Los grupos contra la ley de Peligrosidad Social
Ayer muri¨® abrasada en la c¨¢rcel de mujeres de Basauri Isabel Guti¨¦rrez Velasco, de veintitr¨¦s a?os. Hab¨ªa pegado fuego a su cama, y en ella ardi¨® como una pira, el mismo d¨ªa en que le hab¨ªa sido comunicada su presunta libertad: efectivamente, tras la detenci¨®n, el pasado d¨ªa 4, por hurto, quedaba, aunque legalmente libre, a disposici¨®n del Juzgado de Peligrosidad Social, que tramitaba su traslado a un hospital siqui¨¢trico madrile?o. Cuando le fue comunicada la decisi¨®n, se suicid¨®. En las fichas policiales aparec¨ªa como prostituta.Este es el ¨²ltimo caso pat¨¦tico y terrible, que habla de la situaci¨®n de indefensi¨®n y rechazo que va a ser puesta en cuesti¨®n y presentada en p¨²blico por la Coordinadora de Grupos Marginados, en la Semana contra la ley de Peligrosidad Social, que comienza hoy en Madrid.
Abrir¨¢ la semana la presentaci¨®n de libro elaborado por los grupos miembros de la coordinadora y preparado por Javier L¨®pez Linage para la editorial Campo Abierto, titulado Grupos Marginados y Peligrosidad Social, y la semana culminar¨¢ en una mesa redonda, en la facultad de Derecho, en la que intervendr¨¢n el profesor Guattari, Fernando Savater, Agust¨ªn Garc¨ªa Calvo, Javier L¨®pez Linage y se espera la presencia del sic¨®logo franc¨¦s, introductor de la problem¨¢tica siqui¨¢trica de la diferencia y maestro de los j¨®venes fil¨®sofos, Michel Foucault. Intervendr¨¢n tambi¨¦n los grupos autotitulados marginados, que har¨¢n, esta vez, una presentaci¨®n p¨²blica y global de su existencia, y que agrupan a mujeres, homosexuales, presos comunes, siquiatr¨ªzados, minusv¨¢lidos, y asi mismo, algunas organizaciones pol¨ªticas que se reclaman de la defensa del derecho a ser distinto. Para el domingo, todos estos grupos hab¨ªan solicitado permiso gubernativo para convocar y realizar una manifestaci¨®n pidiendo la supresi¨®n de la ley de Peligrosidad Social, permiso que se les ha denegado. Con todo, al pr¨®ximo Pleno de las Cortes presentar¨¢n el pliego de firmas, pidiendo su supresi¨®n, con m¨¢s de 10.000 recogidas durante los ¨²ltimos meses.
La ley de Peligrosidad Social: todos somos sospechosos
El tema de esta semana es una de las leyes m¨¢s fr¨¢giles, desde el punto de vista estrictamente jur¨ªdico, del panorama legal espa?ol: la ley de Peligrosidad y Rehabilitaci¨®n Social, promulgada el 4 de agosto de 1970, bajo los auspicios del almirante Carrero Blanco. En su articulado, que pretende la instauraci¨®n de un r¨¦gimen de reinserci¨®n social de delincuentes y, sobre todo, de prevenci¨®n de la delincuencia, se establece un sistema de penas inciertas que prev¨¦ la rehabilitaci¨®n en distintos tipos de centros. Desgraciadamente, los centros a que se refiere la ley no existen en el sistema penitenciario espanol, ni tampoco el personal especializado que podr¨ªa ayudar, a los supuestos delincuentes que caen bajo esta ley ambigua, a hacer vida normal tras su per¨ªodo de cautiverio. Bajo el ¨¢mbito de la ley cae un alto tanto por ciento de la poblaci¨®n espa?ola, y me refiero a la que nunca ha tenido que ver con la polic¨ªa. Y ya, estrictamente, los que cometan actos de homosexualidad o prostituci¨®n, los que utilicen o trafiquen drogas, los delincuentes juveniles y aquellos j¨®venes que se re¨²nan en grupos que puedan dar lugar a la delincuencia, los alcoh¨®licos, los que escandalicen en las calles con gritos, ruidos, etc¨¦tera. Hay que recordar que, para caer bajo el peso de esta ley, no hay que haber cometido delito: basta con que el tribunal estime que existe una conducta potencialmente delictiva.
Los que son diferentes
En el libro Grupos marginados y peligrosidad social se recogen los programas de intervenci¨®n de las organizaciones integradas en la Coordinadora de Grupos Marginados. Curiosamente, un tinte ir¨®nico punt¨²a y sit¨²a a estos grupos, los m¨¢s marginados socialmente. Dice Osiander, miembro de la Asociaci¨®n para el Estudio de los Problemas de los Presos, que ?buenos programas abundan. Esto mismo les deber¨ªa hacer sospechosos de que, o bien no son tan buenos, o bien no sabemos que es eso de ser bueno?, para referirse luego al car¨¢cter fraccional limitado y a un tiempo profundamente subversivo, en el sentido m¨¢s socr¨¢tico de la palabra, de los verdaderamente marginales: inc¨®modos, inasimilables, intratables. ?Al homosexual, a la feminista a ultranza, al loco, al encerrado y a muchos m¨¢s, se les toma por inadaptados, enfermos, marginados a redimir o a eliminar. Y a los que les defienden, por individuos m¨¢s dados al lujo que a la dura tarea cotidiana, o despistados que comienzan la casa por el ascensor. A los primeros terminalos peritos de turno les podr¨ªan curar. A los segundos, tal vez, ni eso. ?Mujeres Libres es una asociaci¨®n feminista que retorna el nombre y la inspiraci¨®n de la organizaci¨®n de tipo anarquista que funcion¨® en Espa?a entre 1936 y 1939, que hac¨ªa coincidir con las tareas de la guerra en los frentes (que decantaron, entre otras, las posturas de las dirigentes femeninas y feministas de aquellos d¨ªas en la izquierda y la derecha espa?ola) el trabajo de liberaci¨®n de la mujer que, seg¨²n ellas, no pod¨ªa esperar a ninguna hipot¨¦tica victoria del frente republicano para ir sentando sus bases. El grupo de este nombre funciona desde 1975. Mujeres Libres se considera ?un grupo aut¨®nomo, libertario y antiautoritario, cuya cuesti¨®n fundamental no es la liberaci¨®n de la mujer como nieta en s¨ª..., sino que queremos la igualdad de las personas, igualdad de derechos y deberes sin diferenciaciones clasistas, estructurales o de sexos. Nuestro problema, por tanto, no se ver¨¢ resuelto fuera de la revoluci¨®n social, que propondr¨¢ una reforma total de las estructuras. Proponemos el sistema autogestionario; nuestra primera toma de conciencia est¨¢ en el derecho -que tambi¨¦n es un deber- de saber disponer de nosotras: de nuestros cuerpos y nuestras mentes?.
La Agrupaci¨®n Mercurio es una de las asociaciones de homosexuales por su liberaci¨®n que, con las FHAR (Frente Homosexual de Acci¨®n Revolucionaria) forma parte de la Coordinadora. El derecho a ser homosexual, y la explicaci¨®n de la m¨¢quina represiva del Estado en este terreno, que llega a la eliminaci¨®n de la diferencia y de lo que ellos denominan postura de deseo, es decir, de toda la fuerza er¨®tica, por tanto comunicativa, creadora, festiva, en la manifestaci¨®n sexual y libre del hombre, como fuerza de mantenimiento del propio Estado, forman parte de su programa, que pasa, por supuesto, por la supresi¨®n de la ley de Peligrosidad Social, con la que se persiguen los actos homosexuales. Y que se concreta en la no consideraci¨®n de los y las homosexuales como ?un peligro social que es necesario tratar, reeducar y, por lo tanto, que se puede curar?. Postura ¨¦sta que califican como ?una aberraci¨®n de los siglos de dominaci¨®n de una moral cristiana, represiva y oscurantista?.
El Colectivo de Siquiatrizados en Lucha representa a los marginados y encerrados por locos. Este colectivo responde a ?la necesidad perentoria que tiene el loco de ser escuchado socialmente, de que la sociedad se percate de que sigue tratando con una persona, capaz en muchos aspectos, perfectamente digna de ser escuchada y respetada. Que el loco sea conocido, que desaparezca esa imagen que asusta al presuntamente sano, esa imagen que deforma al loco y hace de ¨¦l un ser de tercera categor¨ªa?. Su programa, que tambi¨¦n reivindica la supresi¨®n de la citada ley, pasa por la reforma de las t¨¦cnicas curativas y por la supresi¨®n del aislamiento social del loco. , La Comisi¨®n de Educaci¨®n Especial se refiere a los subnormales, entendidos como minor¨ªa marginada. En efecto, es la sociedad la que marca el baremo de normalidad, y sospechosamente, ¨¦ste se refiere siempre y es lo mismo para todas las minor¨ªas marginadas a los aspectos de productividad del trabajo humano.
Los comit¨¦s de Apoyo a Copel han nacido con la salida a la libertad de los principales dirigentes de la Coordinadora de Presos en Lucha (Copel) que ha actuado en el interior de las prisiones durante los dos ¨²ltimos a?os, vertebrando y cargando de sentido, cada vez m¨¢s reivindicativo y pol¨ªtico, la desesperaci¨®n y la lucha de los presos llamados comunes. Aunque los problemas de estos presos son mal conocidos, la espectacularidad de sus acciones, que llega en muchos casos al suicidio o a la huelga de hambre hasta la muerte, han llevado a la popularidad a esta organizaci¨®n, que pide, adem¨¢s de la supresi¨®n de la ley de Peligrosidad Social, la reforma del actual sistema penitenciario, del C¨®digo Penal y, en ¨²ltima instancia, la desaparici¨®n de las c¨¢rceles. Todos estos grupos, cuya primera aparici¨®n conjunta empieza hoy, ponen en cuesti¨®n, en realidad, todo el aparato del Estado, y tambi¨¦n, todo lo denominado sentido com¨²n, que es la visi¨®n del mundo colectiva que considera naturales todas estas distinciones. Que considera defensa del ciudadano normal estas fronteras que separan a minor¨ªas no productivas, o menos productivas, y las aparta del consenso social. Si el caso m¨¢s flagrante es el de los locos y el de los presos, lo cierto es que parcelaciones y fronteras sirven para dar buena conciencia al ciudadano medio y para mantener la separaci¨®n y mantenimiento del propio estado. El odio a la diferencia, el miedo a la disconformidad constitucional, y al final, el horror al asalto a la raz¨®n que estos marginados perpetran cada d¨ªa, son la verdadera raz¨®n de su existencia. Y una cosa m¨¢s: sumados en n¨²mero los que constituyen estas minor¨ªas, no resultan tal minor¨ªa. El n¨²mero puede ser escalofriante.
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