En defensa de Arrabal
Arrabal, con constancia, particip¨® en las acciones contra la dictadura y por la apinist¨ªa. Como consecuencia, la intolerancia de ayer le se?al¨® con sus prohibiciones, difamaciones y hasta con sus bombas.Para justificar la ?censura total? existente contra el autor, sus detractores crearon el mito de un Arrabal colmado de defectos y vicios. Hoy, sus enemigos, utilizan contra el dramaturgo la semblanza que de ¨¦l traz¨® el antiguo r¨¦gimen.
Tras veinte a?os de representaci¨®n ininterrumpida de su obra en el mundo (por ejemplo, actualmente interpretan su teatro desde Mar¨ªa Schell hasta el Teaterkollectief), Arrabal no se opuso nunca a ninguna de las muy diversas realizaciones de su repertorio.
Pero la ?descarada falsificaci¨®n,o (como dice F. G¨®mez Pel¨¢ez) de su obra en Barcelona acarre¨® el que el autor intentara cancelar las representaciones de su obra El emperador y el arquitecto de A siria ... sin conseguirlo.
A pesar del voluntario silencio de Arrabal desde el pasado mes de mayo, se le sigue difamando (?enano-melillense?,?paranoico?...), se contin¨²a el proceso de intencionalidad sobre sus pretendidos negocios o su ?cobard¨ªa f¨ªsica?, y hasta se publican art¨ªculos donde se anuncian sus ?derrotas y fracasos,i>, como en los peores momentos del antiguo r¨¦gimen.
Arrabal, despu¨¦s de veinte a?os de destierro y censura, podr¨ªa muy bien pasar otros tantos de ostracismo en Espa?a sin que su prestigio en el mundo mermara. Pero creemos que las rencillas profesionales deben concluir para permitir que, cesando de ser un leproso incomunicado, Arrabal pueda ?cupar (como los dem¨¢s, sin discriminaciones) su lugar en el concierto de las letras espa?olas.
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