Por qu¨¦ perdimos la guerra
Hoy se estrena en Madrid la pel¨ªcula Por qu¨¦ perdimos la guerra, un documento sobre la guerra civil espa?ola realizado por Diego Santill¨¢n y Luis Galindo.
Sintetizar la guerra civil en un filme es una labor harto dif¨ªcil, por no decir imposible. Porque aquella guerra fue m¨¢s que la simple contienda entre dos bandos en pugna. Fue el enfrentamiento total de dos concepciones distintas de la vida: la de los que aspiran, con ligeras variantes, a continuar con un mundo de dirigentes privilegiados y una masa de esclavos -fam¨¦licos antes, gordos ahora, pero esclavos siempre-, y del otro lado, la de los que aspiran a un mundo mejor, m¨¢s digno y m¨¢s justo para todos.
Esa eterna lucha de la humanidad, m¨¢s claramente sintetizada en nuestras dos Espa?as, desemboc¨® en aquella guerra que muchos dicen ahora que ha,y que olvidar y que yo creo que hay que conocer, y despu¨¦s de conocer, superar... pero nunca olvidar. Porque no se debe olvidar lo que sin lugar a dudas signific¨® un hito en la historia de la humanidad, en la historia del hombre.
Entonces hubo muchos que comprendieron r¨¢pidamente que Espa?a iba camino de un cambio social que no transitaba los trillados senderos que conducen siempre al mismo fin: al de un mundo de dirigentes y dirigidos. Un cambio social profundo, y por tanto aut¨¦ntico y duradero, no conven¨ªa a nadie. Ni a los estados fascistas de la ¨¦poca, ni a las llamadas democracias occidentales, ni tampoco a las nuevas dictaduras erigidas en nombre de los trabajadores. Y as¨ª, todos, liberales, fascistas, dem¨®cratas y comunistas, contribuyeron en la medida de sus fuerzas a que la contienda no dejara el camino libre a una aut¨¦ntica revoluci¨®n social, hecha como s¨®lo se pueden hacer las revoluciones aut¨¦nticas, de abajo arriba.
No conven¨ªa a los pa¨ªses capitalistas occidentales, porque muchos de ellos ten¨ªan importantes intereses econ¨®micos en Espa?a. No conven¨ªa a los fascistas por razones obvias. No conven¨ªa a los rusos sovi¨¦ticos para que no se abriesen otros caminos que los marcados con regleta y comp¨¢s por los jerarcas del Kremlin.
Y esto, que fue historia y que muchos pretenden que hay que olvidar, sigue teniendo vigencia cuarenta a?os despu¨¦s. Hoy a nadie sigue interes¨¢ndole un cambio en profundidad. Ni a las democracias, ni a los fascistas vestidos de liberales, ni a los sovi¨¦ticos. Al ¨²nico que pod¨ªa interesar e interesa es al pueblo. Pero el pueblo no cuenta... No ha contado nunca.
Esto es lo que he intentado denunciar en Por qu¨¦ perdimos la guerra. Denunciar la pasividad de las democracias, el doble juego de Stalin, m¨¢s interesado que en una victoria del pueblo espa?ol, en realizar un pacto con el fascismo, como qued¨® demostrado, finalmente, con el siniestro pacto germano-sovi¨¦tico, pacto que poco despu¨¦s fue roto, pero no por los rusos, sino por los fascistas alemanes, que iniciaron la guerra contra Rusia.
A Porqu¨¦ perdimos la guerra se le har¨¢n numerosas objeciones. Se dir¨¢, por ejemplo, que no es una pel¨ªcula objetiva. Y estoy de acuerdo, porque efectivamente no lo es. Es una pel¨ªcula absolutamente parcial. Parcial, en primer lugar, porque est¨¢ del lado de los vencidos, que nunca pudieron contar su historia. Porque no hay duda que la historia la cuentan los vencedores o los que disfrutan de la anuencia de los vencedores o, en ¨²ltimo extremo, unos pocos que, aun.habiendo participado en el bando perdedor, disponen de medios suficientes para hacer propaganda de lo actuado o borrar las traiciones cometidas con el silencio. No. Que nadie busque en Por qu¨¦ perdimos la guerra una versi¨®n imparcial y objetiva de aquella espantosa guerra nuestra. Es la versi¨®n de los vencidos, del gran vencido, el pueblo espa?ol. Porque yo tambi¨¦n puedo preguntar: ?A qu¨¦ llaman ustedes una versi¨®n objetiva e imparcial de la guerra civil?
Se dir¨¢ tambi¨¦n que es una pel¨ªcula anarquista. No es verdad. Yo comienzo por no ser anarquista. Soy s¨®lo un anticonformista. Y el anticonformismo es el estado natural del hombre, el indispensable para la evoluci¨®n -hacia adelante, se entiende...- Si al no conformismo como estado natural del hombre debe llam¨¢rsele anarquismo, es algo que merece quiz¨¢ ser tenido en cuenta y estudiado. Pero, por el momento al menos, los dos conceptos no figuran como sin¨®nimos.
Se dir¨¢n muchas cos..., pero ninguna importar¨¢ demasiado. La guerra civil es historia. Pero la historia es un pelda?o del futuro. Y el futuro es hoy... o un ma?ana muy pr¨®ximo.
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