Las "Brigadas Rojas" facilitan a la prensa una fotograf¨ªa de Aldo Moro
Aldo Moro est¨¢ vivo. Una fotograf¨ªa suya, en camisa, sobre el fondo de una bandera de las Brigadas Rojas, en la que campea la estrella de cinco puntas encerrada en un c¨ªrculo, fue enviada ayer al diario romano Il Messaggero. Acompa?a a la fotograf¨ªa un comunicado, en forma de un manifiesto ideol¨®gico, que no pide ni un rescate ni un intercambio. Se anuncia simplemente que Moro, preso en una c¨¢rcel del pueblo, ser¨¢ procesado por un tribunal del pueblo.
Las Brigadas Rojas se presentan en el comunicado, como la ?vanguardia armada? de la clase obrera y, como un ?movimiento de resistencia proletario ofensivo?, declaran ?la guerra en favor del comunismo contra los Estados imperialistas de las multinacionales?, en los que se est¨¢ convirtiendo Europa, seg¨²n ellos.La fotograf¨ªa de Moro presenta al estadista con su temperamental expresi¨®n resignada y pesimista y fue publicada inmediatamente por los telediarios en sus ediciones extraordinarias y por la prensa vespertina. Otro comunicado en cinco copias fue depositado en una cabina telef¨®nica, cerca de la sede de la televisi¨®n italiana.
El clima de ?suspense? y angustia, que desde hace dos d¨ªas se respira en todo el pa¨ªs, se ha mitigado. Se cree que los brigadistas rojos seguir¨¢n con Moro la misma
t¨¢ctica del proceso judicial -como un ?siervo de la burgues¨ªa imperialista?-, que ya siguieron en el pasado con los magistrados Sossi, y De Gennaro.
El intercambio que se tem¨ªa con el l¨ªder hist¨®rico Curcio y otros l¨ªderes, cuyo proceso proseguir¨¢ ma?ana en Tur¨ªn, no ha sido solicitado por ahora. Se limitan a considerarlos rehenes y a declarar, una vez m¨¢s, la guerra contra lo que llaman la farsa del ?tribunal especial? de Tur¨ªn.
Las autoridades del Estado asistieron, ayer tarde, a los funerales de los cinco agentes de la escolta de Moro en la bas¨ªlica de San Lorenzo. En su homil¨ªa, el obispo castrense, Mario Schierano, dijo que ?el odio no elimina las injusticias, sino que las agrava?.
Operaci¨®n policial
Roma ha sido dividida por el fiscal de la Rep¨²blica, Giovanni de Matteo, que dirige personalmente las operaciones contra los secuestradores, en las que 6.000 hombres con horarios de trabajo de seis horas rastrean domicilios, inspeccionan coches y detienen sospechosos.
Es natural que en la red que 24.000 hombres han tendido en las veinticuatro horas del d¨ªa, en torno a la capital italiana, caigan delincuentes comunes e imprudentes que no respetan un ?alto?. Se da por seguro que en los puestos policiales, constituidos en las grandes v¨ªas de acceso a la capital, los carabineros ser¨¢n ayudados por soldados del comando militar de la regi¨®n de Roma. Las autoridades policiales y el Gobierno mantienen actitudes de evasi¨®n, cuando no de absoluta reserva, sobre sus planes y acci¨®n de b¨²squeda. Se alimentan as¨ª miles de rumores fant¨¢sticos que a veces son desmentidos por las mismas autoridades para evitar o corregir la confusi¨®n reinante.
Se ha dicho de todo: que el abogado ginebrino Denis Payot, que intervino en el caso Schleyer, estar¨ªa mediando para la liberaci¨®n de Moro, que los ?cabezas de cuero? alemanes habr¨ªan llegado a Roma para echar una mano a sus colegas italianos, que cinco d¨ªas antes los servicios secretos alemanes hab¨ªan anunciado el secuestro a los italianos, que d¨ªas pasados hab¨ªan sido detenidos tres terroristas y hasta que iba a ser asaltada la embajada americana. Unos quince mensajes a varias redacciones de peri¨®dicos y a ciudadanos particulares, se han revelado falsos para confundir las pistas o distraer la labor de las autoridades.
No est¨¢n solos
En ciertos c¨ªrculos se afianza la creencia de que las Brigadas Rojas no pueden actuar solas con tanta perfecci¨®n, y que constituyen la secci¨®n italiana de la ?internacional del terror?, inspirada por el KGB sovi¨¦tica, que, a trav¨¦s de los servicios secretos checoslovacos, tendr¨ªa inter¨¦s en desestabilizar la situaci¨®n italiana. Otros responsabilizan a la CIA americana.
Ya el verano pasado, l¨ªderes pol¨ªticos como el ministro del Interior, Francesco Cossiga, el secretario democristiano, Benigno Zaccagnini, y el mismo secretario comunista, Enrico Berlinguer, admit¨ªan una inspiraci¨®n extranjera de las Brigadas Rojas.
Ayer, el Corriere della Sera opinaba que, a gran escala, no es posible una manipulaci¨®n de los servicios secretos sovi¨¦ticos en Irlanda, en el Pa¨ªs Vasco, en Alemania o en Italia. El ¨¦xito de las Brigadas se deber¨ªa, pues, a la ineficacia del Estado, a una cr¨®nica debilidad sentimental italiana por la ineficacia. Como prueba de ello se observa que dos de los presuntos brigadistas, incluidos en las fotograf¨ªas difundidas por la polic¨ªa por televisi¨®n y en la prensa, est¨¢n ya en la c¨¢rcel y son delincuentes comunes.
Se critica, de esta forma, la organizaci¨®n del Estado y se pide eficacia y mayores poderes para la polic¨ªa. Andreotti, con los secretarios de los partidos y con los servicios secretos, tratan de acelerar las decisiones en esa direcci¨®n, abandonando las propuestas que vienen de muchos otros sectores de ley marcial, toque de queda o declaraci¨®n de ?estado de peligro?.
En general, la prensa pide que se responda a las armas con el cerebro. El socialista Avanti, por ejemplo, pide medidas urgentes contra el terrorismo.
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