Los compositores mallorquines y el pianista Joan Moll

Hizo muy bien el Real Conservatorio de Madrid en dar acogida al pianista mallorqu¨ªn Joan Moll, tan atento a la producci¨®n pian¨ªstica de su tierra natal, siempre al margen del repertorio de nuestros int¨¦rpretes.

A nadie se le oculta que una tierra de tan abundante y variado folklore, con una reconocida tradici¨®n musical patente en los espl¨¦ndidos ejemplares de ¨®rganos repartidos por toda la isla, haya dado y siga dando notables compositores.Joan Moll hizo un recorrido a trav¨¦s de casi un siglo de piano mallorqu¨ªn, comenzando por el autodidacta Guillem Massot (1842-1900), quien representa la continuidad de la vieja m¨²sica de sabor hispano y el inicio de la escuela rom¨¢ntica en la isla, bajo la sombra y el recuerdo cercano de Federico Chopin. Del mejor disc¨ªpulo de Massot, Miquel Capllonch (1861-1935), ofreci¨® Moll un sorprendente Tema y variaciones, opus 8, obra rica en recursos t¨¦cnicos, cuya vena mel¨®dica y arm¨®nica est¨¢n dentro del mejor pianismo rom¨¢ntico. No en vano Capllonch residi¨® en Berl¨ªn alg¨²n tiempo, relacion¨¢ndose con ilustres figuras de la m¨²sica, como Clara Schumann. El m¨²sico de Pollensa fue maestro de Artur Rubinstein, que le ha recordado con cari?o en sus Memorias.

A Capllonch sigui¨® Antoni Torrandell (1881-1963), muy ligado a la vida musical francesa, y cuya obra, de corte rom¨¢ntico y tradicional, abarca diversos g¨¦neros, desde el pian¨ªstico y de c¨¢mara hasta el coral y sinf¨®nico. Recordemos, entre las obras ,de este compositor de Inca, la Misa pro pace, un Requiem para ¨®rgano, coros y orquesta, Rapsodia rumana, Sinfon¨ªa para viol¨ªn y orquesta, Concierto para piano y orquesta, interpretado hace un par de a?os en Palma; una sonata para violonchelo y piano, etc¨¦tera. Torrandell est¨¢ m¨¢s cerca de C¨¦sar Franck que del puro impresionismo.

La segunda parte del recital de Joan Moll estuvo dedicada a compositores m¨¢s recientes. En primer lugar, Jaume Mas Porcel (1909), un maestro de la pieza breve, siempre exquisito e imaginativo. Luego, Baltasar Samper (1889-1963), figura eminente de la m¨²sica espa?ola de la generaci¨®n inmediatamente posterior a Alb¨¦niz y Granados. Samper, que hab¨ªa estudiado en Barcelona con este ¨²ltimo y con Pedrell, se sinti¨® inclinado hacia la investigaci¨®n del acervo folkl¨®rico balear, lo cual llev¨® a cabo junto a su amigo el gran poeta palmesano Miquel Ferr¨¢. Su Ritual campesino, en la mejor l¨ªnea del piano espa?ol, lleva impresas la calma, el claro paisaje, las musas amigas (por decirlo con un t¨ªtulo de Ferr¨¢) de la luminosa tierra gimnesia, crisol de civilizaciones.

Tres piezas, sabiamente trabajadas, de Joan Mar¨ªa Thomas (1896-1963), el inolvidable fundador de la Capella Cl¨¢sica Polif¨®nica de Mallorca, admirador y amigo de Manuel de Falla, pusieron fin a un concierto que merece amplia rese?a porque, detr¨¢s de ¨¦l, hay muchas horas de investigaci¨®n y estudio. Joan Moll hubo de interpretar sin referencias, guiado por su labor de estudio y an¨¢lisis de las piezas elegidas. Hizo cosas preciosas en Capllonch y Torrandell, se mostr¨® algo duro de sonido en Mas Porcel, pero siempre mantuvo la buena dicci¨®n, y t¨¦cnica que le han procurado ¨¦xito en varios concursos internacionales.