La mayor¨ªa grande se come a la minor¨ªa chica
Mi viejo amigo, el viejo profesor Tierno -que no es tqn viejo como pretende el afecto-, supongo que es eso -de los que le llaman as¨ª se ha quejado amargamente del aislamiento en su opini¨®n conspiratorio, en que ha quedado su minor¨ªa parlamentaria a la hora de nutrir la comisi¨®n que ha de redactar la nueva Constituci¨®n del Estado. ?Qu¨¦ me va a contar a m¨ª el viejo amigo y viejo profesor! Yo, por la naturaleza misma de las cosas, estoy condenado a la minor¨ªa, no s¨¦ si eterna, pero casi. Me ha dado por ser lo que soy, valenciano, es decir, de una naci onalidad compartida hist¨®ricamente con la Catalunya de m¨¢s all¨¢ del Ebro, con las Illes de m¨¢s all¨¢ de la costa, con la Andorra metida en el Pirineo, Aunque eso s¨ª, mediante la autonom¨ªa para cada una de esas partes del mismo todo, salvo que la mayor¨ªa de todas ellas decida libremente lo contrario cuando conozca su historia y' normalice su lengua, etc¨¦tera. Lo cual quiere decir que para m¨ª eso de estar en minor¨ªa es cosa de bastante tiempo. De minor¨ªas s¨¦ mucho. Casi todo. Tanto que no me ha extra?ado nada eso de que mi viejo amigo, el viejo profesor Tierno, se acuerde muy poco -casi nada- de lasminor¨ªas ?nacionales y regionales? incluso a la hora de quejarse del aislamiento de su partido como minor¨ªa.Generalizando, desde luego, a partir de ahora, seria divertido preguntarse c¨®mo actuar¨ªa una minor¨ªa devenida mayor¨ªa suficiente para entenderse con otra mayor¨ªa suficiente. Seguramente, tender¨ªa a aislar las minor¨ªas que, por propia naturaleza son incordiantes. ?C¨®mo habr¨ªan de lograr que la gente se entere de que existen si no es incordiando? Es decir, ?c¨®mo podr¨ªan dejar de ser minor¨ªas y pasar a mayor¨ªas, que es aquello a lo que aspiran todas las minor¨ªas? Pero, al mismo tiempo, se puede preguntar -y esto quiz¨¢ tenga en cierta medida alguna relaci¨®n con lo que est¨¢ pasando- si no aspira toda mayor¨ªa a ser siempre mayor¨ªa, a crecer, en tanto que mayor¨ªa, y a llegar a tener no s¨®lo la mitad m¨¢s uno de los votos, sino las tres cuartas partes por lo menos. Lo cual se parece mucho, pero mucho, al partido ¨²nico. Porque no s¨®lo hay partido ¨²nico donde s¨®lo hay un partido, sino tambi¨¦n donde, aunque haya otros partidos, es igual que si no existieran. Constituyen el lujo que se permite el partido institucionalizado como mayoritario, paraque se vea que hay ?otros? partidos y que no est¨¢ solo. Pero, gobierna solo. Es el caso, por ejemplo, del Partido Institucional -que para m¨¢s ?inri? se llama ?revolucionario?- en M¨¦xico, o M¨¦jico, que es como creo que quiere mi distinguido amigo, el acad¨¦mico y senador Camilo Jos¨¦ Cela, que se diga.
?Dictadura ni la del proletariado?, dice ahora otro amigo m¨ªo -est¨¢ uno lleno de amigos que de alguna manera ?mandan?, y es para alegrarse, ?no?-, Santiago Carrillo. Y dicen los hombres de su partido. Bien, pero, sin mayor¨ªa de la clase obrera, que, por otra parte, es mayoritaria, ?c¨®mo transformaremos la sociedad, adem¨¢s de comprenderla, que no es suficiente? Pregunta que, por supuesto, desencadena una serie muy larga de otras que no caben aqu¨ª. Es el tema del d¨ªa. ?Se puede transformar la sociedad por la v¨ªa de las mayor¨ªas parlamentarias? ?Se dejar¨¢n los que manejan el cotar¨ªo? No se dejar¨¢n, desde luego. Pero, preguntan los ?eurocomunistas?, ?hay otra v¨ªa que no sea la parlamentaria, en las sociedades de ?democracia avanzada?? No es que el tema me sea indiferente. Ni mucho menos. Pero tampoco tengo una respuesta f¨¢cil, como tantas de las que se leen. Ni cabe aqu¨ª la cuesti¨®n que traigo a cuento s¨®lo porque he hablado del partido ¨²nico al que, sin querer, espero, tienden los partidos mayoritarios. Porque de ah¨ª a considerarse partido ?gu¨ªa? y organizar, de'manera inevitable, una burocracia como una catedral, que se dedica a sobrevivir chupando parasitariamente la sustancia de la militanci¨¢ con la que se justifica lo del ?partido gula?, hay un paso que se da siempre.
Claro que el ?pluralismo? es un sistema no menos enga?oso. Era eso lo que se nos propon¨ªa -mejor dicho, se nos quer¨ªa ?inponer- cuando aquello del Movimiento ya no se mov¨ªanada, ni siquiera con los procedimientos mec¨¢nicos con que se habla movido eri sus ¨¦pocas de esplendor. Se invent¨® entonces lo del ?contraste de pareceres? y luego las ?asociaciones? dentro. ?Dentro?, no fuera. Es lo que viene ocurriendo en las democracias ?formales?. Pero, ?d¨®nde est¨¢n las otras, las reales? ?Qu¨¦ dif¨ªcil es todo! Porque, naturalmente, uno, ?qu¨¦ quieren ustedes?, prefiere la democracia ?formal? al ?partido ¨²nico? y al ?Movimiento? con ?asociaciones? en su interior, bien vigiladas para que no pasen de la libertad al libertinaje. ?De qu¨¦ ?libertad ? se hab¨ªa de haber pasado a qu¨¦ ?libertinaje? si aquello hubiera continuado? ?Qu¨¦ inmensa y dram¨¢tica broma! ?Formal? es la democracia inglesa, en, la que yo creo que se consume m¨¢s libertad que en ninguna otra y, desde luego, los obreros viven en ?sus? barrios, los ?peque?oburgueses? en los suyos y los burgueses no tan peque?os en las afueras de Londres, que en Londres son m¨¢s afueras que en cualquier otra parte. Los laboristas ganan cuando hay que vivir per¨ªodos de austeridad, es decir, cuando hay que apretarles el cintur¨®n a los obreros -funci¨®n en la que son maestros los dirigentes del te¨®rico partido de esos obreros- y cuando, ya se ha ahorrado lo suficiente para gastarlo otra vez, las clases medias, que son las que inclinan la balanza, vuelven a votar a los conservadores. Y as¨ª va la cosa. Peor podr¨ªa ser, evidentemente y la verdad es que el sistema, a pesar de que cuesta m¨¢s privaciones, o lo que es lo mismo, menos bienestar, a los de la Trade Unions, intenta ser imita do por todo el mundo. Dos grandes partidos turn¨¢ndose en el poder. Y los liberales de ¨¢rbitros de la situaci¨®n para inclinarla balanza a un lado u otro, seg¨²n convenga. Seg¨²n les convenga a ellos, claro est¨¢. Ese no es un r¨¦gimen pol¨ªtico de partido ¨²nico, desde luego, y en Inglaterra sirve para que; aunque Londres sea una inmensa ciudad, los,?bobys? puedan cumplir sus funciones s in m¨¢s arma que un ?walky-talky? para recibir ¨®rdenes, dar informaci¨®n y pedir socorro. Nada de armas. Hay, eso que se llama un ?consenso? suficiente para que las cosas puedan funcionar con regularidad. Pero los hijos de los obreros, en un setenta u 80 % de los casos, son tambi¨¦n obreros -salvo que destaquen en el ?rock?, que es a Inglaterra lo que los toros a este pa¨ªs, la ?salida? por la v¨ªa de la ?suerte? .si se tienen condiciones y se le echa valor al asunto- y, desde luego, los hijos de los peque?oburgueses y de los burgueses no tan pequenos, en un 95% son peque?oburgueses o burgueses no tan peque?os.
Ahora bien, si ustedes me dan a elegir entre ese sistema y el del partido ¨²nico, sea el que sea, dadas las experiencias que existen, me quedo con el sistema ingl¨¦s. Sin la menor sombra de duda. Lo del partido ¨²nico abre las carnes a cualquiera que lo haya experimentado. Todo est¨¢ ?unido? en los sistemas con partido ?¨²nico?. Lo que, desde mi punto de vista, quiere decir que habr¨¢ que ir experimentando c¨®mo, sin partido. ¨²nico, se puede pasar a la sociedad con clase ¨²nica, y vamos a ver si da resultados, a ser posible, antes de morirse uno y, m¨¢s a¨²n, antes de estar en tan lamentables condiciones f¨ªsicas que no se pueda disfrutar esa sociedad m¨¢s que desde un plano de solidaridad. Contemplando lo bien que se lo pasan los dem¨¢s. Un gran problema, no cabe duda. Sobre todo cuando se est¨¢ convencido, como yo lo estoy, de que una sociedad sin dominadores ni dominados, sin explotadores ni explotados, es posible y no ut¨®pica. Es dif¨ªcil, pero es posible y, poco a poco' llegar¨¢.
Pero como la cuesti¨®n es larga, volvamos al principio para queJarnos de que las minor¨ªas sean ?explotadas? por las mayor¨ªas parlamentarias. No he visto nada m¨¢s temible que la convicci¨®n que llegan a tener ciertos militantes, los m¨¢s influyentes en sus partidos, d¨¦ que ellos son el camino, la verdad y la vida y el que no est¨¢ con ellos est¨¢ contra ellos. Se convierten en unos ?patriotas del partido?, son entronizados y les acomete fuerte complejo de Juana de Arco. Me parece que el mecanismo por el que se llega a la tendencia hacia el partido ¨²nico, es decir, el partido institucional, perpetuamente mayoritario, convertido en clase dominante por medio de su burocracia, es ¨¦ste: no relativizar nada, absolutizarlo todo, creerse en posesi¨®n de la verdad. Y a partir de ah¨ª, querer salvar a todo el que se ponga por delante. Porque no es que todo se deba relativizar, sino que todo es de naturaleza relativa por la raz¨®n misma de la dial¨¦ctica hist¨®rica. No hay una sola manera de ?revelarla?. Por eso discutimos sobre c¨®mo llegar a la nieta con la menor represi¨®n y la mayor libertad. Y lo que hace falta es que el ?sistema? no se lo engulla todo, sea el que sea, incluyendo aquel ?sistema? por el que yo estoy, es decir, el que nos conduzca a una sociedad socialista. Hay que conseguir un sistema en el que la discusi¨®n pueda seguir. Porque en pol¨ªtica no hay ?revelaci¨®n?. Es cosa humana. ?Y tanto! A veces, eso viro a decir el otro d¨ªa mi viejo amigo, el viejo profesor Tierno, que no es tan viejo, ?demasiado humana!
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