Cincuenta y seis castellanos furiosos
Sobre asc¨¦ticas sillas de tijera, cual correspond¨ªa a los protagonistas de aquella furia previsible, se fueron sentando unos cuantos castellanos para escuchar el serm¨®n de un jesuita vestido de paisano, burgal¨¦s de naci¨®n y catedr¨¢tico de Historia del Derecho en la Universidad vallisoletana. No s¨®lo hab¨ªa all¨ª castellanos viejos descendientes de la pata de El Cid y amamantados a los pechos de don Francisco de Quevedo, fantasmas de reyes destronados y almas a las que el bautismo de la castellan¨ªa conden¨® para siempre; hab¨ªa tambi¨¦n castellanos j¨®venes y asombrados, damas de hoga?o con peinado de zanahoria rallada o de escarola invernal. En total, unos 56.Gonzalo Mart¨ªnez Diez se dispon¨ªa a dar en la Casa Regional de Palencia una conferencia titulada ?Castilla-Le¨®n, v¨ªctima del centralismo?, apertura de un breve ciclo en torno al ?Nacionalismo castellano-leon¨¦s?. Yo acud¨ª una hora antes sospechando que ya Incluso me tocar¨ªa quedarme en la puerta, pues un tema de esa envergadura ofrecido a la poblaci¨®n madrile?a, que cuenta con dos o tres millones de castellanos, volcar¨ªa sobre el modesto sal¨®n de los palentinos exiliados a una vigorosa fauna de fot¨®grafos, periodistas, docentes, discentes, parlamentarios y l¨ªderes pol¨ªticos.
Me equivoqu¨¦ una vez m¨¢s: quedaban sillas vac¨ªas. Ni uno solo de los periodistas castellanos que todos los d¨ªas escriben Calalunya e hinchan los comunicados de los partidos abertzales, estaba all¨ª, aunque hab¨ªan sido avisados. En cuanto a los pol¨ªticos, unos d¨ªas antes se habla demostrado en Burgos que Castilla no tiene padres en el Parlamento, sino padrastros, y en los concurrentes todos vibraba la convicci¨®n de que los pol¨ªticos castellanos estaban traicionando a sus electores, los de una mano y los de la otra, como hab¨ªan traicionado a Castilla reyes y condes, recaudadores de impuestos y poetas, desde aquel d¨ªa de 1469, cuando las aciagas bodas de do?a Isabel. (?Ay si los castellanos hubiesen escuchado a Enrique IV!)
Durante casi dos horas el abogado jesuita se fue sacando de la sotana que no llevaba el m¨¢s abultado memorial de agravios que alguien pueda urdir. Los peri¨®dicos del s¨¢bado siguiente no ofrecieron una sola l¨ªnea como resumen de sus diatribas y esa confirmada presunci¨®n encend¨ªa a¨²n m¨¢s los adormecidos esp¨ªritus de los 56 castellanos, de modo que hubiera sido posible que todos salieran a la calle con las ballestas cargadas o dispuestos por lo menos a patear los adoquines. Mart¨ªn Villa, leon¨¦s de Santa Mar¨ªa del P¨¢ramo y reciclado en Madrid y Barcelona, hab¨ªa dicho poco antes a sus paisanos que nada de pedir ellos autonom¨ªas, estar¨ªa bueno, que Tarradellas s¨®lo quer¨ªa una en Espa?a; que, en todo caso, les bastaban los privilegios de la leyenda y no deb¨ªan rechazar los privilegios de los otros.
Pero Gonzalo Mart¨ªnez no era un demagogo. Aparte de sus ristras de n¨²meros, vino a decir que pod¨ªa llegar un tiempo en que los castellanos se cansaran y que entonces sabr¨ªan los gobiernos de Madrid cu¨¢nto val¨ªa lo poco que ya queda en Castilla. Las cifras ofrecidas dejan tan at¨®nito al oyente que resulta dif¨ªcil asimilarlas. Y mientras unos castellanos dec¨ªan: ?No nos resignaremos a desaparecer?, otros suplicaban que se les dejara morir en paz porque lo sab¨ªan todo, lo hab¨ªan sufrido todo y eso ya no ten¨ªa remedio.
Se equivocaban de terminolog¨ªa los parlamentarios al hablar de ?Nacionalidades y regiones?, pues deber¨ªan escribir ?Nacionalidades y colonias?, ya que la palabra naci¨®n parece borrada de los diccionarios. Castilla ha sido y es la gran colonia, dec¨ªa el conferenciante. Y luego se limitaba a demostrarlo con aquellos n¨²meros que llenaban de furor a los oyentes. Imagino que dentro de unas semanas, antes de la concentraci¨®n en Villalar del 23 de abril, estos n¨²meros aparecer¨¢n grabados con letras de barro a las puertas de todas las ciudades castellanas, o lo que de ellas quede.
Sosteniendo la historia con las manos, que es tal vez lo ¨²nico que Castilla posea hoy, y amas¨¢ndola con las cifras m¨¢s violentas de la actualidad, Gonzalo Mart¨ªnez va por la meseta inyectando un poco de rabia en las adormecidas sangres de aquellos que envueltos en sus harapos desprecian lo que ignoran, seg¨²n la taumaturgia demag¨®gica de Antonio Machado, porque se han llevado la sabidur¨ªa a otra parte, lo mismo que la riqueza y a los hombres mismos.
En los ¨²ltimos treinta a?os ha emigrado de Castilla-Le¨®n mill¨®n y medio de personas, pero en 1595 Mayorga de Campos ten¨ªa casi doble poblaci¨®n que San Sebasti¨¢n (633 vecinos contra 372), Paredes de Nava era como Santiago de Compostela y Valladolid era superada solamente por Toledo dentro de la Pen¨ªnsula. ?Por qu¨¦ se fueron tantos? No porque se tratase de una ?raza inferior? -como dec¨ªa el presidente de la Generalidad, Maci¨¢-, no porque vivieran en una tierra m¨ªsera, como han dicho todos los pol¨ªticos. ?Por qu¨¦ se fueron y por qu¨¦ siguen y¨¦ndose?
?Cuando nosotros ¨¦ramos nosotros?, Castilla ten¨ªa el 83% de la poblaci¨®n de Espa?a, pero un campesino castellano pagaba, durante todo el siglo XVI, cinco veces y media m¨¢s de impuestos que un ciudadano de la Corona de Arag¨®n. Durante el siglo siguiente, pagaba 8,38 veces m¨¢s cada castellano que cada aragon¨¦s o catal¨¢n. Despu¨¦s de la reforma del gran azote de Catalu?a, Felipe V, un castellano pagaba 29,5 reales de impuesto, mientras un catal¨¢n pagaba solamente 11,5. Las razones de las luchas independentistas catalanas y vasconavarras son las razones del deseo de no pagar. ?Los que tiran la piedra se vendan enseguida la mano?, dec¨ªa Gonzalo. Y don Francisco de Quevedo escrib¨ªa al Padre Nuestro Se?or Felipe IV:
En Navarra y Arag¨®n no hay quien tribule ya un real;
Catalu?ay Portugal
son de la misma opini¨®n;
s¨®lo Castillay Le¨®n
y el noble pueblo andaluz llevan a cuestas la cruz.
Pero ?de qu¨¦ sirven ahora los agravios de la historia? Hoy mismo una imprenta burgalesa paga de impuestos un mill¨®n de pesetas al a?o; la misma imprenta en Navarra paga 50.000 pesetas. ?Soluci¨®n? La imprenta castellana se va a Navarra (y los que en ella trabajan, tambi¨¦n). El INI, que nace para ?disminuir los desequilibrios regionales?, opina, por ejemplo, que no es rentable industrializar Castilla e instala la Seat en Barcelona. Luego, la empresa privada (Renault) elige Castilla. De 230.000 puestos de trabajo creados por el INI, las once provincias castellano-leonesas tienen 5.000, y de naturaleza extractiva: saltos el¨¦ctricos uranio.
De los cr¨¦ditos de los nueve bancos oficiales hasta 1970, a cada espa?ol corresponder¨ªan 5.000 pesetas. Un navarro -que no paga impuestos al pa¨ªs com¨²n- se ha llevado- 50.000; un vasco, 17.000; un segoviano, 2.000. Esta ha sido la aplicaci¨®n del dinero p¨²blico en estos tiempos de centralismo y hegemon¨ªa castellana.
Ahora mismo, de un cr¨¦dito para deudas de entidades locales (organizado por el difunto se?or Viola siendo director general de Administraci¨®n Local), de 28.000 millones de pesetas, han correspondido para todo Le¨®n y Castilla menos de mil millones y 14.000 millones (la mitad del total) para la provincia de Barcelona. Por ejemplo.
Un constructor leon¨¦s debe cargar un 15% de impuestos en la obra a la que concurra. Si es navarro o est¨¢ establecido en Navarra no cargar¨¢ un duro porque el famoso Concierto le exime: se llevar¨¢, pues, la obra y esta obra se levantar¨¢ en Le¨®n o en Medina del Campo. ?Por qu¨¦ tantas empresas est¨¢n domiciliadas en Alava o Navarra? ?Por qu¨¦ la sede social del Talgo de los Oriol est¨¢ en Ribabellosa? Navarra se lleva 6.000 millones de pesetas a cuenta nuestra, dice Gonzalo, y es una situaci¨®n tan rid¨ªculamente injusta y absurda la de los Conciertos que los del Mercado Com¨²n, cuando se enteraron, se part¨ªan de risa y afirmaban que jam¨¢s podr¨ªa entrar en la Comunidad un pa¨ªs con tales repartos de privilegios por el riesgo de que todas las grandes empresas europeas se establecieran en Navarra.
Los impuestos percibidos del 95% de las vacas leonesas se pagan en Catalu?a a trav¨¦s de las multinacionales lecheras y como el que m¨¢s recauda m¨¢s recibe, la riqueza de Castilla se queda fuera. La leche de Hospital de Orbigo (Le¨®n) se envasa condensada ?bajo licencia de Granja Castell¨®, SA, Mollerusa (L¨¦rida)?, seg¨²n pone en el bote.
Si faltan vino o corderos en Castilla se realizan ?importaciones de choque? para que no suban los precios al consumidor. ?Cu¨¢ndo se han importado televisores en color alemanes, que valen la mitad que los fabricados en Madrid o en la sometida periferia? Hace veinte a?os, un campesino pagaba unos zapatos alicantinos con diez kilos de trigo; hoy necesita cien kilos. Cuando el pacto de la Moncloa autoriza subidas salariales del 22%, a los agricultores se les autoriza el 8%.
El otro d¨ªa los zamoranos (algunos de cuyos pueblos no est¨¢n a¨²n electrificados) pidieron cinco c¨¦ntimos por cada kilovatio producido en la provincia. Se les dijo que no con malaspalabral. Pero Castilla (un 9% de la poblaci¨®n) produce el 23% de la energ¨ªa el¨¦ctrica y nada gana con ello, salvo que se impida crear regad¨ªos y que esa energ¨ªa les cueste lo mismo que a los de Tarragona, a pesar de las p¨¦rdidas de transporte: un 20%. Los impuestos se recaudan en el lugar de la comercializaci¨®n, como si la riqueza el¨¦ctrica fuera creada en Bilbao, y no junto al r¨ªo Esla. De todos modos, estas provincias excedentarias de energ¨ªa el¨¦ctrica han sido elegidas para instalar en ellas centrales nucleares (Le¨®n, Salamanca, Zamora). El hierro y el carb¨®n leoneses mantienen vivos, con los obreros ?coreanos?, los altos hornos de Avil¨¦s y de Vizcaya. En Castilla, mercado reservado para las ?nacionalidades?, no se pueden montar industrias.
Ahora, algunas cajas de ahorro castellanas se han negado a entregar su dinero al Estado centralista, que hasta hoy lo ha invertido preferentemente en las provincias perif¨¦ricas. Con s¨®lo seis meses de ahorro de las cajas se habr¨ªa concluido el Plan de Tierra de Campos, que lleva diez a?os atascado y que b¨¢sicamente ha consistido en rellenar los baches de algunas carreteras. Y lo que podr¨ªa ser un para¨ªso para la ganader¨ªa -es el lugar mejor dotado de Europa para el crecimiento de la alfalfa- es un vasto p¨¢ramo vac¨ªo. No interesa regar. Interesa crear energ¨ªa el¨¦ctrica para las f¨¢bricas extramesetarias.
Los agravios se multiplican con n¨²meros y documentos. Castilla se ha sacrificado por toda Espa?a y s¨®lo ha recogido pobreza, menosprecio e insultos. Pero Gonzalo Mart¨ªnez cree que un d¨ªa u otro los castellanos van a resucitar al Cid, o que surjan nuevos comuneros y toda una regi¨®n expoliada por tres monarqu¨ªas for¨¢neas, manipulada por pol¨ªticos vendidos a las oligarqu¨ªas perif¨¦ricas y madrile?as -incluso los pol¨ªticos ind¨ªgenas- se ponga en pie para exigir los mismos privilegios que los dem¨¢s tienen o, si no se acepta este principio de justicia, para volver a las fronteras de 1468. Esto dijo Gonzalo en su conferencia. Y como ning¨²n profesional hizo resumen de la misma, lo hago yo, que soy miembro de la vieja tribu aniquilada.
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