La nueva constituci¨®n
Diputado por Toledo del grupo parlamentario de Alianza PopularLos peri¨®dicos se est¨¢n haciendo eco estos d¨ªas de la diversidad de opiniones en orden a la duraci¨®n de los trabajos preparatorios de la nueva Constituci¨®n y a la fecha en que ¨¦sta podr¨¢ ser una realidad. En general, llama la atenci¨®n de muchos comentaristas, y con raz¨®n, el largo per¨ªodo de tiempo que parece preverse por los m¨¢ximos responsables de la tarea constitucional.
Yo soy consciente de que una nueva Constituci¨®n debe ser elaborada reflexivamente y sin precipitaciones. Pero, sinceramente, no acierto a comprender que se hable de ?a?os? a la hora de precisar en el per¨ªodo necesario para dotar a Espa?a de una nueva Constituci¨®n. Creo que ¨¦sta debe ser una tarea de ?meses?, no de ?a?os?, y que el referendum constitucional no debe ir m¨¢s all¨¢ de la pr¨®xima primavera.
Un calendario razonable ser¨ªa que la ponencia tuviera listo el texto a primeros de octubre y que a mediados de noviembre terminara la discusi¨®n en el Congreso y en diciembre se discutiera en el Senado. Contando con las posibles discrepancias de ambas C¨¢maras y los tr¨¢mites para resolverlas, a fines de enero la nueva Constituci¨®n deber¨ªa salir de las Cortes y en febrero podr¨ªa tener lugar el refer¨¦ndum.Hemos de ser conscientes de que la ley de Reforma Pol¨ªtica y la propia situaci¨®n de hecho creada con ella y con las elecciones generales han supuesto pr¨¢cticamente la inaplicabilidad de las Leyes Fundamentales. Las Leyes Fundamentales no han sido derogadas, pero nadie dir¨ªa que est¨¢n realmente ?vigentes?, con plena eficacia jur¨ªdica y pol¨ªtica. La resultante es que Espa?a tiene y no tiene Constituci¨®n. que las decisiones pol¨ªticas de cada d¨ªa est¨¢n con frecuencia en efectiva contradicci¨®n con la legalidad fundamental, y que no se puede seguir estirando la cuerda para amparar en un sistema constitucional una realidad pol¨ªtica no s¨®lo diferente, sino contradictoria. La an¨®mala situaci¨®n del Consejo del Reino, los juegos en la cuerda floja para el ?restablecimiento? de las autonom¨ªas, las tensiones en torno a la posibilidad del voto de censura al Gobierno, la extra?a situaci¨®n sindical... Todo esto no son sino expresiones de una anormalidad jur¨ªdico- pol¨ªtica fundamental a la que hay que poner fin cuanto antes,
La inseguridad y la confusi¨®n jur¨ªdicas son uno de los m¨¢s graves da?os que puede padecer un Estado. Si un Estado quiere ser ?de derecho?, lo primero que tiene que tener es un derecho fundamental que constituya la infraestructura, el apoyo y el condicionamiento a la vez de la actividad pol¨ªtica. Un sistema constitucional puede ser bueno o malo, pero peor es no tenerlo, o tenerlo a medias, y andar sorte¨¢ndolo cada d¨ªa.
?A qu¨¦ puede deberse la poca prisa que parecen tener los m¨¢ximos responsables del tema en dar a Espa?a la Constituci¨®n que ya inevitablemente necesita? ?Se trata de mantener mientras tanto al Gobierno m¨¢s libre de ataduras y cortapisas, de facilitarle la maniobra, de continuar realmente con unos poderes excepcionales? ?Influye el temor de que la discusi¨®n a fondo de los grandes temas constitucionales ponga de manifiesto la profundidad de algunas discrepancias de criterio, que ahora se van ?capeando? entre bastidores? ?Pesa el deseo de prolongar la legislatura, ante la posibilidad de que una nueva Constituci¨®n acelere unas nuevas elecciones generales? En definitiva, ?por qu¨¦ no tiene prisa el Centro y, lo que resulta m¨¢s extra?o, por qu¨¦ el PSOE parece entrar en el juego?
Realmente desconocemos las ¨²ltimas razones, e incluso puede ocurrir que sencillamente unos y otros piensen que el asunto no es tan urgente. Por mi parte, me siento obligado a hacer una llamada de atenci¨®n sobre esa urgencia. Porque no es posible, sin quebranto del Estado, del respeto a la ley, y de la necesaria congruencia y claridad pol¨ªtica, mantener mucho tiempo una discrepancia esencial entre la Constituci¨®n del Estado y la actuaci¨®n pol¨ªtica de cada d¨ªa; ni ser¨¢ posible resolver los grandes temas constitucionales si no es a trav¨¦s de la Constituci¨®n. Las facultades del Jefe del Estado, las relaciones entre el legislativo y el ejecutivo, la regulaci¨®n de las autonom¨ªas, el concepto y funci¨®n de los sindicatos, el enfoque del ejercicio de los derechos y libertades ciudadanas... son temas constitucionales que s¨®lo se resolver¨¢n eficaz y congruentemente en la Constituci¨®n.
Pretender restaurar la Generalitat al amparo de la vigente ley de Bases de R¨¦gimen Local; intentar abordar el problema de las relaciones entre el ejecutivo y el legislativo a trav¨¦s del Reglamento de las Cortes; establecer una nueva estructura sindical sin tocar el Fuero del Trabajo, mantener las funciones del Consejo del Reino como antes de la reforma pol¨ªtica... todo eso y mucho m¨¢s que est¨¢ sobre el tapete, es ?rizar el rizo? de las habilidades y las contradicciones, buscar soluciones a medias, y crear situaciones que ser¨¢n fuente permanente de conflicto entre las instituciones.Apoy¨¢ndome en los prop¨®sitos de ?realismo? del Gobierno, no tengo m¨¢s remedio que subrayar que para ser congruente con ellos hay que procurar que Espa?ol tenga cuanto antes una nueva Constituci¨®n. La reforma pol¨ªtica pudo hacerse de un modo u otro, pero tal como se ha hecho ha conducido a una realidad que ah¨ª est¨¢, a una situaci¨®n que es la que es. Y esa situaci¨®n est¨¢ llena en este momento de normas, actitudes y decisiones inconstitucionales. Porque nuestra realidad pol¨ªtica no tiene nada que ver con nuestra formalidad constitucional. Y tal como est¨¢n las cosas, no tenemos m¨¢s remedio que hacer una nueva Constituci¨®n si queremos ser un Estado de derecho. Por duro que parezca, ahora no lo somos; ahora lo somos menos que antes.
La r¨¢pida elaboraci¨®n de la Constituci¨®n, ?supone la necesidad de nuevas elecciones generales en plazo breve? No puede soslayarse esta cuesti¨®n. Pero conviene analizarla con cuidado.
Yo siempre me he mostrado partidario de que la legislatura debe durar el mayor tiempo posible, dentro de su per¨ªodo legal de vigencia, porque los problemas de Espa?a requieren un tiempo de estabilidad pol¨ªtica relativamente largo. Pero soy consciente de que es dif¨ªcil, por muchas razones, que esta legislatura agote su mandato. Y reconozco que, efectivamente la nueva Constituci¨®n ser¨¢ un elemento importante para definir la duraci¨®n de las Cortes. Como tambi¨¦n incidir¨¢n las elecciones municipales, o cualquiera de los otros grandes temas pendientes, como el de las autonom¨ªas o el sindical, o la situaci¨®n econ¨®mica...Pero en todo caso, y aun cuando la nueva Constituci¨®n sea un factor importante para la duraci¨®n de la legislatura, no creo que sea totalmente decisivo, ya que puede haber otros, y cabe, incluso, que la situaci¨®n pueda deteriorarse m¨¢s r¨¢pidamente si la Constituci¨®n se dilata demasiado y, por consecuencia, los grandes temas, o no se resuelven o se resuelven a medias, o se resuelven por v¨ªas colaterales y medio de ?tapadillo?. Y, en consecuencia, puede acelerarse lo que se trataba de retrasar.
La nueva Constituci¨®n no deber¨ªa provocar por s¨ª misma nuevas elecciones generales, ya que a Espa?a le conviene que se demoren el tiempo suficiente para encauzar el problema econ¨®mico, normalizar la situaci¨®n laboral y restaurar el principio de autoridad y de respeto a la ley, ahora deteriorados por transigencias, tolerancias y discreccionalidades, que tratan de explicarse por la falta de adecuaci¨®n entre realidad y legalidad.
Hagamos esa adecuaci¨®n cuanto antes al m¨¢ximo nivel, al nivel constitucional. De otra forma, podemos caer en el error de empezar a hacer la casa por el tejado.
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