El r¨¦gimen boliviano del general Banzer, al borde del colapso
La situaci¨®n pol¨ªtica en Bolivia se ha deteriorado r¨¢pidamente, seg¨²n las ¨²ltimas noticias llegadas a nuestra redacci¨®n. Las fuerzas armadas, la polic¨ªa y los organismos de seguridad han sido puestos en estado de emergencia la tarde de ayer, poco antes de realizarse en La Paz una marcha de solidaridad de los universitarios con las quinientas personas que mantienen una huelga de hambre en cuatro ciudades del pa¨ªs.
Por otra parte, la Federaci¨®n Sindical de Trabajadores Mineros de Bolivia (FSTMB) ha convocado desde la clandestinidad a un paro de veinticuatro horas en todas las minas del pa¨ªs para reforzar las reivindicaciones populares en favor de una amnist¨ªa general y sin restricciones. Los 2.500 trabajadores del Consejo Central Sur, en el departamento de Potos¨ª, ya iniciaron el paro un d¨ªa antes.Entretanto, la magnitud de la huelga de hambre ya ha adquirido caracter¨ªsticas dram¨¢ticas al estar varios huelguistas mantenidos en vida s¨®lo gracias a inyecciones de suero. Tanto el cardenal Jos¨¦ Clemente Maurer como el representante de las Naciones Unidas en Bolivia, Henry Meyer, se hallan desde hace dos d¨ªas desplegando esfuerzos para lograr una soluci¨®n satisfactoria a la huelga.
El clima de tensi¨®n se agudiz¨® el martes en la capital, cuando las fuerzas policiales hicieron un despliegue espectacular por toda la ciudad, siendo abucheadas y hostigadas por la poblaci¨®n civil. Esta impresionante movilizaci¨®n popular ha debilitado fuertemente la estabilidad del r¨¦gimen y ha desenmascarado sus promesas electorales como una mera operaci¨®n continuista.
La probabilidad de la cancelaci¨®n de las elecciones, inicialmente convocadas para el 9 de julio pr¨®ximo, ha aumentado en los ¨²ltimos d¨ªas, debido a la incapacidad de respuesta del Gobierno ante la sorprendente ofensiva de una poblaci¨®n exasperada por un autoritarismo que ya dura seis a?os. La impopularidad del r¨¦gimen ha quedado tambi¨¦n patente por la convergencia de posiciones de todas las fuerzas pol¨ªticas del pa¨ªs, que -desde la clandestinidad o desde el exilio- han condenado de forma un¨¢nime el fraude electoral que prepara Banzer.
Mientras una lluvia de comunicados de solidaridad con las reivindicaciones democr¨¢ticas de los huelguistas inundaban las redacciones de los peri¨®dicos y de las radios, la inquietud dentro de las fuerzas armadas tambi¨¦n crec¨ªa amenazadoramente. La intransigencia demostrada hasta ahora por Banzer podr¨ªa ser el preanuncio de una reacci¨®n de fuerza para ?restaurar el orden? a sangre y fuego.
Sin embargo, tambi¨¦n son altas las probabilidades de una intervenci¨®n de la oposici¨®n militar ?institucionalista?, que el domingo ¨²ltimo se ha manifestado en la prensa bajo la forma de un manifiesto suscrito por los generales y coroneles que, hace seis a?os, colaboraron con Banzer para derrocar al general Torres.
Los generales Remberto Iriarte, Eladio S¨¢nchez y Mario Adett Zamora, los coroneles Jos¨¦ Pati?o Ayoroa, Juan Ayoroa y otros, han declarado que el actual Gobierno ya no representa el sentir mayoritario de las fuerzas armadas, y que es hora que ¨¦stas dejen de jugar el rol de un partido pol¨ªtico. El desenlace de esta tensi¨®n militar, en medio de la creciente efervescencia popular, podr¨ªa producirse en cualquier momento.
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