Un mensaje dirigido a la inteligencia de otros mundos
Son numerosos los cient¨ªficos que consideran que nuestro mundo no es el ¨²nico planeta habitado del universo. Pero, a la hora de considerar la existencia de vida e incluso vida inteligente en otros rincones de las galaxias, se opera cautelosamente con criterios meramente posibil¨ªsticos. Ning¨²n cient¨ªfico se ha atrevido, hasta la fecha, a aseverar con firmeza que exista vida en otro planeta. Del mismo modo que tampoco cient¨ªfico alguno que se precie de serlo ha sido capaz de negar rotundamente la posibilidad de que exista vida en otro mundo.Lo ¨²nico que la ciencia actual est¨¢ en condiciones de afirmar es que existen muchas posibilidades de que en planetas similares a la Tierra la materia haya evolucionado hasta dar origen a formas vivientes inteligentes, tal como sucedi¨® en nuestro mundo. Si ese hecho ha tenido lugar en muchos planetas, lo previsible es que en algunos de ellos, la evoluci¨®n est¨¢ m¨¢s atrasada que aqu¨ª, mientras que en otros puede estar m¨¢s adelantada. Puede haber cuerpos celestes, por tanto, con un nivel de desarrollo de la vida y la inteligencia muy superior al terrestre.
?En cu¨¢ntos planetas podr¨ªa suceder esto? ?Cu¨¢ntos ser¨ªan los objetos celestes con condiciones similares a nuestro planeta? Tambi¨¦n aqu¨ª se opera con criterios meramente probabilistas. Calculando el n¨²mero de estrellas, las posibilidades de que las estrellas tengan un sistema solar en torno suyo como lo tiene el Sol y de que en ese sistema solar haya alg¨²n astro con condiciones t¨¦rmicas, atmosf¨¦ricas, etc¨¦tera parecidas a las de nuestro planeta.... resultan cifras astron¨®micas. Miles de millones son los cuerpos celestes que podr¨ªan albergar vida semejante o superior a la humana. ?Pero la hay de hecho?
Comunicaci¨®n casi imposible
Existe otro problema superior. si cabe, a la averiguaci¨®n de si hay o no vida m¨¢s all¨¢ de la Tierra. Es el de la posible comunicaci¨®n que se establecer¨ªa con esos seres vivientes. No se trata de un problema de lenguaje. Los problemas de lenguaje parecen m¨¢s solventables de lo que pareciera a simple vista dado la existencia de unos patrones universales de comunicaci¨®n: formas, figuras, sonidos, s¨ªmbolos, etc¨¦tera. Se trata simplemente de un problema de distancia.
Si existe vida inteligente en un planeta situado a una distancia tal que la luz, con una velocidad de 300.000 kil¨®metros por segundo, tarde millones de a?os en llegar, ?cu¨¢ndo podr¨¢ el hombre crear objetos que viajen a esa velocidad? Si incluso las ondas hertzianas que soportan los mensajes radiof¨®nicos y televisivos no pueden viajara mayor velocidad de la citada, ?qu¨¦ forma de comunicaci¨®n ser¨ªa posible? ?Qui¨¦n podr¨ªa emitir un mensaje y esperar la respuesta?
Un mensaje a bordo
El ingenio espacial Voyager lo va a intentar. Los dos objetos, mec¨¢nicos ya lanzados, en ruta hacia los planetas exteriores de nuestro sistema solar y hacia otros sistemas a los que tardar¨¢n miles de a?os en llegar, son portadores de un mensaje del hombre a inteligencias desconocidas.
Un comit¨¦ de cient¨ªficos, m¨²sicos y artistas elabor¨® el mensaje. Este incluye entre otras cosas una grabaci¨®n de dos horas de duraci¨®n con im¨¢genes y sonidos en los que se intenta comunicar a una inteligencia extraterrestre qu¨¦ es el hombre y c¨®mo es su mundo.
Una secuencia muestra tina visi¨®n del sistema solar e incluye im¨¢genes de la Tierra tomadas desde el espacio. La vida terrestre se intenta describir con dibujos de biolog¨ªa b¨¢sica: la imagen de un feto, un nacimiento, una madre criando un ni?o, un grupo de ni?os, una familia. Hay tambi¨¦n dibujos de hojas de ¨¢rboles, copos de nieve, insectos, peces, p¨¢jaros, elefantes, personas de diferentes razas y culturas. La imagen de la actual tecnolog¨ªa humana est¨¢ dada por los dibujos y fotograf¨ªas de casas de Africa o Nueva Inglaterra, ciudades como Oxford o Boston, el edificio de las Naciones Unidas y el palacio de la Opera de Sidney, en Australia, as¨ª como im¨¢genes de microscopios, radiotelescopios y pistas de lanzamiento de cohetes.
Ruidos de este mundo
La parte sonora del mensaje del hombre no es menos importante que la visual. Se han grabado saludos en 55 idiomas. Incluyendo sonidos familiares en la vida del hombre: la lluvia, el oleaje, grillos, ranas y perros, as¨ª como tambi¨¦n esos otros sonidos ya familiares que el hombre cre¨®: serrer¨ªas, tractores, m¨¢quinas remachadoras, locomotoras de tren, cohetes Saturno. Tras estos sonidos, las grandes producciones sonoras humanas: una selecci¨®n de m¨²sica de Bach, Beethoven, Louis Armstrong, Chuck Berry, mariachi mexicano, flauta peruana, canto nocturno navajo...
Todo este mensaje intenta hacer percibir a quienes pudiesen verlo u o¨ªrlo la suficiente cantidad de signos como para identificarse con algunos de ellos si es que la hipot¨¦tica desconocida cultura realiz¨® producciones parejas o, al menos, detectar la complejidad y diversidad de una cultura, la humana, con la que tomar¨ªa un primer contacto a trav¨¦s del mensaje grabado.
Una lista de senadores
En el supuesto, m¨¢s que probable, de que nadie escuche el mensaje en nuestro sistemasolar, porque ninguna forma de vida inteligente se haya desarrollado en los planetas J¨²piter, Urano o Neptuno, la estrella m¨¢s pr¨®xima donde alguien pudiese detectar o ser¨¢ visitada por los Voyager dentro de 40.000 a?os. Si ese alguien intenta responder, el viaje de su respuesta supondr¨ªa otros cuarenta mil a?os, lo cual supone que hasta dentro de 80.000 a?os no vamos a tener respuesta a nuestra pregunta.
Adem¨¢s de todos los datos indicados, esa mente capaz de comprender el mensaje podr¨¢ hacerse una idea de la tecnolog¨ªa humana del siglo XX, analizando los instrumentos de an¨¢lisis y propulsi¨®n de los que son portadores Voyager I y Voyager II. Por si todo eso fuera poco, y quiz¨¢s como una forma de tributo que los cient¨ªficos pagan a los pol¨ªticos por suministrar los presupuestos para este tipo de experiencias, se han incluido en el mensaje a las galaxias desconocidas los nombres de todos los senadores yankees. Es decir, los futuros interlocutores de la especie humana podr¨¢n incluso conocer qui¨¦n pag¨® tan costosa aventura.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.