La exagerada defensa del Atl¨¦tico le cost¨® la eliminaci¨®n
El Atl¨¦tico jug¨® muy fuerte la carta defensiva en Las Palmas y eso le cost¨® su eliminaci¨®n de la Copa. No cre¨® una sola acci¨®n de ataque en todo el partido y su resistencia defensiva, que nunca fue muy firme, se desmoron¨® a un cuarto de hora del final, cuando encaj¨® casi seguidos los dos goles que le eliminaron. Las Palmas no hizo un gran encuentro, pero varias genialidades de Brindis? y el inter¨¦s de todos los dem¨¢s justifican sobradamente su clasificaci¨®n. Luis lleg¨® a Las Palmas pensando que, a pesar de la mejor¨ªa experimentada en los ¨²ltimos partidos, su equipo no est¨¢ para muchas fantas¨ªas y decidi¨® plantear un encuentro descaradamente defensivo. Aparte del l¨®gico marcaje estrecho a los hombres punta canarios, por los defensas atl¨¦ticos, decidi¨® un "pressing? firm¨ªsimo en la media, donde Alberto, Leal y Ayala gastaban todas sus energ¨ªas en la persecuci¨®n y acoso de Jorge, Brindis? y Noly. Leivinha o Rubio, alternativamente, se retrasaban tambi¨¦n a la media, para taponar los intentos de incorporai¨®n a esta zona de algunos de los defensas canarios. Nunca mostr¨® inter¨¦s el Atl¨¦tico en iniciar acciones de ataque en busca de un gol, con el que engordar su ventaja; si alguna vez sal¨ªa hacia el ¨¢rea de Carnevali era con muy pocos hombres y dando la impresi¨®n de que lo que pretend¨ªa era m¨¢s que buscar el gol, alejar el bal¨®n de su campo. El Las Palmas, maniatado inc¨®modo, y con m¨¢s nervios desde el principio del partido de lo que cab¨ªa esperar, hizo un primer tiempo desastroso. S¨®lo Brindis? y Noly pod¨ªan con sus respectivos pares, y ellos dos eran muy poco para poner en funcionamiento al equipo. Cuando pasaron los primeros quince minutos y Las Palmas vio las dificultades que encontraba para entrar en el ¨¢rea de Reina, se dedic¨® a echar balones altos sobre ella, en busca de las cabezas de Morete y Maciel.
La defensa del Atl¨¦tico se bati¨® bien en ese juego a¨¦reo y a pesar de que alguna mala salida de Reina provoc¨® situaciones de mucho peligro, lo cierto es que Las Palmas no hizo en todo el primer tiempo nada valioso y el empate a cero con que se lleg¨® al descanso despu¨¦s de 45 aburrid¨ªsimos minutos fue absolutamente justo. De haber llegado alg¨²n gol ha6r¨ªa sido como producto de la presi¨®n continua de alguna jugada confusa o de un penalti que Fand¨®s dej¨® de se?alar, pero no porque Las Palmas hubiera ligado juego de ataque con la suficiente soltura y profundidad como para merecerlo.
Al poco de comenzado el segundo tiempo el Atl¨¦tico empez¨® a acusar en muchos de sus hombres el l¨®gico agotamiento, consecuencia del fuerte trabajo de persecuci¨®n que se hab¨ªa impuesto anteriormente, Leal, algo tocado, y Alberto, tuvieron que ser sustituidos antes de los veinte minutos de juego de esta segunda mitad por esta raz¨®n. Vilches y Herencia, que les reemplazaron, se mostraron animosos y parecieron en condiciones de prolongar la acci¨®n defensiva de los anteriores. Pero Las Palmas mejor¨® algo en esta segunda parte, en especial gracias a los continuos aciertos de Brindis?, cuyo gran juego termin¨® por animar a todos sus compa?eros. Un disparo al larguero de, ¨¦l mismo en el lanzamiento de una falta fue la primera ocasi¨®n seria para Las Palmas y vino seguida de otro remate al palo de Mart¨ªn Mu?oz sustituy¨® a Noly, que daba s¨ªntomas de fatiga, por Fern¨¢ndez, jugador de punta, en el minuto 69. Para entonces, el juego de Las Palmas comenzaba a sufrir m¨¢s que nunca el efecto de los nervios, consecuencia del paso de los minutos sin que el gol llegara. Pero a punto de cumplirse la media hora y en el plazo de tres minutos Las Palmas logr¨® sus dos goles que le pon¨ªan en ventaja en la eliminatoria. Casi simult¨¢neamente el Atl¨¦tico perdi¨® a Vilches, lesionado sin posibilidad ya de sustituci¨®n, y a pesar de que los ¨²ltimos minutos intent¨® jugar al ataque para igualar la eliminatoria no fue capaz de inquietar ni una sola vez a Camevali. Hab¨ªa consumido 77 minutos en un juego absolutamente defensivo, confiado excesivamente en la cort¨ªsima renta de un gol y cuando necesit¨® marcar para enjugar la ventaja hab¨ªa agotado ya todas sus fuerzas.
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