Karajan dirige "La consagraci¨®n de la primavera"
Las actuaciones de Karajan al frente de la Filarm¨®nica constituyen siempre puntos, altos en los festivales berlineses. El director alem¨¢n, capaz de reunir en su personalidad los datos del mito popular y el artista hondo, prepar¨® en esta ocasi¨®n un denominado programa de M¨²sica del siglo XX, con La consagraci¨®n de la primavera como base.
Karajan transfigura su t¨¦cnica de director al abordar la monumental partitura strawinskyana. Consciente de sus valoraciones pl¨¢sticas, de su estructura gestual, de un infinito repertorio po¨¦tico que vitaliza el ballet, Karajan hace de su Filarm¨®nica, en la medida de lo posible, un instrumento diferente. Importa el ritmo, seg¨²n la peculiar concepci¨®n del m¨²sico ruso, pero interesa tambi¨¦n el color como materia estructural. Incluso cabe evidenciar, al m¨¢ximo, la l¨®gica del desarrollo que la obra presenta, en la que nada es azaroso y todo obedece a supuestos fenomenol¨®gicos que se derivan del mismo planteamiento de las ideas. Karajan da una Consagraci¨®n que ser¨ªa injusto calificar tan s¨®lo de opulenta por m¨¢s que la sonoridad, el tono y la potencia de la orquesta berlinesa alcanza l¨ªmites extremos. En no menor medida se logran tambi¨¦n los l¨ªmites contrarios hasta introducimos en lo que esta creaci¨®n ceremonial tiene de extra?a intimidad. Son, en definitiva, las dos caras de toda liturgia el espect¨¢culo y el espacio m¨ªstico. Aunque se trata de unos cuadros de la Rusia pagana hay en La consagraci¨®n una carga de sentimiento religioso que, obviamente, no supone expresi¨®n ni ex¨¦gesis musical de ning¨²n credo determinado.
Capacidad de sorpresa
Hablar de perfecciones o calidades colectivas e individuales si de los filarm¨®nicos berlineses se trata se me antoja casi una frivolidad.La solidaridad entra?able de Karajan con sus filarm¨®nicos constituye uno de los matices humano-art¨ªsticos m¨¢s admirables y menos comentados en la carrera del mitificado director. Sin embargo, es algo real y, con frecuencia, emocionante. Por lo mismo Karajan ha acogido con el mayor inter¨¦s, para presentala en ocasi¨®n tan importante como las Berliner Festwochen una obra de su solista de percusi¨®n, Werner Th¨¢rich en Batacroniaquia, para percusiones, un cantante, coro y orquesta, es trabajo que, por lo pronto, denota excelente oficio y detallado conocimiento de los recursos sinf¨®nicos. Por supuesto, la base reside en la exhibici¨®n de las distintas pereusiones bien instaladas en el conjunto y puestas al servicio de una cierta idea poem¨¢tica. Tratada en forma de variaciones muy libre combinadas con estr¨²cturas derivadas de la tradici¨®n y expresaidas en un lenguaje que asimila muchos aspectos contepor¨¢neos, el conjunto es sumamente atractivo, en ocasi¨®n es brillant¨ªsimo, en otras tentemente l¨ªrico. La versi¨®n, por pate -del autor Tharichen-, Oswald Vogler, Walton Gr¨®nrool y coro de c¨¢mar a preparado por Ernst Senff, fue espl¨¦ndida y la acogida del p¨²blico masivo que abarrota cada d¨ªa la Philarmonie -el c¨¦lebre Karajan-Circus-, absolutamente entusiasta.
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