Legalizar lo ilegal en la A.I.S.S.
Me he visto tristemente sorprendida por la publicaci¨®n en EL PAIS (21-9-77) de una lista de personalidades del llamado ?sindicalismo vertical? que cobran cantidades de dinero de forma irregular. Mi tristeza y desconsuelo residen en que desde hace a?o y medio vengo luchando, d¨ªa a d¨ªa, por regularizar mi situaci¨®n laboral en la Organizaci¨®n Sindical (ahora, AISS).Con fecha 1 de febrero de 1976 y en base a mi titulaci¨®n de Asistente Social, la Organizaci¨®n Sindical me contrat¨® por el periodo de un a?o, a pesar de que eso estaba fuera de la ley. Durante ese periodo desarroll¨¦ mi trabajo como asistente social del ?Centro Social Sindical?, de la ?UVA? de Hortaleza, en Madrid.
Exactamente quince d¨ªas antes de transcurrido el a?o, y sin previo aviso por parte de ninguno de mis superiores, un motorista me llev¨® a mi domicilio particular una carta rescindi¨¦ndome el contrato, una vez finalizado el a?o. Informes de mis compa?eros y muchas horas de espera en algunos despachos, sirvieron para que se me hiciera una pr¨®rroga de seis meses al contrato ya citado (m¨¦todo asimismo ilegal en base a la ley de Contrato de Trabajo).
Posteriormente, el 23 de julio del presente a?o, la AISS convoc¨® unas pruebas de acceso a los diferentes cuerpos sindicales. Me present¨¦ a las mismas en calidad de ?t¨¦cnico especial sindical?, cumpliendo todos los requisitos de la convocatoria. Super¨¦ las citadas pruebas y mi nombre apareci¨® en la lista de admitidos el pasado 8 de agosto.
No obstante, como la pr¨®rroga al contrato hab¨ªa vencido en julio, llevo dos meses sin cobrar y, lo que es peor, sin soluciones ni respuestas concretas. Mi caso no es el ¨²nico. Hay cientos de casos a¨²n peores que el m¨ªo. Por ello, su lista de veinticuatro se?ores aprovechados de unas circunstancias, s¨®lo son una cara de la moneda. La otra cara es menos conocida. Es la de gentes que, como yo, llevamos tiempo soportando burocracias, ineficacias e irresponsabilidades de unos pocos.
(asistente social).
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