Los derechos de autor cinematogr¨¢fico y el control de taquilla
Recientemente un amplio grupo de ?autores cinematogr¨¢ficos?, es decir, de directores, guionistas y compositores convocaron una rueda de prensa para denunciar el comportamiento de los exhibidores, que se puede resumir en el impago de 530 millones de pesetas en concepto de ?derechos de autor?. Ese dinero no sale de los bolsillos de los exhibidores, sino de los espectadores, que pagan un elevado precio por su localidad y en el que va incluido una serie de impuestos, entre ellos el de los mencionados derechos, equivalente al 1,5 % de la recaudaci¨®n bruta de taquilla.Los exhibidores, a trav¨¦s de su Agrupaci¨®n Nacional, contestaron alegando que los autores espa?oles no han cobrado porque no han querido, que en varias ocasiones hab¨ªan puesto a disposici¨®n de la Sociedad General de Autores de Espa?a (SGAE) las cantidades se?aladas. Sin embargo, en la nota de respuesta del grupo industrial no se hac¨ªa la menor referencia al pago de derechos de autor de las pel¨ªculas extranjeras, algo que tiene m¨¢s importancia de la que aparentemente pueda parecer. Lo que los autores cinematogr¨¢ficos exigen es que se liquide una deuda que la normativa vigente se?ala con precisi¨®n. Los exhibidores han intentado ?regatear? con la SGAE la cantidad, eliminando de ella lo que les corresponde percibir a los filmes extranjeros. Los autores espa?oles se?allan que eso no es correcto, puesto que existen una serie de acuerdos internacionales en la materia, de tal manera que si Espa?a rompe, unilateralmente, dichos acuerdos, repercutir¨ªa desfavorablemente en los posibles derechos de autor que pueden percibir nuestros guionistas, directores y m¨²sicos cuando sus pel¨ªculas se exhiben en el extranjero.
En esta ocasi¨®n la raz¨®n, y tambi¨¦n la ley, es clara: el exhibidor tiene el deber de pagar ese porcentaje a la SGAE como marca la ley. No existen razones para negarse a pagar algo que ya se ha cobrado, salvo que las localidades de pel¨ªculas extranjeras fueran un 1,5 % m¨¢s baratas, ya que si los exhibidores se niegan a pagar los derechos de autor, no tendr¨ªa por qu¨¦ hacerlo el espectador. En cualquier caso, toda esta pol¨¦mica tiene la apariencia, al menos desde el punto de vista personal, de ser una ?cortina de humo?. El verdadero conflicto que en estos momentos viven los exhibidores y la Administraci¨®n es el del ?control de taquilla?, pieza clave de todo el entramado industrial cinematogr¨¢fico espa?ol.
El Ministerio de Cultura en varias ocasiones anunci¨® su decidido prop¨®sito de implantar un control de taquilla autom¨¢tico y racional, similar al que se sigue en Europa desde hace a?os.
Los exhibidores no parecen estar muy de acuerdo con ello y ponen todas las pegas posibles en todos los frentes imaginables con el fin de retrasar, si no revocar, los criterios administrativos. En declaraciones del titular de Cultura que pronto se har¨¢n p¨²blicas en este mismo diario se indica que en el pr¨®ximo oto?o, como muy tarde, el control de taquilla ser¨¢ un hecho. Eso esperamos todos por el bien del cine. Lo dem¨¢s son problemas menores.
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