Alvaro Cunhal: "Eurocomunismo, una moda que pasar¨¢"
EL PAIS: ?D¨®nde est¨¢ la Revoluci¨®n de los Claveles?Alvaro Cunhal: En la vida. En la realidad portuguesa que hoy es completamente diferente de la que exist¨ªa antes de esta fecha. Hoy tenemos un r¨¦gimen democr¨¢tico y nuestro pueblo, de una manera general, con excepci¨®n de algunas situaciones, vive libremente y puede disfrutar de libertades y derechos consagrados en la Constituci¨®n de la Rep¨²blica.
En lo econ¨®mico hubo mejoras importantes, que en los ¨²ltimos a?os tienden a empeorarse, por la pol¨ªtica de recuperaci¨®n capitalista del Gobierno. En las estructuras socio-econ¨®micas tambi¨¦n hubo cambios radicales: el capitalismo monopolista de Estado fue liquidado, al igual que los monopolios y las grandes fincas que antes del 25 de abril alcanzaban -algunas de ellas- las 20.000 hect¨¢reas; hoy una quinta parte de las tierras cultivables est¨¢ en manos de los campesinos; muchas f¨¢bricas que fueron nacionalizadas o donde hubo intervenci¨®n del Estado est¨¢n bajo control obrero y se han creado unas ochocientas cooperativas en las que los trabajadores tienen las riendas.
EL PAIS. Pero el modelo revolucionario portugu¨¦s?
A. C. No podemos decir que existe un modelo portugu¨¦s, de la misma manera que no podemos decir que exista un otro modelo de revoluci¨®n. La revoluci¨®n no tiene modelo. Tiene caracter¨ªsticas generales, originalidades y aspectos particulares como ocurre en Portugal. La alianza y la intervenci¨®n de las fuerzas armadas y del movimiento popular que, en cierta forma, contin¨²a, constituye una de las originalidades de la revoluci¨®n portuguesa. Adem¨¢s, nuestra Constituci¨®n no es una constituci¨®n t¨ªpica de un r¨¦gimen parlamentario. El Parlamento no tiene tantos poderes como en los reg¨ªmenes parlamentarios. Tampoco es una Constituci¨®n que establece un r¨¦gimen presidencialista. Existe un Consejo de la Revoluci¨®n, cuya legitimidad se encuentra en la acci¨®n misma de las fuerzas armadas en el proceso democratizador. Por tanto, tenemos un sistema de poder complejo no comparable a los reg¨ªmenes democr¨¢ticos de Europa Occidental.
EL PAIS. ?Y en el plano socio-econ¨®mic¨®?
A C. Tambi¨¦n persiste la originalidad. Existe un sector capitalista muy amplio, un sector no capitalista -nacionalizado, autogestionado, cooperativo e intervenido- y un sector de unidades colectivas de producci¨®n en la zona de la reforma agraria. Sectores que no son predominantes pero s¨ª determinantes, porque incluyen la banca la industria pesada, los transportes y empresas importantes, y una quinta parte del campo cultivable.
EL PAIS. ?Para siempre?
A. C. Nunca se puede decir para siempre. En Portugal hay peligros muy serios. Peligros que se enfrentan a la realidad de nuestro pa¨ªs. Ultimamente han sido aprobadas, en nuestra Asamblea, leyes que tienen dificultades de aplicaci¨®n porque no contemplan la realidad objetiva que se cre¨® con la revoluci¨®n y, fundamentalmente, porque no tienen en cuenta los sectores mencionados que conforman hoy nuestra realidad socio-econ¨®mica. El Partido Comunista portugu¨¦s considera que la recuperaci¨®n econ¨®mica debe desarrollarse en los l¨ªmites de estos sectores, al margen de los cuales pueden producirse cambios bruscos que provocan inevitablemente conflictos sociales y dificultades de car¨¢cter econ¨®mico y pol¨ªtico. El PCP propugna el status quo. Dejar estar lo que est¨¢. No perturbar la situaci¨®n econ¨®mica con cambios violentos de recuperaci¨®n capitalista. Hay que respetar la din¨¢mica propia de cada sector.
'PCP propugna el "status quo"'
EL PAIS. El status quo que propone el PCP, ?no tiene como objetivo un acercamiento con el Partido, Socialista?
A. C. Nosotros defendemos dos salidas para la situaci¨®n actual: la primera, elecciones generales. En nuestro punto de vista, aquellos que aprobaron las ¨²ltimas leyes contra la reforma agraria (los socialistas, en especial), el control obrero, nacionalizaciones e indemnizaciones, no respondieron al mandato que recibieron, del electorado. Por ello optamos por esta posibilidad constitucional y pedimos la dimisi¨®n del Gobierno, la disoluci¨®n de la Asamblea y la formaci¨®n de un gabinete que prepare las elecciones.
Si se entiende que ¨¦sta no es la soluci¨®n, y ello se comprende porque el Partido Socialista tiene miedo de las elecciones porque no tiene la conciencia tranquila, nosotros proponemos un Gobierno de plataforma. Defendemos un Gobierno que resulte del acuerdo de las fuerzas pol¨ªticas y sociales interesadas en la continuidad del r¨¦gimen democr¨¢tico portugu¨¦s.
EL PAIS. ?Con una mayor intervenci¨®n del presidente de la Rep¨²blica?
A. C. Seg¨²n la Constituci¨®n, el poder es compartido entre el presidente, el Gobierno, la Alamblea y el Consenso de la Revoluci¨®n. Ninguna personalidad o autoridad responsable puede pensar en una soluci¨®n que no sea constitucional. Es cierto, tambi¨¦n, que en este momento el presidente tiene, cada vez, una intervenci¨®n mayor, pero sobre todo por la ineficacia e incapacidad del Gobierno, y porque el Gobierno no da soluciones a los problemas nacionales.
'"Los empr¨¦stitos, el garrote de nuestro pa¨ªs"'
EL PAIS. Los problemas esenciales son econ¨®mico-sociales. ?Depende Portugal de su ubicaci¨®n occidentalista y de un pacto social?
A. C. La expresi¨®n pacto social est¨¢ muy desacreditada, porque presupone que los capitalistas imponen sus condiciones a los trabajadores. Si se entiende como una plataforma negociada entre las distintas clases y capas sociales, nosotros estamos de acuerdo.
Por otra parte, nosotros no estamos contra los empr¨¦stitos del exterior. Son necesarios, pero, deben respetar nuestros intereses nacionales y no deben incluir condiciones pol¨ªticas ni de otro tipo que condicionen nuestra independencia. Pero lo malo es que el Gobierno parece esperar todo de los empr¨¦stitos y no toma iniciativas para combatir la crisis econ¨®mica. Urge un esfuerzo nacional de todos para reducir importaciones y producir todo lo que podamos. Nosotros llamamos a los empr¨¦stitos con un nombre que es bien conocido en castellano: el garrote. Ellos son el garrote de nuestro pa¨ªs, de nuestra econom¨ªa, de nuestra independencia.
EL PAIS. ?C¨®mo est¨¢ la situaci¨®n militar?
A.C. El PCP considera muy importante la unidad de las fuerzas armadas y con nuestra acci¨®n pol¨ªtica deseamos contribuir en favor de esta unidad y no en favor de una desestabilizaci¨®n militar que es el objetivo de las fuerzas reaccionarias. Hemos sido acusados de una pol¨ªtica desestabilizadora de las fuerzas armadas cuando en realidad defendemos la estabilizaci¨®n necesaria.
EL PAIS. ?Y el Consejo de la Revoluci¨®n?
A. C. No quiero opinar sobre el trabajo de los ¨®rganos de soberan¨ªa pol¨ªt¨ªco-militares. Pero consideramos positivo que exista como ¨®rgano de soberan¨ªa el Consejo de la Revoluci¨®n.
EL PAIS. Relaciones con otros partidos comunistas. ?C¨®mo no estaba el PCE en la fiesta del Avante (¨®rgano del PCP)?
A. C. Esta es una historia de la que no me gustar¨ªa hablar, y menos para un ¨®rgano especial de prensa. Nosotros deseamos que los comunistas espa?oles y el resto de las fuerzas progresistas consigan grandes ¨¦xitos en el proceso democr¨¢tico espa?ol.
EL PAIS. ?Qu¨¦ nos puede decir del debate eurocomunista, tan de moda?
A. C. Como lo dice, la pregunta es una moda y como todas las modas pasar¨¢. Hoy se habla mucho de eurocomunismo y ¨¦ste es un t¨¦rmino inexacto, que no tiene rigor ni geogr¨¢fico ni pol¨ªtico. Adem¨¢s, es un t¨¦rmino que no surgi¨® de los comunistas, sino desde fuera del movimiento comunista. Es una moda que va a pasar.
Hay dos aspectos, en ello, a los que me puedo referir. Uno es la b¨²squeda justa y necesaria de cada partido comunista de un camino, de acuerdo con las condiciones espec¨ªficas, econ¨®micas, pol¨ªticas y tradicionales de cada pa¨ªs. Y esto es lo que hacemos nosotros en Portugal. Otro aspecto, y ese es muy diferente, es toda una tentativa del exterior del mundo obrero de empujar a los partidos obreros a oponer soluciones nacionales a soluciones que han encontrado otros pueblos para construir el socialismo, a oponer el proyecto pol¨ªtico de los pa¨ªses de la Europa capitalista al socialismo tal y como existe hoy en los pa¨ªses socialistas.
Nosotros hemos constatado que ¨¦sta es una soluci¨®n que no sirve a la lucha por el socialismo y por ello, en nuestro pa¨ªs, al mismo tiempo que tenemos un camino propio tenemos, tambi¨¦n, una posici¨®n muy firme en defensa de la unidad de las fuerzas revolucionarias del mundo contempor¨¢neo.
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