La gesti¨®n de Tarradellas, en entredicho

Varias decenas de miles de personas -posiblemente alrededor de las 60.000- se concentraron en la ma?ana de? domingo ante el palacio de la Generalidad de Catalu?a y sus proximidades, respondiendo a la convocatoria de la coalici¨®n senatorial Entesa dels Catalans. La nota m¨¢s significativa fue los silbidos de desaprobaci¨®n -y gritos de? mismo car¨¢cter- que mereci¨® la persona del presidente de la Generalidad, cuya intensidad fue comparable a los aplausos.

El acto p¨²blico del domingo, motivado por la festividad de San Jorge, patr¨®n de Catalu?a, demostr¨® lo que todo pol¨ªtico catal¨¢n reconoce hablando off the record y niega en p¨²blico: una clara p¨¦rdida de prestigio de la actual Generalidad preauton¨®mica y de sus principales figuras, concretamente de Josep Tarradellas.Lo que se vio de forma reiterada, el pasado domingo, por las calles de Barcelona, hubiese sido inimaginable el nada lejano 23 de octubre, d¨ªa en que Tarradellas fue clamorosamente recibido al regreso de su exilio por una multitud entusiasta que llenaba las calles de Barcelona. Anteayer, en cambio, el clima dominante era contrario a Tarradellas y los gritos contra ¨¦ste eran irreproducibles, como los que atacaban a la persona del presidente Su¨¢rez.

Entre los dirigentes de las fuerzas parlamentarias -todas ellas. no hay que olvidarlo. representadas en el Gobierno- dominaban intentos de sacar fuerzas de flaqueza. con comentarios casi coincidentes del tipo ?pod¨ªa haber sido peor? o ?aun estamos a tiempo de remontar el proceso?. Como valoraci¨®n de los silbidos contra Tarradellas sirva este hecho period¨ªstico: los Vespertinos de la cadena de Sebasti¨¢n Auger. que constituyen la izquierda del periodismo barcelon¨¦s. lo destacaban en sus respectivas portadas. mientras que el Noticiero Universal, del ex alcalde franquista de Barcelona Jos¨¦ Mar¨ªa de Porcioles ni tan siquiera alud¨ªa al mismo en sus informaciones.

En efecto, pod¨ªa haber sido peor. Para evitarlo los militantes de partidos parlamentarios -particularmente de centro-izquierda, es decir pujolistas- ocuparon gran parte de la plaza de San Jaime, donde se alza el palacio de la Generalidad, desde muy temprano. Ello impidi¨® que fuerzas extraparlamentarias -especialmente los partidos independentistas- hiciesen lo mismo. Al respecto, un senador por Barcelona inform¨® que gran parte de estos grupos, en la actualidad muy contrarios a Tarradellas, no pudieron llegar al centro de la plaza, por cuanto se hab¨ªan dado una cita previa, delante de la catedral, tan s¨®lo una hora antes de la concentraci¨®n -la una de la tarde- cuando la plaza resultaba inaccesible.

La prueba de fuego consisti¨® en la salida al balc¨®n de? presidente Tarradellas. Acto seguido, la primera divisi¨®n de opiniones -aplausos y silbidos- seguida de un breve parlamento, varias veces interrumpido tanto por silbidos, que normalmente iniciaban la interrupci¨®n, como aplausos, que intentaban desplazar a aqu¨¦llos. Los silbidos m¨¢s significativos se produjeron cuando Tarradellas aludi¨® a ?la confianza que ten¨¦is en nosotros?.

Dato tambi¨¦n altamente singular lo constituy¨® la frase con la cual inici¨® su breve discurso: ?El consejo ejecutivo y su presidente tambi¨¦n quieren el estatuto.? Ello hizo que un miembro de dicho consejo afirmara a EL PAIS: ?El que Tarradellas inicie el parlamento aludiendo al Gobierno catal¨¢n es algo in¨¦dito y prueba su preocupaci¨®n.?

Dentro de? texto de la intervenci¨®n -de menos de un folio- destaca la palabra esbojarramen, traducible por ?cualidad del alocado?. ?Nada de esbojarraments -afirm¨® Tarradellas, atribuyendo de hecho la cualidad de alocado a la l¨®gica decepci¨®n que domina en el seno catal¨¢n, despu¨¦s de asistir a un proceso preauton¨®mico de escasa o nula fertilidad.

Terminado el discurso y el obligado canto de Els Segadors, Tarradellas, el Gobierno catal¨¢n y los parlamentarios entraron en el palacio, no volviendo a salir al balc¨®n, hecho que increment¨® la decepci¨®n. Un eslogan repetidamente coreado por un grupo de vecinos del barrio de Sants resum¨ªa perfectamente la situaci¨®n y una actitud de importantes consecuencias: ?Los de Sants se van y no volver¨¢n.?

El problema, la dicotom¨ªa entre la calle y el Gobierno catal¨¢n, quedaba claramente planteado. In¨²til a?adir que todo permite afirmar que los partidos catalanes est¨¢n ahora muy poco deseosos de convocar manifestaciones. Es m¨¢s: en base a afirmaciones precisas y directas es justo escribir que, en general, los partidos parlamentarios ven el a¨²n lejano 11 de septiembre -festividad patri¨®tica catalana- como algo que les Intranquiliza. De nuevo, todo se?ala como gran vencedor de la confusa trayectoria catalana a Adolfo Su¨¢rez, ya que, a corto plazo, las querellas internas esterilizan la fuerza pol¨ªtica de sus enemigos en Catalu?a, mayoritaria el 15 de junio.