De palacio a palacio

La pol¨ªtica exterior espa?ola empieza a tomar cuerpo. El Congreso de Diputados ha iniciado una primera discusi¨®n formal sobre esta pol¨ªtica del Estado, que parece tendr¨¢, desde ahora, su sede leg¨ªtima en el Palacio de las Cortes y su administraci¨®n en el Palacio de Santa Cruz. Algo es algo y por aqu¨ª se empieza. La Oposici¨®n exigi¨® el control de esta pol¨ªtica, y el ministro responsable, Marcelino Oreja, acept¨® gustoso la petici¨®n se?alando que ?la pol¨ªtica exterior debe hacerse en las Cortes?.La apertura del debate, que fue m¨¢s bien un concierto de solistas, fue, sin duda, importante al margen del aburrimiento y de la escasa brillantez de discursos y oradores. Quedaron plasmadas, de manera formal, las posiciones de los distintos partidos de la Oposici¨®n y ello tiene especial inter¨¦s porque, en pocos d¨ªas, Marcelino Oreja volar¨¢ hacia Nueva York para asistir a la sesi¨®n plenaria de la Asamblea General de la ONU. Y est¨¢ bien que el ministro lleve en cartera las posiciones de la Oposici¨®n sobre temas claves de la pol¨ªtica exterior y, sobre todo, sobre las cuestiones de Gibraltar y Sahara Occidental, que ser¨¢n temas centrales del discurso del ministro y de las conversaciones bilaterales que mantendr¨¢ con otros colegas en la capital neoyorquina.

?He tomado buena nota de las distintas intervenciones?, declar¨® Oreja en el pleno del Congreso, ante la sorpresa y malestar de muchos diputados de la Oposici¨®n, que quisieron tambi¨¦n tomar nota de la posici¨®n del Gobierno y de la UCD -si es que existe- sobre los distintos temas de la acci¨®n exterior espa?ola. Ello no fue posible porque el ministro se limit¨® a declamar ?las l¨ªneas maestras o la filosof¨ªa? de la pol¨ªtica exterior del Gobierno, pero sin entrar en materia.

De todas maneras, la intervenci¨®n de Oreja, que recuerda en mucho a su discurso en el CESEDEN hace unos meses, es interesante y aunque tiene todo el cariz de un pr¨®logo; marca un nuevo estilo y dibuja las coordenadas de una pol¨ªtica que ser¨¢n estudiadas con atenci¨®n dentro y fuera de nuestras fronteras.

La b¨²squeda de la paz y la seguridad en el mundo, mediante la defensa de los derechos humanos, el establecimiento de un orden econ¨®mico internacional justo y la defensa del desarme y la distensi¨®n, constituyen el eje de su declaraci¨®n, y la gran novedad en lo que se refiere a la inclusi¨®n de la defensa de los derechos humanos como constante de la pol¨ªtica exterior espa?ola. A ello se le a?ade el deseo de que las Cortes sean el ¨¢mbito natural de, esta pol¨ªtica que, a su juicio, debe ser ?compartida?, y no ?partidaria o de grupos?, como dijo el ministro, quien, por otra parte, habl¨® de la pol¨ªtica de lo posible, de la independencia del Estado, y de la necesaria buena vecindad entre pueblos pr¨®ximos o incluidos en el mismo espacio geopol¨ªtico.

Bien en teor¨ªa, pero suspenso en las pr¨¢cticas. Oreja dej¨®, para otro momento, la definici¨®n real de su pol¨ªtica y se limit¨® s¨®lo a matizar temas como la cuesti¨®n del Sahara, insistiendo en la idea de que Espa?a no tiene responsabilidades en este territorio y que ¨¦stas pertenecen al pasado y a Gobiernos precedentes. Balones fuera que no fueron pitados ni pateados, quiz¨¢ porque se espera el buen momento para entrar en materia por parte de la Oposici¨®n -que se declar¨® un¨¢nime en la denuncia del Acuerdo de Madrid-, quiz¨¢ porque la Oposici¨®n fue previamente sobre informada sobre la situaci¨®n actual de Ceuta y Melilla, lo que dio pie a Oreja para pedir moderaci¨®n y apoyo a tirios y troyanos.

Por lo dem¨¢s, cabe se?alar que entre Gobierno y Oposici¨®n no existen grandes diferencias en pol¨ªtica exterior, excepci¨®n hecha del Sahara y de la cuesti¨®n OTAN, que a¨²n no est¨¢ madura, y que marca la frontera entre la neutralidad y alineaci¨®n posible de Espa?a.