En defensa del plan energ¨¦tico nacional de 1975
EL PA?S public¨® el 31 de diciembre ¨²ltimo un art¨ªculo que lleva por t¨ªtulo ?El fracaso del Plan Energ¨¦tico-75. Crep¨²sculo de la planificaci¨®n autoritaria?, escrito por un grupo ecologista. Ten¨ªa la intenci¨®n de mantenerme al margen de la pol¨¦mica sobre las centrales nucleares, tema sobre el que mi posici¨®n ha sido y es totalmente clara, pero la inexactitud de las afirmaciones contenidas en dicho art¨ªculo y los conceptos, a mi juicio, insultantes sobre el grupo de personas por m¨ª seleccionado, que particip¨® en la elaboraci¨®n del anterior PEN, exigen una clarificaci¨®n ante la opini¨®n p¨²blica.Dividir¨¦ la exposici¨®n en tres partes, que contestan las dos primeras a los ep¨ªgrafes del citado art¨ªculo que llevan por t¨ªtulo ?Defectos globales? y ?El error nuclear? y la tercera a las afirmaciones de car¨¢cter personal.
Defectos globales
Se mencionan expresamente los siguientes: elevadas tasas del PNB supuestas, no asumir la necesidad, de un desarrollo que exigiese un inferior consumo energ¨¦tico, no analizar los costes reales de un sistema energ¨¦tico expansivo, caro, de tecnolog¨ªa de punta, de gran impacto ecol¨®gico y esencialmente dependiente del exterior y, por ¨²ltimo, ignorar la necesidad de introducir nuevas energ¨ªas limpias e inagotables.
En el PEN-75, se calcul¨® la demanda energ¨¦tica de dos maneras, que dieron resultados muy coincidentes: suma de la demanda de los diferentes subsectores consumidores (siderometalurgia, qu¨ªmica, parque de autom¨®viles, tr¨¢fico a¨¦reo, etc¨¦tera), cuyas previsiones de expansi¨®n fueron formuladas por cada uno de ellos y por correlaci¨®n con la previsi¨®n de crecimiento del PNB, que evidentemente no fue inventada por quienes elaboraron el Plan.
Se adopt¨® como hip¨®tesis de trabajo, un crecimiento del PNB comprendido entre el 5 y 6 % anual acumulativo, frente a m¨¢s del 6 % en el per¨ªodo 1963/73, y del 5,3 % en 1974, que fue el a?o en el que se elabor¨® el PEN. Se dec¨ªa expresamente en la p¨¢gina 2.30 del mismo: ?Las previsiones de demanda de energ¨ªa deben formularse sobre hip¨®tesis realistas, pero a la vez holgadas. Si durante el desarrollo del Plan Energ¨¦tico Nacional no se alcanzan los niveles previstos por razones que condicionasen la evoluci¨®n del sistema econ¨®mico, los mencionados niveles habr¨¢n de ser revisados en funci¨®n de las variables que conforman la evoluci¨®n econ¨®mica general.? Las consecuencias de un infraequipamiento energ¨¦tico son tales, que la planificaci¨®n energ¨¦tica debe fundamentarse en previsiones razonablemente altas, que se ajustan peri¨®dicamente.
En 1978, y a la vista de la evoluci¨®n real de la actividad econ¨®mica, puede pensarse que la hip¨®tesis era alta. Sin embargo, y para moderar juicios precipitados, es ¨²til tener en cuenta lo siguiente:
1. La OCDE prepar¨® en 1975 un documento titulado OECD's Energy Prospetcs to 1985, basado en que el PNB de la, zona OCDE crecer¨ªa entre 1975 y 1985 a una tasa media anual y acumulativa del 5,1 %.
En 1977, la OCDE ha publicado otro documento titulado World Energy Oultook, que dice en su resumen, textualmente: ?Los autores del presente informe han querido actualizar y desarrollar el estudio de la OCDE titulado Perspectivas energ¨¦ticas hasta 1985, el cual, en el momento de su publicaci¨®n, a principios de 1975, hab¨ªa sido uno de los primeros a tener en cuenta las fuertes subidas de precio de la energ¨ªa. Los trabajos que deb¨ªan conducir a esta publicaci¨®n, y que hab¨ªan comenzado en 1973, hab¨ªan sido efectuados cuando s¨®lo se dispon¨ªa de la perspectiva de un a?o para apreciar las consecuencias de la elevaci¨®n de los precios de la energ¨ªa y de menos elementos todav¨ªa para evaluar las repercusiones de la grave recesi¨®n econ¨®mica de 1974/75.? El PEN-75 fue preparado entre noviembre de 1973 y noviembre de 1974, aun cuando se aprobase en enero de 1975, y consider¨¦ tasas de crecimiento econ¨®mico totalmente comparables con las adoptadas global y simult¨¢neamente por la OCDE, a pesar de que en los diez a?os precedentes, los crecimientos espa?oles hab¨ªan sido m¨¢s elevados que el promedio de los pa¨ªses incluidos en dicha organizaci¨®n. Como puede apreciarse, las hip¨®tesis de partida fueron tales que bien puede afirmarse que se consider¨® en su momento que est¨¢bamos inmersos en el mismo ?zarandeo implacable que amenazaba hundir las econom¨ªas occidentales?.
2. El incremento de la demanda de energ¨ªa supuesto en el PEN-75, en el caso de crecimiento m¨ªnimo del PNB era del 5,8%. Seguramente el autor del art¨ªculo no ha tenido en cuenta que en 1976 el consumo de energ¨ªa creci¨® m¨¢s del 6 %, y que en 1977 ser¨¢ del orden del 5 %. El valor promedio no es muy diferente de la hip¨®tesis adoptada. Por tanto, los comentarios sarc¨¢sticos parecen estar fuera de lugar incluso analizando ?a posteriori? la evoluci¨®n.
3. En el PEN-75 se pretend¨ªa la sustituci¨®n del petr¨®leo por carb¨®n, energ¨ªa hidr¨¢ulica y energ¨ªa nuclear. El mantenimiento de programas en los primeros a?os, aun con tasas de crecimiento del consumo m¨¢s bajas, no har¨ªan m¨¢s que acelerar el proceso de sustituci¨®n. Los 6.500 MW nucleares que entrar¨¢n en servicio antes de 1981, y las centrales t¨¦rmicas de carb¨®n construidas entre 1975 y 1981, sustituir¨¢n anualmente m¨¢s de catorce millones de toneladas/a?o de petr¨®leo, cuyo coste, a los niveles de precio actuales, se sit¨²a en tomo a los 1.400 millones de d¨®lares anuales.
En lo que se refiere a la afirmaci¨®n de que ?qued¨® claramente ignorada la necesidad de introducir energ¨ªas inagotables y limpias?, me basta con repetir lo dicho ya hasta la saciedad: ning¨²n pa¨ªs del mundo considera que estas energ¨ªas supuestamente limpias sean utilizables de manera apreciable hasta principios del pr¨®ximo siglo. No conozco planificaci¨®n energ¨¦tica alguna a diez a?os, tanto en pa¨ªses de econom¨ªa capitalista como socialista, que incluya entre sus cifras producciones de energ¨ªa solar.
Me parece absolutamente gratuita la afirmaci¨®n de que no se analizaron los costes reales de la planificaci¨®n energ¨¦tica entonces elaborada. Los estudios entonces realizados y los contenidos en el Plan Energ¨¦tico actual, demuestran que la alternativa nuclear tiene todas las ventajas desde el punto de vista del coste, tecnolog¨ªa y dependencia del exterior, comparado con las importaciones de petr¨®leo.
Por ¨²ltimo, es cierto que el PEN-75 no contempla un modelo de desarrollo diferente. Tres a?os despu¨¦s, ning¨²n pa¨ªs de econom¨ªa capitalista ha modificado sus modelos de desarrollo. Evidentemente, hubiera sido ut¨®pico e impracticable planificar en base a un modelo que hasta ahora nadie ha determinado.
El error nuclear
- ?El PEN institucionalizaba el p¨¢nico al petr¨®leo. ? Sigo creyendo que la planificaci¨®n energ¨¦tica de cualquier pa¨ªs industrializado distinto del Reino Unido y Noruega, tendr¨¢ que basarse en el ?p¨¢nico? al petr¨®leo, materia prima que escasear¨¢ y ser¨¢ muy cara. M¨¢s adelante veremos hasta qu¨¦ punto es compartida esta orientaci¨®n por los restantes pa¨ªses industrializados.
- ?La pretensi¨®n de reducir la dependencia del petr¨®leo en 1985 a un 43 % solamente era posible mediante una nuclearizaci¨®n sin precedentes en ning¨²n otro pa¨ªs.? Me limitar¨¦ a reproducir los objetivos de la planificaci¨®n francesa, aprobados por la C¨¢mara de Diputados en 1974, los de la CEE y su comparaci¨®n con los objetivos espa?oles para el supuesto de crecimiento del PNB del 5 % (cuadro l).
-_?La nueva dependencia, la de la energ¨ªa nuclear, se evaluaba en el 57,1 % al final del plan en cuanto a producci¨®n de electricidad.? En el cuadro 2, que establece la comparaci¨®n entre la planificaci¨®n francesa en 1974 y el PEN-75 para un crecimiento del PNB del 5 %, se aprecia que existen pa¨ªses con objetivos m¨¢s ambiciosos que el nuestro. Desde hace cuatro a?os, se inicia en Francia cada a?o la construcci¨®n de cinco nuevos grupos electronucleares, con una capacidad global de 5.000 MW.
- ?La diversificaci¨®n de fuentes de energ¨ªa que se buscaba, solamente contemplaba el auge de lo nuclear y del gas natural, considerando este ¨²ltimo -no se sabe bien por qu¨¦- como excluido de los sobresaltos del petr¨®leo. A la energ¨ªa nuclear se la naturalizaba nacional sin fundamento.?
El PEN-75 pretend¨ªa la diversificaci¨®n por otras v¨ªas, como lo demuestran los objetivos de incrementar la producci¨®n hidroel¨¦ctrica en el 60 % y la de carb¨®n nacional en cerca del 100 %, lo que contrasta con la estabilizaci¨®n de la producci¨®n de carb¨®n en la CEE, con yacimientos muy superiores en reservas y en condiciones de explotabilidad. A?adir¨¦ que estos objetivos se instrumentaron a trav¨¦s de las correspondientes acciones concertadas, que se est¨¢n cumpliendo puntualmente.
Por diversificaci¨®n se entiende alcanzar una estructura del abastecimiento energ¨¦tico en la que se reduzcan las consecuencias de dificultades de aprovisionamiento de una sola energ¨ªa. En ese sentido, est¨¢ fuera de duda que es m¨¢s diversificado un abastecimiento de petr¨®leo del 43 % y gas natural del 11,1 % que depender del primero en el 54,1 %, especialmente si se tiene en cuenta que se ha pretendido, y se pretende, interconectar nuestra red gasista con el resto de Europa, que dispone de abundantes reservas de gas natural. En lo que se refiere a considerar la energ¨ªa nuclear como propia, puede ser opinable, pero este es el criterio seguido por otros pa¨ªses europeos.
- ?No hab¨ªa normas oficiales sobre emplazamientos.? Hab¨ªa y hay unas regulaciones administrativas muy claras.
- ?Se sobrevaloraba, hasta el rid¨ªculo, la capacidad nacional para ir asimilando o introduciendo las diversas etapas del ciclo nuclear. As¨ª se se?alaba que en 1977 se deber¨ªa iniciar la fabricaci¨®n de elementos combustibles, y en 1978 la construcci¨®n de una planta de reprocesamiento del combustible irradiado.? ?Nada se dec¨ªa sobre la gesti¨®n de los residuos radiactivos.?
En efecto, estaba previsto iniciar en 1977 la fabricaci¨®n de elementos combustibles. Desgraciadamente, este objetivo no se ha cubierto por la oposici¨®n a instalar en la provincia de Salamanca una planta destinada a este fin, a pesar de que carece de los supuestos riesgos de las centrales nucleares, dado que trabaja con concentrados de uranio ligeramente enriquecidos. Respecto a la afirmaci¨®n sobre la gesti¨®n de los residuos radiactivos, se aprecia que el autor de la frase no ha tomado en consideraci¨®n la Monograf¨ªa del Combustible Nuclear, que forma parte del PEN, y que consta de 87 p¨¢ginas, en la que se tratan los aspectos echados en falta.
Otras consideraciones
El p¨¢rrafo final del art¨ªculo que se comenta es especialmente agresivo para el equipo que elabor¨® el PEN. Dice as¨ª: ?El PEN de 1975 resultaba disparatado, tendencioso y extremadamente antidemocr¨¢tico: respond¨ªa a una situaci¨®n dictatorial y fue elaborado por mediocres. Los intereses que le dieron forma echaron c¨¢lculos err¨®neos.?
Una de las manifestaciones de la democracia es el respeto de las opiniones discrepantes. No puede considerarse como tal los calificativos empleados con un grupo de unos cincuenta especialistas, seleccionados por razones exclusivamente profesionales, en base a su competencia en campos espec¨ªficos. Lo reconozcan o no los miembros del grupo energ¨ªa-ecolog¨ªa, en el PEN-75 participaron los mejores especialistas del pa¨ªs en el sector energ¨¦tico, todos ellos titulados superiores y, en muchos casos, con t¨ªtulos obtenidos en prestigiosas universidades, europeas y de Estados Unidos y con amplia experiencia profesional durante muchos a?os, incluida la adquirida en pa¨ªses de alta tecnolog¨ªa. Tampoco yo, que presid¨ªa este grupo, exclusivamente en raz¨®n al puesto que entonces desempe?aba, carec¨ªa de experiencia en la materia. Hab¨ªa trabajado tres a?os como perito de Minas en una empresa minera leonesa, obtenido dos t¨ªtulos universitarios, impartido clases de Energ¨ªa Nuclear como profesor adjunto en la Universidad Polit¨¦cnica de Madrid, obtenido por oposici¨®n dos c¨¢tedras de Escuela T¨¦cnica Superior y trabajado en una empresa energ¨¦tica perteneciente al sector p¨²blico, en la que ingres¨¦ reci¨¦n titulado en 1961, hasta ser designado consejero-director en 1971. En 1972 fui nombrado director general de Energ¨ªa, llamado por un ministro, L¨®pez de Letona, al que no conoc¨ªa. No he tenido actividad pol¨ªtica alguna, con excepci¨®n de los tres a?os en los que estuve al frente de una direcci¨®n general, en un puesto al que procur¨¦ -y nadie me pidi¨® otra cosa- dar un tratamiento absolutamente profesional.
Termino manifestando mi conformidad con el grupo energ¨ªa-ecolog¨ªa en un punto, y es la necesidad de que un Parlamento democr¨¢ticamente elegido decida si quiere o no energ¨ªa nuclear. Para muchos, entre los que me encuentro, se trata ole una opci¨®n con riesgos inferiores a los de cualquier otra actividad industrial, necesaria para asegurar el proceso de nuestro desarrollo. Los autores del art¨ªculo, y otros muchos, creen lo contrario. No queda m¨¢s alternativa que la de adoptar democr¨¢ticamente la opci¨®n a seguir, con todas sus consecuencias.
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