Sabi?anigo y Carmona: alternativa y denuncia
?La denuncia, sise quiere, extendida m¨¢s all¨¢ de las autoridades franquistas (ya que la soluci¨®n no vendr¨¢ de ¨¦stas ni de ninguna otra autoridad), la denuncia, digo, es previa y urgente. Si vienes por Sevilla, y te sobra tiempo y ¨¢nimo tras reconocer el estado de nuestro patrimonio local, a lo mejor de la ermita de San Mateo no encuentras ya ni el alambre?.
Transcribo literalmente el p¨¢rrafo final de una carta que desde Sevilla me env¨ªa un comunicante (cuyo nombre omito por resultarme ilegible la firma), en la que, luego de reconocer y aplaudir (?se agradece!) la labor que en pro de nuestro patrimonio hist¨®rico, art¨ªstico y cultural est¨¢n llevando a cabo las p¨¢ginas de EL PAIS, somete de alg¨²n modo a cuesti¨®n lo que en ellas viene siendo, por as¨ª decirlo, nuestro lema o enunciado general: en vez de la denuncia sistem¨¢tica, la propuesta de adecuadas alternativas y, en lugar de las pasadas restauraciones suntuarias, la restituci¨®n de usos, funciones y significados.
No deja nuestro comunicante de convenir en la admirable claridad (otra vez, ?gracias!) con que estas p¨¢ginas dieron noticia de las distintas alternativas verificadas en los pueblos de Atienza y Aguilar de Campoo, aunque no las crea v¨¢lidas para todo tiempo y lugar, sin la denuncia previa y urgente, pese al cambio de nuestro panorama pol¨ªtico: ?Como es l¨®gico, si atendemos en toda su complejidad a la ,¨²ltima etapa de nuestro proceso hist¨®rico, alternativas como las expuestas no pueden abundar actualmente. El arte ha tenido, naturalmente, sus padres. Y sus padrinos. Los vecinos, urbanos o rurales, deb¨ªamos esperarlo todo de las autoridades madrile?as y de sus representantes locales: catedr¨¢ticos, acad¨¦micos, ilustres conservadores... Autoridades, en suma. M¨¢s, cierto es, y por fortuna, que la pertinaz sequ¨ªa comienza a ceder?.
Asiduo viajero por nuestra geograf¨ªa art¨ªstica, nuestro hombre expone (tambi¨¦n, con admirable claridad) dos casos antag¨®nicos en torno a nuestro patrimonio, cuya cara y cruz exigen, respectivamente, la denuncia descarnada y la noticia de una ejemplar alternativa popular: la ya citada ermita de San Mateo, en la villa de Carmona (ermita, de la que en breve plazo no quedar¨¢ ni el alambre), y la Asociaci¨®n de Amigos de Serrablo, en Sabi?¨¢nigo (Huesca).
Del primer caso informar¨¦ en dos tiempos: lo que le es dado leer al viajero en una Gu¨ªa de Carmona. (?editada, en 1966, por la Direcci¨®n de Bellas Artes!), y lo que el propio viajero puede, no sin asombro e indignaci¨®n, contemplar in situ. Con claro acento encomi¨¢sticotriunfalista, la aludida Gu¨ªa, de la ermita de San Mateo entre otras cosas, dice: ?Desde entonces (siglo XIII) goz¨® de una estima grande con tristes intervalos de abandono, hoy superados gracias al esfuerzo econ¨®mico de don Manuel D¨ªaz Villasante, benefactor insigne de Carmona. Consta de tres naves y una capilla mayor, separadas las naves por arcos espl¨¦ndidos de herradura, apuntados, con sus respectivos alfices; ejemplo muy original y no frecuente en la regi¨®n. Debi¨® ser fabricada la ermita por alarifes moros ( ... ) La cubierta es de artesa y el hastial v la graciosa espada?a son del seiscientos. En el muro de la Ep¨ªstola existe una pintura mural que representa a Santa Luc¨ªa y es obra del primer tercio del siglo XV?.
La autoridad, ?en las alturas?
Atra¨ªdo por tan expl¨ªcitos alicientes, llega el viajero, ve y escribe: ?Cu¨¢ndo hace unos meses visite la ermita de San Mateo, no pude evitar ese, hasta hace poco, frecuente sentimiento de rabia y de impotencia. Totalmente abandonada, un alambre sirve de d¨¦bil cerradura, Los murci¨¦lagos habitan en ese bell¨ªsimo templo, cuyo suelo aparece cubierto por sus cad¨¢veres y Miserias. La pintura mural muestra unos extra?os agujeros, testimonio, tal vez, de entrenamientos de furtivos tiradores. que suelen merodear por la arboleda circundante. Desde la ermita se contemplan los restaurados murallones del Alc¨¢zar de Arriba o del rey Don Pedro, hoy, parador de turismo. La autoridad competente pens¨®, claro est¨¢, en las alturas, Dentro, incluso, del recinto amurallado las huellas de la destrucci¨®n y del abandono. del expolio y el peculiado, son palpables ... ?
Tal es la denuncia previa y urgente, y ¨¦sta, la otra faz de la cuesti¨®n, de la que, ojal¨¢, tomaran partido y ejemplo otras y otras an¨¢logas alternativas culturales y populares: La Asociaci¨®n de Amigos de Serrablo. Cuenta nuestro comunicante y amigo c¨®mo en sucesivos viajes por caminos altoaragoneses le hab¨ªa sorprendido, junto a las naturales y habituales ruinas, las -sencillas restauraciones llevadas a cabo en no pocos hitos hist¨®rico-art¨ªsticos de la comarca, dej¨¢ndole admirado las bellas trazas de tales cuales templos rom¨¢nicos y moz¨¢rabes, como los de L¨¢rrade, Oliv¨¢n, Or¨®s Bajo... ?D¨®nde yac¨ªa la clave de esta notable excepci¨®n dentro de la poco halag¨¹e?a panor¨¢mica nacional? La respuesta le vino dada en el pueblo de Panticosa. En una peque?a librer¨ªa de la localidad encontr¨® una modesta pero hermosa publicaci¨®n titulada Las iglesias moz¨¢rabes de Serrablo, obra de Antonio Dur¨¢n Gudiol y explicaci¨®n cumplida, como se ver¨¢, de una m¨¢s que laudable empresa.
Result¨® el due?o de tal librer¨ªa ser miembro de la Asociaci¨®n de nuestro caso y explic¨® a nuestro hombre la forma de proceder de los asociados, basada en esta sola y aleccionadora norma de conducta ciudadana: recuperar para todos una parte del com¨²n patrimonio, aportando cada uno su parte de esfuerzo y rob¨¢ndole horas al ocio. Nuestro informador, gustoso y aleccionado, cede el recuento de sus conclusiones al p¨¢rrafo final de la publicaci¨®n apuntada: ?No ser¨ªa justo terminar este art¨ªculo sin una cordial menci¨®n de la Asociaci¨®n de Amigos de Serrablo, con sede en Sabi?¨¢nigo, que se halla inmersa en la gran tarea de conservaci¨®n de los templos moz¨¢rabes de su vieja regi¨®n, a los que atiende con sus no excesivos medios y con el trabajo directo de sus propias manos. Busa, Lasieso, Ordov¨¦s, San Bartolom¨¦ de Gav¨ªn.... son ya una palpable demostraci¨®n de la eficiencia, cari?o y buen sentido de Amigos de Serrablo, entidad digna de elogio y de ser imitada?.
Cruz y cara, pues, de una misma moneda, de las que ofrecemos noticia para reconsideraci¨®n de unos y m¨¦ritos de otros, modificando, al propio tiempo, parcial o restrictivamente nuestro lema: En vez de la denuncia sistem¨¢tica, el refrendo, si es posible, de la alternativa pertinente a cada caso, y en lugar, eso s¨ª, de no lejanas reconstrucciones suntuarias, la oportuna rehabilitaci¨®n de usos y significados. De ning¨²n modo, en fin, cejaremos en resaltar el orden de las prelaciones; que frente a presuntos y ampulosos anteproyectos bien merecen del Ministerio de Cultura atenciones prioritarias, est¨ªmulos y ayudas, las iniciativas en marcha, si cuentan, sobre todo, con un origen y un destino eminentemente populares. Espero y agradecer¨¦ que nuestro amable comunicante, y ya amigo, nos haga legible su firma.
Babelia
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