Pol¨¦mica en Italia tras la conquista del Lavaredo por espa?oles
Conquistando en ?direct¨ªsima? una de las tres cimas del Lavaredo (2.999 metros) en los Dolomitas, el alpinismo espa?ol ha plantado una bandera de victoria.
Cuando a finales de julio los cuatro espa?oles llegaron al pie de la monta?a, a unos veinte kil¨®metros de la estaci¨®n invernal de lujo de Cortina d'Ampezo y corrieron rumores de sus prop¨®sitos, los entendidos y la gente del lugar se miraron con escepticismo y perplejidad. ?Desistir¨¢n muy pronto?, era el comentario com¨²n. Se trataba de Juan Carrillo, veinticinco a?os, empleado; Miguel Angel Gallego, veintitr¨¦s, estudiante de medicina, Antonio G¨®mez, veinticuatro, empleado, y Mariano Lozano, perito industrial, veinticinco. En Italia no se sab¨ªa nada de ellos. Hoy son noticia de radio y prensa.Como en todas las conquistas -y no s¨®lo deportivas- no ha faltado la pol¨¦mica en torno a la t¨¦cnica seguida por los espa?oles. Desde primeros de agosto la prensa local comenz¨® ya a polemizar. Los cuatro ?gatos de monta?a? espa?oles avanzaban en pared a la luz del d¨ªa, de noche descend¨ªan a la base; durante el mal tiempo, frecuente en agosto, no se mov¨ªan y volv¨ªan a escalar hasta tres o cuatro horas para sacar en conclusi¨®n una o dos de meta avanzada. S¨®lo los ¨²ltimos d¨ªas han desafiado en sus sacos colgados a sus clavos, rayos y centellas. Tambi¨¦n ha sido discutido el clavo a ?expansi¨®n? de que se han servido, una especie de peque?a cu?a de acero de un cent¨ªmetro y medio que una vez clavado en la roca se dilata.
En la pared direct¨ªsima norte, de 550 metros de altura, los j¨®venes espa?oles no han clavado m¨¢s de treinta clavos. Un sexto grado superior y artificial hasta ahora no conquistado por ning¨²n alpinista. La ?v¨ªa? de los espa?oles viene a sumarse ahora a las otras cuatro que surcan la dif¨ªcil monta?a, la abierta en 1933 por Dimai-Comici; en 1958, por Hasse-Brandler; en 1963, por Sirgert-Kausken; y en 1963, por Mauro Minuzzo.
Angelo Dimai, que con su hermano Giuseppe y Emilio Comici conquist¨® la monta?a en 1933, ha hecho a la prensa unas declaraciones cr¨ªticas sobre el sistema de escalada y las nuevas t¨¦cnicas, pero no ha ahorrado elogios a la valent¨ªa de los muchachos espa?oles. El gran escalador Piero Mazzorana, famoso sexto grado, que a mediados de agosto acudi¨® a visitarles y darles ¨¢nimos despu¨¦s de una semana de lluvia encerrados en la tienda, ha dicho: ?Los admiro inmensamente desde el punto de vista humano.?
Sobre este aspecto nadie ha discutido la proeza alpinista de los j¨®venes espa?oles. Cuando hacia el 15 de agosto se encontraban por encima de ?los grandes techos? y en la punta Dibona cercana hubo una desgracia incluso con un muerto, los espa?oles, advertidos por radio, se prodigaron generosamente. Se discutes si puede considerarse ?d¨ªrect¨ªsima? una escalada que dura un mes. No se discute el coraje de unos chicos murcianos (?playas y no monta?as?) que han pasado sus vacaciones en las monta?as dolom¨ªticas, dejando su nombre inscrito en los anales del alpinismo italiano y mundial.
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