Un grito en la tarde sevillana: "iCocorocooo!"
ENVIADO ESPECIAL?Co-co-ro-cooo! En el tendido de sol de la Maestranza hab¨ªa ayer un espectador que gritaba urbi et orbe la cr¨ªtica de cada toro, con m¨¢s afortunada s¨ªntesis que la que har¨ªamos quienes nos dedicamos al oficio: ?Co-co-ro-cooo! Y s¨ª, efectivamente, eso era lo que mand¨® el ganadero Antonio Ord¨®?ez con destino a la feria de abril: Co-co-ro-cco!, useas¨¦, la gallina.Y lo de su hija Bel¨¦n, para los rejoneadores, exactamente igual: ?Co-co-ro-coo! Gallinas con piel de toro, o m¨¢s si me apuran, por que puestos a disfrazar a las pac¨ªficas aves de corral, las metieron dentro de unos corpachones de torazo, a fin, digo yo, de generar mayores miedos en quienes hab¨ªan de ponerse delante y admirar a los que iban a verlo.
Plaza de Sevilla
Cuarta corrida de feria. Dos toros para rejones de Bel¨¦n Ord¨®?ez y seis para lidia ordinaria de Antonio Ord¨®?ez, grandes y serios; mansos a carta cabal y sin casta; todos pitados o abucheados en el arrastre.Alvaro Domecq: Tres rejones de muerte, pie a tierra, un desarme y rueda de peones (palmas y saludos). Joao Moura: Un rej¨®n en lo alto (oreja). Manolo Cort¨¦s: Estocada corta ca¨ªda (vuelta con alguna protesta). Bajonazo (silencio). Rafael Torres: Pu?alada baja con derrame (silencio). Cuatro pinchazos (aviso con un minuto de adelanto), pinchazo, otro hondo, y descabello (silencio). Gabriel Puertas: Bajonazo don derrame (palmas y saludos). Dos pinchazos y estocada (palmas).
Pero pronto perdieron los lidiadores respeto al g¨¦nero, y no digamos el p¨²blico, el cual, mediado el festejo, ya estaba m¨¢s que harto y abandonaba apresuradamente sus localidades, a codazos y todo. Muchos no se movieron, tambi¨¦n es verdad, pero fue porque se quedaron traspuestos. Los pocos que permanec¨ªan despiertos se dedicaban a silvar o a abuchear al ganado en varios pasajes de la lidia y, sobre todo, en los arrastres. Algo hab¨ªa que hacer para aguantar el tipo al lado de Macarena.
Una tardecita de abrigo, vamos, que debe agradecerse a Antonio Ord¨®?ez, y que no diremos fue la peor que hayamos visto jam¨¢s, pues siempre hay algo peor en la vida; aunque ahora, as¨ª, de repente, pues mire usted: no caigo en cu¨¢ndo pudo ser. Aparte de que los rejoneadores refrescaron un poco el sopor. Ambos estuvieron torer¨ªsimos, en cuando cab¨ªan frente a aquella media tonelada larga de carne que les correspondi¨® a cada uno. Los pares de banderillas de Domecq, en los medios -por ejemplo- fueron excelentes, y monumentales dos de Moura, con temple, quiebro y remate toreando. El cabaleiro portugu¨¦s se llev¨® de calle a la afici¨®n sevillana, merced a su t¨¦cnica de gran jinete y a su torer¨ªa.
Los de a pie, en sus turnos, hicieron cuanto pudieron, los pobres. Ya puede imaginarse qu¨¦: porfiar y porfiar y porfiar. Para nada, claro, pues en el balance de la denodada tarea apenas quedan unos derechazos -desde luego, fin¨ªsimos- de Cort¨¦s a su primero, a favor de querencia; alg¨²n natural de Torres, y tal cual pase de Puerta, quien, para mayor desdicha, result¨® atrapado por el mala¨²va del tercero y se llev¨® un volteret¨®n.
Sal¨ªan los productos del se?or Ord¨®?ez y ya se daban a conocer: escarbaban con fruici¨®n en la misma puerta del chiquero, y hasta buscaban hierba en la arena, los muy burros. El de Moura fue campe¨®n en la suerte de echarse el albero a los lomos. Lo dej¨® hecho un sembrao. El ¨²ltimo se tumb¨®, de sopet¨®n, en plena faena de muleta. Es que iba a poner un huevo. A este animal le tiraron almohadillas y le gritaron m¨¢s que a ninguno en el arrastre, para colof¨®n de la tarde alucinante.
El jaleo despert¨® a los que se hab¨ªan quedado dormidos y no sabemos si tambi¨¦n a los heroicos telespectadores que ver¨ªan el suceso por televisi¨®n. El que no se despert¨® fue don Florencio, que, corno saben quienes le conocen bien, sue?a en voz alta. Musitaba Don Florencio: ?Vivo sin vivir en m¨ª, y tan alta vida espero, que muero porque no muero?. Exacto: la gallina.
La televisi¨®n estaba all¨ª
La televisi¨®n estaba all¨ª. RTVE, ?siempre en primera l¨ªnea de los acontecimientos mundiales? -?es verdad tal cosa?-, excepto cuando se trata de los toros que o los margina u ofrece a los espa?oles que tienen en casa el aparato ese lo peor de lo peor. Por ejemplo, ayer.RTVE deber¨ªa dar a conocer al funcionario que decide los festejos que han de ser televisados. Se trata de admirar la mano que tiene para escoger aquellos que son un fracaso may¨²sculo. O quiz¨¢ sea que las c¨¢maras tienen gafe en los toros.
Quisi¨¦ramos convencer al lector que s¨®lo ve las corridas que retransmite RTVE de que la fiesta de los toros y eso nada tienen que ver. Televisi¨®n ofrecer¨¢ el jueves la corrida en que torean Curro, Paula y Cort¨¦s. Toquemos madera, pues ¨¦se es, precisamente, el cartel de m¨¢xima expectaci¨®n de la feria.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.