Espa?a debe crear una nueva forma de di¨¢logo con el Mercado Com¨²n
El a?o 1977 concluy¨® con los tradicionales litigios, en materia de relaciones comerciales, entre Espa?a y el Mercado Com¨²n. La ¨²nica diferencia con a?os anteriores es que los problemas han aumentado a las t¨ªpicas dificultades comerciales se suman los pesqueros y las medidas proteccionistas que afectan a las ventas de textiles y acero espa?ol a la Comunidad.El a?o 1977,pasar¨¢ a la historia, sin embargo, por haber sido el de la presentaci¨®n oficial de la candidatura de Espa?a a las Comunidades Europeas.
El ministro espa?ol de Asuntos Exteriores, Marcelino Oreja, entreg¨® el 28 de julio ¨²ltimo las tres cartas al presidente en funciones de la CEE, el belga Henry Simonet, solicitando la apertura de negociaciones con vistas al ingreso a la CEE (Comunidad Econ¨®mica Europea), CECA (Comunidad Europea del Carb¨®n y del Acero) y CEEA (Comunidad Europea de la Energ¨ªa At¨®mica).
El acto, precipitado por parte del Gobierno de UCD, despu¨¦s de su victoria en las elecciones del 15 de junio, fue criticado en medios pol¨ªticos de la oposici¨®n. Es verdad que el Gobierno obr¨® unilateralmente, sin consultar ni a los partidos ni al Parlamento. Intent¨®, incluso, camuflar hasta el ¨²ltimo momento la ?operaci¨®n? a la opini¨®n p¨²blica espa?ola. El gran debate parlamentario, o el gran examen de conciencia sobre lo que supone la entrega de las cartas de Oreja en Bruselas, est¨¢ as¨ª por hacer. Todos los grandes partidos est¨¢n de acuerdo con ingresar en el Mercado Com¨²n. Pero ?se ha planteado alguno lo que esto en realidad supone?
Sin que nadie tenga la culpa directamente, ni espa?oles ni comunitarios, es lamentable que, cinco a?os despu¨¦s del pase de la CEE de los seis a la CEE de los nueve, en enero de 1973, estemos todav¨ªa pendientes de la adaptaci¨®n total del acuerdo comercial preferente Espa?a-CEE de 1970.
Ahora hay un nuevo mandato de negociaci¨®n, dificil de aceptar para Espa?a. Se pide demasiado en industria y se da demasiado poco en agricultura.
Superar el acuerdo de 1970
Por vez primera Madrid se prepara a presentar ?contrapropuestas? a las ideas de los comunitarios. Muchos observadores opinan que hay que romper el marco estrecho del acuerdo de 1970, con una negociaci¨®n r¨¢pida que deje las manos libres para otros temas. La pesca y los litigios comerciales en sectores en declive (textil, construcci¨®n naval y sider¨²rgico) exigen una visi¨®n nueva sobre las relaciones Espa?a-Mercado Com¨²n.
Con base jur¨ªdica en el acuerdo de 1970, o buscando nuevos caminos, Espa?a podr¨ªa intentar otras acciones aut¨®nomas, que centren su labor en los asuntos concretos. La t¨¦cnica seguida por Madrid de no entrar en la gran negociaci¨®n de ?autolimitaci¨®n? de textiles, pactados entre la CEE y treinta pa¨ªses exportadores, puede ser buena si se logra que, al fin, los comunitarios nos vean realmente como futuros candidatos.
En Bruselas, algunos dirigentes se orientan por caminos de cooperaci¨®n m¨¢s estrecha. El creador del ?plan anticrisis? sider¨²rgica, Etienne Davignon, pretender¨ªa asociar de alguna forma al sector sider¨²rgico espa?ol en los programas europeos de reestructuraci¨®n del sector. Es la visi¨®n realista de responsables que saben que, antes o despu¨¦s, Espa?a ser¨¢ un miembro m¨¢s del club comunitario.
Crear ?comit¨¦s mixtos? Espa?a-CEE para colaborar en pol¨ªticas sectoriales o en acciones de reestructuraci¨®n tiene el riesgo de caer, de facto, en una especie de per¨ªodo de ?pre-adhesi¨®n?. Sin embargo, tampoco se puede pretender llegar dentro de cuatro o cinco a?os a la firma del trato de adhesi¨®n para hacerlo todo de golpe.
?Nos falta un interlocutor?, dicen en los medios comunitarios encargados de preparar el informe de la comisi¨®n sobre la candidatura espa?ola. Aparte de la misi¨®n de Espa?a en Bruselas, los comunitarios desear¨ªan contar con un centro en Madrid donde canalizar sus demandas. ?Secretar¨ªa de Estado o Ministerio propio? Tal parece ser, todav¨ªa, el dilema que se plantea el Gobierno ante los urgentes temas europeos.
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