Antonio Fern¨¢ndez Alba dimiti¨® como director del Centro de Investigaciones de Nuevas Formas Expresivas

EL PAIS: ?Es cierta su dimisi¨®n y, en este caso, cu¨¢les han sido sus causas?Antonio Fern¨¢ndez Alba: S¨ª, totalmente cierta. En realidad fue una determinaci¨®n tornada a finales del mes de diciembre de 1977, y que de manera definitiva present¨¦ en los primeros d¨ªas de este mes, ante la serie de dificultades que se presentaban para desarrollar un programa v¨¢lido con lo que, a mi juicio, deber¨ªa ser un centro tan especifico como ¨¦ste, dentro de las instituciones culturales del Estado.

Estimo que es una decisi¨®n personal, que de una manera expl¨ªcita era recogida en las condiciones aceptadas para mi nombramiento y que se las podr¨ªa resumir en los siguientes extremos: no demorar m¨¢s que el tiempo necesario la viabilidad de planificar un centro que ven¨ªa propuesto sin una definici¨®n clara de objetivos.

EL PAIS: ?Considera usted que la intenci¨®n del Gobierno, y m¨¢s concretamente del Ministerio de Cultura con la creaci¨®n del CINFE se corresponde con unos aut¨¦nticos deseos de fomentar la cultura?A. F. A.: No dudo de la intencionalidad pol¨ªtica que anima al actual Ministerio de Cultura al pretender crear un centro como el propuesto, ni puedo por menos de reconocer el esfuerzo que un grupo reducido de personas est¨¢ llevando a cabo por racionalizar y hacer efectivos unos cauces culturales v¨¢lidos en el per¨ªodo de transici¨®n que experimenta el pa¨ªs. Pero tampoco debo dejar de constatar, por la experiencia que me aportan estos casi cinco meses de expectativas, mi total incapacidad, tanto personal como intelectual, para seguir aceptando como realidad de una gesti¨®n cultural operativa lo que a mi juicio se me presenta como una vaguedad culturalista y menos a¨²n intentar amparar una supuesta investigaci¨®n, mediante la concesi¨®n de ayudas y becas que lleven a fomentar unas prestaciones econ¨®micas a improvisaciones dudosas, o a realizar actividades que son propias de otras instituciones.

Funciones del Centro

EL PAIS: ?Cu¨¢les ser¨ªan, a su juicio, las funciones espec¨ªficas del centro?A. F. A.: En mi opini¨®n, y el material presentado que desarrollaba el anteproyecto del centro lo dejaba bien claro, este centro deber¨ªa de tener un car¨¢cter b¨¢sicamente investigador en el campo concretos de las nuevas formas expresivas: ser un instrumento de apoyo dentro de las instituciones culturales del Estado para descubrir, potenciar y formalizar las innovaciones en los campos que antes alud¨ªa. Servir como centro de documentaci¨®n, investigaci¨®n e informaci¨®n en la b¨²squeda y en el an¨¢lisis de las formas de expresi¨®n individual y social que surgen en los nuevos fen¨®menos culturales de nuestra ¨¦poca. Servir como soporte descentralizador para la realizaci¨®n de trabajos y estudios sistem¨¢ticos de los componentes culturales, tanto en el entorno del Estado, con sus rasgos creadores espec¨ªficos, como en el ¨¢mbito de la cooperaci¨®n internacional, situando la ?actividad art¨ªstica? como proceso esencial en la educaci¨®n permanente de la colectividad.

EL PAIS: ?Cree usted que su concepto del centro era inviable en la actualidad?

A. F. A.: Por el momento me parece inviable una propuesta como la que en un esquema muy simplificado le comento, por una raz¨®n muy elemental: no existe una pol¨ªtica cultural del Estado, las actividades que se realizan son gestos aislados, con matices de una cierta formalidad reformista que tienen poco que ver, en mi opini¨®n, con planteamientos culturalmente v¨¢lidos; acepto que es una generalizaci¨®n que necesita de precisiones, pero nuestra ¨¦poca no admite que las ideas sean dirigidas desde arriba, se organizan y complementan m¨¢s bien en la pr¨¢ctica operativa de la actividad comunitaria. Y son precisamente estas fuerzas las que provocan el desenmascaramiento de situaciones, las que no aceptan la evasi¨®n y los formalismos de ciertos apartados de la cultura burguesa que subyace en nuestros d¨ªas y que de manera elocuente, por razones hist¨®ricas, sigue vigente en muchos aspectos de la realidad espa?ola.

Cultura emergente

EL PAIS: ?Cree usted posible el encontrar una nueva f¨®rmula que lleve a cabo una idea similar sobre el centro?A. F. A.: Mi dimisi¨®n, insisto, es una actitud personal, acentuada, sin duda, por una ¨®ptica muy subjetiva al enfocar estos temas, y esto no excluye, por supuesto, que otro tipo de actuaci¨®n pueda llevar adelante un modelo de instituci¨®n dentro de las prerrogativas culturales programadas. Le puedo asegurar que me agradar¨ªa estar equivocado en mis deducciones, y en este sentido entiendo que no se debe permanecer en puestos en los que el escepticismo y la p¨¦rdida de tiempo superan las decisiones siempre dolorosas de abandonar un proyecto apenas formulado.

EL PAIS: ?Cu¨¢les ser¨ªan, a su juicio, las razones para explicar el comportamiento del Gobierno sobre el hecho cultural?

A. F. A.: Yo le dir¨ªa que en la dificultad de aunar la potencia creadora de una ?cultura emergente?, que se vislumbra de forma muy positiva en el pa¨ªs, con los presupuestos ideol¨®gicos de una ?pseudocultura dominante? que a¨²n permanece en las organizaciones del poder constituido. Este hecho revela una contradicci¨®n patente, como se puede observar en los diferentes an¨¢lisis cr¨ªticos que se realizan la respuesta no puede ser otra, en el mejor de los casos, que una ?aproximaci¨®n simb¨®lica? a esta nueva realidad, es el rol aparente de una estrategia para la continuidad en el poder. En otros t¨¦rminos, el proceso cl¨¢sico que se verifica en todos los programas pseudoculturales y que impiden temporalmente observar una visi¨®n dial¨¦ctica de la realidad.

Es, en definitiva, la dificultad que ofrece el traspasar las fronteras de una cultura planificada como forma de dominio a unos procesos culturales entendidos como modo de conocimiento.

Alternativa ut¨®pica

EL PAIS: ?C¨®mo un diagn¨®stico tan evidente le pudo llevar a aceptar un cargo as¨ª?A. F. A.: Es una pregunta coherente. A veces los mecanismos del an¨¢lisis fallan y la ?utop¨ªa como una forma de la realidad? parece un axioma que puede llegar a verificarse, imaginando que las condiciones objetivas existen ya, cuando la verdad es que la realidad es otra, entonces lo m¨¢s oportuno y decente es volver a esta realidad para intentar asumirla como una alternativa ut¨®pica.

La dimisi¨®n de Antonio Fern¨¢ndez Alba es la segunda que se produce en el equipo de confianza del actual Ministerio de Cultura. La primera fue la de Pilar Izaguirre, subdirectora general de la Condici¨®n Femenina.