Ha muerto el fil¨®sofo Alfredo Dea?o

El fallecimiento en la tarde del martes de Alfredo Dea?o es un motivo de profundo dolor para los amigos y compa?eros que tuvimos el privilegio de tratarle y una incalculable p¨¦rdida para la Universidad y la vida intelectual espa?olas. Autor de una Introducci¨®n a Ia l¨®gica formal ampliamente utilizada como libro de texto, encargado del ¨¢rea de filosof¨ªa y teor¨ªa de la ciencia en Alianza Editorial y Revista de Occidente, fue tambi¨¦n asesor y colaborador habitual de las p¨¢ginas culturales de EL PA?S. Deja, entre sus papeles, un manuscrito in¨¦dito sobre Wittgenstein, casi ultimado para su publicaci¨®n, y otros trabajos sobre l¨®gica y filosof¨ªa. La muerte le ha sorprendido, a los 34 a?os, cuando su ins¨®lita madurez no hab¨ªa sino comenzado a dar sus frutos. Profesor adjunto de L¨®gica en la Facultad de Filosof¨ªa de la Universidad Aut¨®noma de Madrid, faltaban pocas semanas para que opositase a la plaza de profesor agregado de la misma disciplina. Tal vez las innecesarias angustias y las provocadas ansiedades a que da lugar el sistema de oposiciones a c¨¢tedras en nuestro pa¨ªs, en el que los juegos de alianzas, los pactos entre tendencias opuestas y las paranoias err¨¢ticas de los mandarines con mala conciencia cuentan mucho m¨¢s que la obra realizada y la calidad intelectual de los aspirantes, hayan sido causas coadyuvantes de esta muerte brutal e inesperada. En un panorama intelectual dividido entre capillas, entenebrecido por un legado institucional de indocta ignorancia, ocupado por dogmatismos propensos a declarar el estado de sitio y amenazado por la frivolidad y la moda, Alfredo Dea?o predic¨® con el ejemplo de su obra y de su vida las cualidades propias de los hombres con atributos: el rigor en el trabajo intelectual, la iron¨ªa distanciadora, la cultura asumida de manera org¨¢nica, y la imaginaci¨®n te¨®rica.