"Espiral", una revista isla en la literatura espa?ola
Con un pr¨®ximo n¨²mero dedicado a La ficci¨®n, ser¨¢n tres los ejemplares de Espiral que se atreven con la cultura espa?ola. Coordinada por Juli¨¢n R¨ªos, editada por Fundamentos, se trata de un caso ins¨®lito en el panorama cultural espa?ol, y sorprendente por la no contaminaci¨®n del tema, por la voluntaria vocaci¨®n literaria y por su mantenimiento en esos lugares de la transgresi¨®n donde el g¨¦nero literario demuestra ser al menos tan endeble como el resto de los g¨¦neros todos. Y no s¨®lo por los temas tocados, sino por la escapada permanente del esquema revista al esquema libro, all¨ª donde Juli¨¢n R¨ªos -que ya otras veces intent¨® el arte de la confluencia de significados, y el autom¨¢tico salto a nuevas significaciones, por el hecho mismo del vecindario- ordena, encarga, escucha, lee y coloca los textos.El primero, Liberaciones, deja que ocho nombres se suelten la melena. Severo Sarduy libera -descoloniza, dice- territorios y tambi¨¦n cuerpos pero tambi¨¦n asalta los g¨¦neros porque publica un gui¨®n radiof¨®nico que quiz¨¢ alguna vez se oy¨® en su emisora francesa, pero que casi nadie pudiera pensar en leerlo en texto de papel, extra?ando a¨²n m¨¢s los terrenos distantes y efectivos de las colonias portuguesas y el sexo como obligaci¨®n de libertad, contaminado de violencia y guerra. Juan Goytisolo salta -en un estudio importante de Lezama- la transgresi¨®n del texto ajeno donde m¨¢s le duele: en la explicaci¨®n de la met¨¢fora er¨®tica y los mecanismos que unen al cubano con G¨®ngora o con Joaqu¨ªn Belda, escritor de novelas verdes. Haroldo de Campos, portugu¨¦s, habla de los poemas de la locura, del destino de Holderlin, que tropieza con los poemas visuales de Brossa, antes de llegar al erotismo precursor de Valente, y abrirse al largo p¨¢rrafo de Larva, la novela (?) que escribe el propio R¨ªos, en este caso descarada liberaci¨®n de los idiomas, por franco, alucinado encuentro de sus palabras desprovistas de su sentido, destrozadas a otros nuevos a veces, escabullidas y escritas en ese raro esperanto de la escritura porque s¨ª. Cierran el visual de Augusto de Campos -que como Brossa acerca ilustraci¨®n y texto- y el de Octavio Paz, que, esta vez, reintegra al lector a los terrenos de el fuego de cada d¨ªa. El segundo n¨²mero de Espiral estudia Juan sin tierra, el monstruo de Goytisolo. Una entrevista Juan Goytisolo-Juli¨¢n R¨ªos desvela, desde el autor, algunas razones que el escritor parece negarse a revelar. Pero que ah¨ª est¨¢n como un conjuro maligno para los interpretadores: el sicoan¨¢lisis, el desnudo imp¨ªo del novelista y la novela va siendo minuciosa y progresivamente practicada por Linda G. Levine, por Dur¨¢n, que vuelve delirio la escritura; por Gonzalo D¨ªaz-Migoyo, que convierte el ¨²ltimo exilio de Goytisolo en una reivindicaci¨®n de Onan, o de Kessel Scwartz, que lo quiere un esperpento anal. La maldici¨®n imparable tras tanta transgresi¨®n revelada se hace patente en el estudio de J. M. Oviedo, que ve el hombre escindido en busca de otras cultras, o en el de Monique Lemaitre, que estudia el masoquismo pregenital en esta novela terrible y excremental. La afirmaci¨®n textual comienza a primar, sobre la interpretaci¨®n, que en la facultad se llamaba auxiliar, en el texto de Carlos-Peregr¨ªn Otero, que se ensancha en el trabajo de Jerome Bernstein, para afirmarse como soledad infinita, ¨²nica existencia campo de batalla revolucionaria y realidad ¨²nica, en el art¨ªculo de Gimferrer. Por fin Aline Schulman, su traductora al franc¨¦s, cerrar¨¢ este segundo vuelo se?alando la adecuaci¨®nt¨ªtinica entre lenguaje y comportamiento. Y es entonces, cuando la escritura ya est¨¢ sola, cuando Fernando Savater se atrever¨¢ a dejar la sombra horrible de la ¨²ltima duda y el ¨²ltimo escepticismo, cuando se pregunta si la transgresi¨®n conduce a lo id¨¦ntico, si el tirano y el rebelde no se encuentran en la misma cosa, al fin, si la escritura es posible.
?Si en lo futuro escribes, ser¨¢ otra lengua?, es la condenaci¨®n al silencio que se impuso -y hasta ahora cumple, a nivel de ficci¨®n- Juan Goytisolo, y sobre la que Jos¨¦ Miguel Ull¨¢n reflexiona, crea otro texto que es comentario y es independencia, y es automaldici¨®n compartida. Ya luego, los fotomontajes de G¨¢lvez -tal vez,-¨¦l otro lenguaje- dan paso a Cabrera Infante, que rompe el silencio y valora: ?No hay libro -a su pesar- m¨¢s espa?ol, m¨¢s pertinente a. los espa?oles, al, tiempo que es impertinente con Espa?a:la ¨²nica hero¨ªna del libro es la lengua espa?ola, pero, ?tengo que recordar que hero¨ªna es tambi¨¦n el nombre de una droga??
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