Intensificaci¨®n de la lucha contra el fraude alimenticio

Producir, suministrar o vender productos que originen riesgos o da?os efectivos a la salud de los consumidores, as¨ª como utilizar aditivos no autorizados o realizar manipulaciones encaminadas a enmascarar fraudes en la composici¨®n de los alimentos podr¨¢ ser sancionado con multa de hasta cinco millones de pesetas. Esta nueva y rigurosa normativa en materia alimentaria, que entr¨® anteayer en vigor al publicar el Bolet¨ªn Oficial del Estado un real decreto del Ministerio de Sanidad, acent¨²a responsabilidades e incrementa sanciones en un tema en el que exist¨ªa gran desproporci¨®n entre la falta cometida y la sanci¨®n establecida. Benigno Varillas informa sobre ello.

?O en este pa¨ªs no hay fraude, o las actividades antifraude de la Administraci¨®n no van demasiado lejos?, afirmaba la revista Ciudadano al comentar un laborioso trabajo de investigaci¨®n en el que se hab¨ªan examinado cuidadosamente todos los ejemplares del Bolet¨ªn 0ficial del Estado desde el 1 de enero, hasta el 25 de septiembre de 1976.En nueve meses, incluyendo tres meses de descanso sancionador, el Ministerio de Comercio hab¨ªa impuesto un total de 37 multas, que sumadas ascend¨ªan a una cantidad inferior a los trece millones de pesetas. Del total de multas, 19 correspond¨ªan a empresas y 18 a particulares. En cuanto a la cuant¨ªa, hubo dos multas de dos millones y medio de pesetas, impuestas a Cervezas Santander y Aceites del Bajo Arag¨®n, por fraude en la calidad de la cerveza envasada y adulteraci¨®n de aceite de oliva, respectivamente. El resto de las multas eran de una cuant¨ªa inferior al mill¨®n de pesetas.

Diecis¨¦is de las multas estuvieron relacionadas con los precios y seis con las adulteraciones, mientras que el resto tuvieron diversos motivos, tales como venta de productos sin etiqueta de peligrosidad o con etiquetas falseadas; ocultaciones con fines especulativos: fraudes en el peso, etc¨¦tera.

En cuanto a los productos afectados, siete de las multas tuvieron que ver con distintos tipos de aceites y cuatro con la ense?anza, el resto estuvo relacionado con productos como la carne, fiambres y embutidos, pescado, chocolate, leche, huevos, fruta, cerveza o azucar.

A pesar de diversas multas efectuadas por adulteraci¨®n de productos, as¨ª la aplicada a Dulcinea, SA, de un mill¨®n de pesetas, en marzo de 1976 por adulteraci¨®n y venta de chocolate o la aplicada a un vecino de Le¨®n, 300.000 pesetas, en agosto de 1977, por venta de gambas adulteradas, la mayor¨ªa de las multas se refieren a la carest¨ªa ilegal de algunos productos. Ello podr¨ªa hacer pensar en la inexistencia de adulteraciones de productos en nuestro mercado, pero todas las informaciones apuntan hacia una realidad no reflejada en las estad¨ªsticas de multas y sanciones.

En octubre del a?o pasado se anunciaba en los medios de comunicaci¨®n un incremento alarmante del volumen de fraudes en produetos alimenticios:

Aceites comestibles: Mezclas del de oliva con los de semillas, con una frecuencia del 25 %.

Arroz: Casos frecuentes de presencia de gorgojos, incluso vivos; exceso de granos rojos; falta de tipo bot¨¢nico y peso.

Bebidas refrescantes: Cierres, precintados y etiquetas defectuosas y excesos en conservadores.

Caldos y sopas: Exceso de nitr¨®geno amoniacal y falta de nitr¨®geno total en sustancias secas,

Conservas: Falta de peso escurrido, aditivos no permitidos, etiquetado y empleo de aceites que no son los consignados en la informaci¨®n al consumidor.

Miel: Exceso de sacarosa y falta de registro de Sanidad.

Helados: De seis analizados, cuatro no estaban aptos para el consumo por estar en deficientes condiciones bacteriol¨®gicas. Tres de estas marcas contaminadas, Avidesa, Frigo, Camy, cubren todo el territorio nacional.

Pastas para la sopa: Falta de peso. Lo mismo sucede con el piment¨®n. Los turrones y mazapanes mostraban un alto contenido en f¨¦culas. Y as¨ª toda una serie de productos, muchos de ellos de primera necesidad alimenticia.

Ocasionalmente llegan noticias m¨¢s tr¨¢gicas: un muerto y cincuenta intoxicados en Cuenca y 1.200 afectados en Villena, (Alicante), por ingerir queso contaminado de la marca Don Quijote. La contaminaci¨®n fue accidental. Sin embargo, no lo es el que el 65 % de las bebidas a granel que se consumen en Catalu?a est¨¦n adulteradas, seg¨²n denunci¨® el Club de Dirigentes de Markenting, pidiendo la prohibici¨®n de su venta.

Tampoco fue fortuita la presencia de bacterias que, o eran periudiciales, o denotaban defectos en la asepsia de envasado, en trece plantas de emboteIlamiento de agua mineral, que fueron clausuradas al ser inspeccionadas tras el caso de Solares.

Otro problema en la calidad, de los alimentos y bebidas, son los colorantes. Queremos que el az¨²car sea blanqu¨ªsimo, la mantequilla de color amarillo, y los guisantes y la menta de verde intenso. Sin embargo, el color natural del az¨²car es amarillo rojizo, el blanco se consigue a base de compuestos sulfurosos, la mantequilla es blanca y el verde brillante del l¨ªquido de menta, acuoso en su origen, es fruto de la clorofila que se le a?ade.

Los colorantes, los ciclamatos, las sacarinas, productos sobre cuya peligrosidad para la salud han sido formuladas diversas denuncias, se unen a los pesticidas y otros productos que ingerirnos acompa?ando a los alimentos que s¨®lo se parecen en la forma, a los que inger¨ªan nuestros antepasados.