte, hacer constar que de entre las diecisiete modalidades de ense?anzas regladas que han sido impartidas en este a?o acad¨¦mico, un 41,19 % del alumnado ha estado estu,diando modalidades,de ense?anzas que, seg¨²n la ley General de Educaci¨®n, debieran ser gratuitas. Seg¨²n nuestros c¨¢lculos s¨®lo estos alumnos habr¨¢n costado a las diversas entidades financieras m¨¢s de 2.000 millones, cifra obtenida tras hallar la media del importe de los tres tipos de alumnos existentes: internos, mediopensionistas y externos. -El mutualismo laboral y la Seguridad Social contribuyen en un 65,70 % al total de la financiaci¨®n de las universidades laborales. El Fondo Nacional de Protecci¨®n al Trabajo aporta el 12,38 %; las Cajas de Ahorro del Fondo para Obras Sociales de Car¨¢cter Nacional, el 14,64 %, y el 7,28 % restante procede del presupuesto del Ministerio de Trabajo, de la Tasa de Formaci¨®n Profesional y otros.
Como se ve, la principal fuente de financiaci¨®n la constituyen las mutualidades laborales, que son, en la pr¨¢ctica, las titulares de todos los bienes que representan en la actualidad los veinti¨²n centros
existentes.Estos centros, extendidos por todo el territorio nacional, han ido surgiendo al ritmo, en la pr¨¢ctica, de uno por a?o, desde el curso 1955-56 en que empez¨® a funcionar, con una matr¨ªcula de 413 alumnos, la Universidad Laboral de Gij¨®n, que lleva el nombre de Jos¨¦ Antonio Gir¨®n, su principal creador.Parece, pues, muy conveniente, a la vista de estos datos, preguntarse sobre la opini¨®n de los trabajadores acerca de cu¨¢l debe ser el futuro de las universidades laborales, sobre todo desde el punto de vista de su financiaci¨®n por las mutualidades, en un momento en el que no se ve por ninguna parte de qu¨¦ modo van a ser dignificadas las pensiones de viudedad, vejez y accidentes de trabajo, que se mantienen en cifras absolutamente insuficientes y hasta rid¨ªculas.Naturalmente, el entusiasmo de los trabajadores por la obra preferida de Fra co y su ministro Gir¨®n se daba ya por supuesto en sus comienzos. En efecto, en el pre¨¢mbulo de la ley a la que ya nos hemos ref,-rido, con un lenguaje muy de la ¨¦poca, se dec¨ªa: ?El generoso impulso que dio or¨ªgen a la Universidad Laboral -bella realizaci¨®n social del Movimiento- atrajo desde el primer instante la ilusionada adhesi¨®n de los trabajadores espa?oles que, a trav¨¦s de sus mutualidades laborales, no han escatimado dinero ni esfuerzos para que la iniciativa triunfase, convencidos de que tal instituci¨®n docente es instrumento eficaz de potenciaci¨®n de su juventud, que har¨¢ posible la l¨®gica aspiraci¨®n de compartir en igualdad de oportunidades con los restantes grupos sociales el acceso a todos los puestos, honores y responsabilidades del trabajador, cualquiera que fuera su posici¨®n econ¨®mica, al par que ensancha sin l¨ªmites el panorama de d¨ªgnif¨ªcaci¨®n y atractivo de su existencia.
Participaci¨®n sindical
En cuanto a la participaci¨®n de la Organizaci¨®n Sindical en el gobierno de las universidades laborales, la propia ley de sucreaci¨®n le asignaba un papel preponderante, por cuanto en ella se establece: ?... a trav¨¦s de la Organizaci¨®n Sindical los trabajadores y empresarios espa?oles participar¨¢n en el gobierno y administraci¨®n de las universidades laborales, de cuyos ¨®rganos rectores y consultivos tambi¨¦n formar¨¢n parte los representantes de las mutualidades laborales.? Las atribuciones que dicha ley otorga a la desaparecida Organizaci¨®n Sindical alcanzan incluso a la ordenaci¨®n de los planes docentes, pues en ella se establece que ser¨¢ preceptivo su informe al respecto, as¨ª como el de lasjuntas rectoras de las mutualidades.La regulaci¨®n de esta participaci¨®n de la O.S. quedar¨¢ establecida en el decreto 2265/1960, de 24 de noviembre, seg¨²n el cual aqu¨¦lla participar¨¢ en el Consejo T¨¦cnico de Universidades Laborales, el organismo asesor colegiado del ministro de Trabajo en materia de ordenaci¨®n docente, se?alando que entre los vocales natos de dicho consejo figurar¨¢ el jefe de la Obra Sindical ?Formaci¨®n Profesional?. Entre los vocales representativos, seis ser¨ªan nombrados por la OS y, del mismo modo, la misma OS tendr¨ªa encomendada una participaci¨®n importante en la comisi¨®necon¨®mico-administrativa.Tambi¨¦n se se?alan como vocales natos del citado consejo t¨¦cnico dos cargos pol¨ªticos hoy inexistentes tras la extinci¨®n de la Secretaria General del Movimiento: los delegados nacionales del Frente de Juventudes y de la Secci¨®n Femenina.
Parec¨ªa l¨®gico, en consecuencia, consultar la opini¨®n de las principales centrales sindicales sobre c¨®mo debiera sustituirse esta presencia activa de la desaparecida Organizaci¨®n Sindical en el gobierno de las universidades laborales y, en definitiva, sobre el futuro de las mismas.
Derecho a participar
En diversas ocasiones se ha dicho que las universidades laborales deber¨ªan ser traspasadas a la total dependencia del Ministerio de Educaci¨®n, con lo que el ahorro que este traspaso supondr¨ªa a las mutualidades podr¨ªa servir para incrementar el cap¨ªtulo de pensiones, pues est¨¢ muy extendida entre los t¨¦cnicos la idea de que la Seguridad Social, con la que las mutualidades deber¨ªan formar un todo, no deber¨ªa ocuparse de otras cuestiones queaquellas que.se relacionan con la asistencia sanitaria y las pensiones, con toda su compleja variedad.Por ello, nos sorprende que algunas de las centrales sindicales encuestadag pongan mucho m¨¢s ¨¦nfasis en la reivindicaci¨®n de su derecho a participar en el control de las universidades laborales que en este otro aspecto de la dudosa conveniencia de la utilizaci¨®n de los fondos del mutualismo laboral en una funci¨®n, la educativa, que debiera ser exclusiva del Estado en cuanto tal. Algo que tal vez podr¨ªa hacerse extensivo tambi¨¦n a la cuesti¨®n de la vivienda, para la que las mutualidades dedican importantes partidas en forma de cr¨¦ditos.
Claro es que el paso de las universidades laborales a la dependencia del Ministerio de Educaci¨®n y Ciencia plantear¨ªa un problema, el del reintegro a las mutualidades de las cuantiosas cantidades invertidas hasta la fecha, pr¨¢cticamente insoluble, tal y como apunta en sus respuestas la Uni¨®n Sindical Obrera (USO), que estima que no habr¨ªa dinero para una operaci¨®n formal de este tipo.
En cuanto a la opini¨®n de los organismos oficiales sobre el tema, que l¨®p-icamente nos gustar¨ªa mucho conocer, resulta algo dificil en estos momentos en que todav¨ªa est¨¢ en marcha el co mplicado proceso de reorganizaci¨®n de los ministerios. Curiosamente, el Servicio de Universidades -Laborales, que hasta ahora estaba englobado dentro de la Direcci¨®n General de Servicios Sociales, que ha sido absorbida por el nuevo Ministerio de Sanidad y Seguridad Social, no 4parece, no obstante, reflejado expresamente en el reciente decreto de estructuraci¨®n de dicho Ministerio.
Aunque nosotros est¨¢bamos mucho m¨¢s interesados en el problema de su futuro, y en este sentido iban dirigidas nuestras preguntas a las distintas centrales sind¨ªcales, el pasado de las universidades laborales, su sentido ideol¨®gico, la realidad de la labor efectuada hasta ahora, han sido sometidos a un duro an¨¢lisis cr¨ªtico que ser¨¢ obligado reflejar, en el que se da una absoluta coincidencia entre todas las centrales encuestadas.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.