Los tirantes
Por fin ya s¨¦ yo para qu¨¦ rayos ha servido la operaci¨®n reforma, las elecciones, la democracia, el 15 de junio, el destape, habla -pueblo -habla, la legalizaci¨®n de partidos, la amnist¨ªa y todo: para que la clase pol¨ªtica se pueda quedar en tirantes.Antes, los ministros de Franco no ten¨ªan tirantes o no se los ense?aban ni a su santa esposa. Ahora salen todos en tirantes, desde Garrigues Walker a Fraga, porque los tirantes hacen dem¨®crata, dan sensaci¨®n de que se le acumula a uno el trabajo e impiden observar si los pol¨ªticos se aprietan o no se aprietan el cintur¨®n, puesto que ya no usan cintur¨®n. Con esto de los tirantes pasa como con las cachas de L¨®pez-Rod¨®, que no tuvo cachas hasta que se le murieron Franco, Carrero y monse?or Escriv¨¢. Por cierto que hace d¨ªas ha dicho otra cosa er¨®tica don Laureano:
-A m¨ª siempre me ha tocado bailar con la m¨¢s fea.
Yo no sab¨ªa que don Laureano fuese bailona. Nunca le he visto en Carrousell. Yo cre¨ªa que a los espa?oles nos hab¨ªa tocado bailar con la m¨¢s fea cuando la m¨¢s fea era ¨¦l, o sea que ten¨ªa mando. Ahora L¨®pez-Rod¨® ense?a las cachas o habla de ellas, Garrigues ense?a los tirantes, Africa Prat ense?a las cachas de L¨®pez-Rod¨®, haci¨¦ndonos creer que son las suyas, y el personal se permite fumar delante del Rey. Me llaman de la revista Garbo:
-?Tiene rey Umbral?
-Todos los espa?oles tenemos un rey. Al menos, eso es lo que traen los peri¨®dicos.
Vienen de la tele:
-?Qu¨¦ es la mujer?
-La mujer es el ¨²nico hombre que prefiere hacer el amor y no la guerra.
El hombre, ahora, mayormente si es ministro, est¨¢ en la guerra de los tirantes. Los tirantes hacen m¨¢s dem¨®crata que aquellas guerreras blancas de falangista que se pon¨ªa Arrese y que por cierto le sentaban muy bien.
Pero dice Joaqu¨ªn Garrigues, con la irresponsabilidad que da el estar en tirantes:
-Los salarios no pueden seguir creciendo. Hay que ser inflexible al respecto.
Y luego pide una vez m¨¢s libertad de despido -que ya hay- y dice que el espa?ol no vive como el sueco porque no trabaja como el sueco. El viejo argumento reaccionario y racial inventado por Hip¨®lito Taine, que hab¨ªa que ver a don Hip¨®lito en tirantes. Pero resulta, Joaqu¨ªn, que el espa?ol en Suecia s¨ª trabaja como un sueco. Y en Alemania como un alem¨¢n. O sea que no falla el pueblo, sino que fall¨¢is vosotros, la clase empresarial, que dir¨ªa un grapo. Ahora se est¨¢ gestando un semanario para defender los intereses de la clase empresarial, porque parece que la prensa se ha vuelto anarco y defiende mayormente al obrero:
-Hay huelgas en que el obrero no tiene raz¨®n- me dice un empresario mientras se toma la brochetta.
-Los obreros tienen siempre la raz¨®n hist¨®rica, jefe.
Joaqu¨ªn Garrigues, en los c¨®cteles y cenas donde coincid¨ªamos, me dedicaba p¨¢lidas sonrisas a distancia. Antonio lleg¨® incluso a cogerme un codo. La se?ora de Joaqu¨ªn me pide aut¨®grafos en los restaurantes. Le voy a decir que le compre a su marido unos tirantes con barras y estrellas, ya que parece que se va a pasar en tirantes todo el mandato, que se lo deseo largo. Como se lo deseo a Camu?as, al que ahora llaman Nacho de Nietzsche, por lo superhombre que se ha puesto en las Cortes, pegando gritos a los periodistas. Es el ¨²nico soltero del Gabinete y por eso no se ha puesto todav¨ªa de tirantes largos.
?Por qu¨¦ un ministro de Obras P¨²blicas, osea Garrigues, habla todo el rato de econom¨ªa? No es esa su ventanilla. Con Franco, cada ministro hablaba de lo suyo, y m¨¢s bien poco. Ahora se quedan en tirantes y se asoman por la ventanilla de otro negociado. Con raz¨®n dice Fraga que ya est¨¢ bien de pol¨ªtica rom¨¢ntica. Llevamos desde l 15 de junio sin chales en los pechos y flojo el cintur¨®n. Y Garrigues, en tirantes.
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